Cuando cocinar mata
El fogón como herramienta para preparar los alimentos en México se ha convertido en un peligro para la salud de quienes lo utilizan, especialmente para las mujeres de las comunidades indígenas, pues desprenden una gran cantidad de humo que ellas respiran y que con los años les provoca diversas enfermedades pulmonares
Carlos Ramírez[kaltura-widget uiconfid=”41533382″ entryid=”0_g3e43j71″ responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /]
Hablaba poco, cada vez menos, a ratos parecía no estar. Doña Tomasa torteaba la masa desde hace horas en una estufa ahorradora de leña. Esa a la que le cuesta acostumbrarse, esa que la Embajada de Canadá junto con el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza A.C. (FMCN) le habían construido, pero que ella renegaba por preferir, como siempre, su fogón de tres piedras
“Pues sí trabajo con ella, pero no así que yo diga muy seguido, no por gusto, en mi casa no acostumbro porque no me gusta, me gusta más el fogón”.
Las estufas ahorradoras llegaron desde hace 9 años a la comunidad de Salvador Alvarado, en Yucatán, renombrado San Agustín por ser el santo de los no más de 200 habitantes, quienes conservan aún sus tradiciones y lengua.
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que unas 3 mil millones de personas en el mundo (40 por ciento de la población) cocina de esta manera, siendo las zonas rurales las que más concentran enfermedades pulmonares a causa del humo que se respira directamente más de tres veces al día durante todo el año.
Por su parte, cifras del INEGI muestran que la EPOC se encuentra entre las primeras 10 causas de muerte de los mexicanos, ocupando el quinto lugar en mujeres con 11 mil 140 defunciones tan sólo durante 2017
La EPOC encierra varias dolencias pulmonares crónicas y tiene diversos síntomas como silbidos en el pecho, la sensación de falta de aire (disnea) así como tos con o sin expectoración, los cuales se han presentado en 14.5 por ciento de los adultos de todo el mundo causando 3 millones de muertes al año.
Con modelos que se van perfeccionando, las ventajas de las estufas son principalmente la disminución en los daños a la salud y el ahorro de leña, ya que sus chimeneas canalizan el humo hacia el exterior del hogar donde se cocina, evitando que el hollín negro que se genera al cocinar a fuego abierto se quede en los pulmones de quienes realizan esta actividad.
‘O vives o torteas’
Doña Tomasa sabía que cocinar en fogón traía sus riesgos, desde que- maduras en sus piernas hasta accidentes de niños que caían sobre el fuego.
“Yo tengo un trastesito así como comal y lo pongo enfrente de mis pies para que no me queme o coloco un cubo de aluminio para que me defienda”, explica.
Marcela Chikilkumul, una de las mujeres que aceptó la estufa ahorradora, compartió que después de comenzar a experimentar gripa muy seguido y problemas con su respiración le dio una oportunidad a este proyecto.
“Muchos no lo quisieron porque no sabían cómo era. Pero es algo que es muy bonito, es como una estufa de gas. Con dos pedacitos de leña es suficiente, si pones una ollita de agua en menos de media hora ya está caliente. A mí me requete ayuda porque ya no me da catarro y el humo ya no me afecta”, comparte la beneficiaria.
Ella también cuenta que conoce a muchas personas que se han enfermado por respirar el humo, entre ellas su suegra.
“Conozco a varios que se han enfermado, mi suegra es una de ellas. Y yo sufrí mucho cuando me enfermé, sufrí mucho estando sin hacer nada, sólo mi hija me ayudaba y cocinaba, pero yo ya no podía tortear porque el doctor me lo había prohibido porque me podía morir”, lamenta Marcela.
“O vives o torteas, Marcela”, le sentenció el doctor; sin embargo, para ella hacer tortillas es vivir, ya que al igual que para muchos de los habitantes de San Agustín, las tortillas de tortillería no les gustan por su calidad.
“La tortilla de máquina no me gusta porque no me llena y sabe diferente. Al rato se echa a perder porque es de fábrica y no rinde, está toda flaca”, reclama doña Tomasa.
El Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) advirtió que de seguir la tendencia de exposición al humo de leña o carbón, dejando a un lado el tabaquismo, la EPOC podría colocarse como la tercer causa de muerte en el país para 2020
Fue en el año 2010 cuando el Fondo Canadá para Iniciativas Locales (FCIL) celebró su alianza con el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza A.C. (FMCN) para llevar a cabo el proyecto de las estufas ahorradoras de leña y ollas solares, como parte del programa Vida Rural Sustentable, mismo que se implementaría masivamente en los estados de Querétaro, Coahuila, Tabasco, Quintana Roo y Baja California Sur con 745 estufas y 824 ollas.
Actualmente el FCIL tiene presencia en 139 países: 48 en África, 32 en Asia, 31 en el Medio Oriente y el Norte de África y 28 en el Continente Americano y el Caribe.
Mientras que en México lleva casi 35 años financiando proyectos en los que convergen las prioridades del gobierno de Canadá como lo son las comunidades indígenas, la equidad de género, el medio ambiente y su relación con el cambio climático, razón por la cual este programa fue aceptado.
“El gobierno de Canadá, a través de este Fondo, financia proyectos de la sociedad civil, de gobiernos municipales en ocasiones y de universidades. Hay una convocatoria anual que se publica en la página web de la Embajada y se comparten las reglas para enviar una solicitud de fondos para que posteriormente se seleccionen por medio de un comité interno y se apruebe finalmente por el embajador”, explica Adriana Caudillo, Oficial de Medio Ambiente, Desarrollo y Salud de la Embajada de Canadá.
Las mujeres no pueden llorar
Cocinar en fogón no es una simple preferencia o costumbre, ya que los habitantes le han otorgado cábalas y significados personales que han entretejido una tradición al momento de cocinar a fuego abierto.
Una de las más comunes es hacerlo de esta manera para disimular el llanto y así poder desahogar las penas, ya que en muchas comunidades los esposos prohiben que la mujer llore dentro del hogar.
Otro de los rituales muy marcados en la comunidad es la iniciación de las niñas, ya que desde muy pequeñas se les acerca al fuego para que se acostumbren al calor, el cual será parte de su vida en las actividades del hogar.
Dulce Magaña, coordinadora de la cooperativa Túumben K´óoben (que en Maya significa nuevo fogón), organización con la que trabaja el Fondo Canadá y el FMCN para tener más cercanía con las comunidades, afirma que estas tradiciones son muy sólidas, lo que ha impedido en ocasiones que las mujeres acepten las estufas ahorradoras de leña.
“Cocinar a fuego abierto es parte de su vida ya que asumen que el fuego es un elemento que forma parte del hogar. En varias zonas, la estufa es vida en una casa con fogón, ya que al momento de que tú pasas por un hogar y ves que está saliendo humo significa que hay comida y que están cocinando, y eso es vida”, manifiesta Dulce.
Ella descarta que con las estufas ahorradoras se desplacen las tradiciones de los habitantes de la comunidad de San Agustín, pues “lo que más nos importa es el tema de la salud de las mujeres”.
ONG´S VS. programas del gobierno
La cooperativa Túumben K´óoben le ha dado seguimiento al proyecto de las estufas ahorradoras, tanto que han formado lazos de amistad e impulsado actividades culturales entre los habitantes tanto de San Agustín como de Chuhuás, en Quintana Roo, donde también han implementado el programa.
De acuerdo con Enrique Cisneros, del FMCN, las Organizaciones no Gubernamentales (ONG) llenan los vacíos que el gobierno no alcanza a cubrir debido a su lejanía con las comunidades más remotas del país.
El satanizar o ligar a las ONG a la corrupción para recortarles el presupuesto es un argumento sin sustento, de acuerdo con Cisneros, ya que los programas sociales del gobierno muchas veces no cuentan con seguimiento a los beneficiarios, mucho menos con la cercanía que brinda Túumben K´óoben.
Cisneros y Magaña criticaron el Programa Nacional de Estufas Ahorradoras de Leña que implementó en su sexenio el presidente Felipe Calderón, el cual no cumple con varias de las recomendaciones de instituciones y organizaciones del país especialistas en este tema, por lo que los habitantes las han arrumbado y dejado a un lado debido a la nula capacitación para utilizarlas y sus materiales frágiles.
“Cuando estaba Calderón se trajeron estufas ahorradoras de leña, hechas de aluminio, como si fuesen parrillas. Se entregaron a los habitantes, pero sin enseñarlas a usarlas ni regresaron a ver si las utilizaban. Por eso la gente de aquí las tiene arrumbadas o las usa para otra cosa como guardar leña”, señala Enrique Cisneros.
Aunado a ello, manifestaron que la política del presidente Andrés Manuel López Obrador, de entregar recursos directamente a los beneficiarios y desconfiar de las ONG´s, habla del desconocimiento que existe en cuanto al éxito que las experiencias locales han producido.
Resultados de una política internacional
Por medio de la evaluación y visitas locales a los beneficiados, el Fondo Canadá destacó que fueron más de 859 familias beneficiadas directamente con la adquisición y capacitación en el uso de ecotecnias, así como el empoderamiento de las mujeres y comunidades rurales sobre sus recursos naturales, uno de los ejes principales de la Política Feminista de Asistencia Internacional del Primer Ministro Justin Trudeau.
Las áreas de acción que tiene esta política, y que se cumplen con el proyecto de las estufas ahorradoras de leña son: Igualdad de género y el empoderamiento de mujeres y niñas como eje transversal; la dignidad humana y los derechos humanos; crecimiento que funcione para todas y todos; medio ambiente y acción climática; gobernanza inclusiva y democracia; paz y seguridad.
Para el periodo de 2017-18, el programa Vida Rural Sustentable volvió a recibir apoyo por parte del Fondo Canadá para implementar el proyecto “Capacitando a comunidades mayas de la región Puuc en el uso de ecotecnias y el manejo sostenible de sus recursos naturales”, el cual consistió en la introducción de estas técnicas en tres comunidades que incluían talleres y reuniones sobre la construcción y el mantenimiento de las estufas ahorradoras.
Finalmente, el resultado de ello fue la construcción de 17 estufas en las comunidades, en las cuales también los beneficiarios se convirtieron en promotores de este proyecto en su entorno, ya que algunos habitantes aún se mantienen reacios a abandonar sus costumbres.