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Entre los suyos, su nombre es sinónimo de justicia. Dice no temerle a la corrupción. Se le ha visto en cine pegando balazos a diestra y siniestra por las calles del norte del país. Hoy, su siguiente meta es dar un golpe a los políticos corruptos, pero desde el Congreso de la Unión.
Ella es Claudia Casas, actriz de películas del narco y candidata del Partido Encuentro Social (PES) a una diputación federal por Tijuana, Baja California.
Su imagen en las películas no coincide con la mujer que es en “la vida real”. Más conservadora de lo que se ve en pantalla, Claudia Casas se autodefine como una mujer con profundos valores. Está en contra de todo lo que huela a corrupción.
“Eso es lo que necesitamos en el Congreso: gente con carácter, gente con sus valores bien establecidos y eso es lo que aquí me tiene el día de hoy convencida de por qué hay que llegar ahí”, comentó Casas en entrevista con Reporte Índigo.
Al estilo de las estrellas del cine, con maquillaje recargado y cuidando en todo momento la expresión de su rostro y sus posturas, Claudia Casas no duda cuando se le cuestiona cómo es el quehacer político en su estado: es peor que las películas donde ha actuado.
Ella misma ha probado el poder corruptor de la mafia política de su estado. En el 2013, compitió por una diputación local por el partido Movimiento Ciudadano, misma que ganó por la vía plurinominal.
Sin embargo, una vez que se dio el resultado, ella representaba el único voto diferenciado en un Congreso dividido a la mitad: 12 diputados eran favorables al PRI y 12 al PAN.
Ambos bandos la buscaron para que se uniera a ellos. Al no aceptar, impugnaron su candidatura bajo la acusación de que había “embarazado” las urnas.
“Yo me le andaba escondiendo a todos los partidos. Me buscaban del PRI, del PAN, para hacer sus cochinos acuerdos. Yo estaba en un restaurante, festejando el cumpleaños de mi esposo, cuando supieron dónde estaba y me llegaron los del PAN.
“(Me dijeron) ‘te puedes quedar con Movimiento Ciudadano, pero atrás de ti va a estar el PAN. Firmas de que renuncias al 85% de tu salario porque el gobernador (Francisco “Kiko” Vega) tiene muchos compromisos, muchas promesas que cumplir’. Y la palabra fue: ‘sin Congreso no hay gobierno. Tenemos 12 del PRI, tenemos 2 del PAN, y tu voto vale lo que tú no te puedes imaginar. Si no, te la vamos a quitar’. Así como en las películas”, narró.
El Tribunal Electoral le dio la razón a sus detractores. Movimiento Ciudadano la desconoció como candidata y la autoridad electoral resolvió que no podía ejercer su cargo como ciudadana, sin ser cobijada por un partido político. Fue así que Claudia se quedó sin la posibilidad de llegar al Congreso de Baja California.
A pesar de todo, Casas nunca ha pensado en aplicar el mismo remedio que ha usado en películas como “El corrido de Chuy y Mauricio”, “Frontera Roja” o “El Mercenario”, donde con balas ha terminado con sus enemigos.
“Somos personas creyentes, somos personas que le tememos a Dios; entonces no somos personas que se atrevan a mentir, que se atrevan a robar, que se atrevan a matar, a ser parte de eso”, señaló.
Su familia y el cine
Claudia Casas va acompañada a todas partes por su padre.
Hija de una pareja de médicos que migraron a Tijuana cuando ella tenía apenas tres meses, la candidata creció conociendo el dolor de los enfermos y de las familias pobres de su nueva ciudad.
Estudió ballet desde los tres años y a los 18 se inició en la televisión. A esa edad, también entró a estudiar la carrera de medicina para cumplir el sueño de sus padres de tener una hija doctora. A media carrera decidió que eso no era lo suyo. Su vocación estaba en la televisión y el cine.
Comenzaron entonces las invitaciones para participar en películas con temática del narcotráfico, una parte de su carrera por la que ahora ha sido criticada y que sus adversarios han utilizado para relacionarla con actividades del crimen organizado.
“Yo podré matar en las películas, podré ser matona en las películas pero, en cuestión de mi carrera, desgraciadamente como estamos en México, entonces son narcopelículas. Arnold Schwarzenegger fue gobernador dos veces y a cuántos mata en las películas, ¿no?
“¿O acaso creen que Batman existe? ‘No pues es que mataba a un chorro Batman’. Discúlpame, pero se me hace una injusticia (…) Yo estoy convencida de que es actuación”, sentenció.
Para ella, su carrera en la actuación, en la política y su vida personal y familiar corren por caminos diferentes, aunque todas confluyen para dar forma a la mujer de 31 años que es hoy.
“Habemos mujeres, creo yo, con más pantalones que los hombres. Yo creo que las mujeres somos más entregadas y no nos dejamos. Soy una persona que no me dejo influenciar por nada y por nadie y no me intimida nada. Si a mí me llegan y me dicen y me amenazan, como ya me pasó, dije que no y aquí estoy”, comentó Casas.
Alejada de los reflectores y más cercana a la intimidad de su vida, Casas reconoce que es una mujer religiosa y que su fe la ha guiado por varios momentos.
Una de sus convicciones, dijo, es que los políticos deben dejar de gozar del fuero y rendir cuentas. Regresar lo que se hayan robado.
“Yo soy católica, soy creyente. Y no tiene nada qué ver lo que hago con las películas. Esa es mi carrera. Y yo soy una persona de valores y principios, gracias a mi familia.
”Hay que quitarle la máscara a los delincuentes, asesinos y corruptos que están ahí. Que han convertido a México en lo que estamos viviendo el día de hoy”, apuntó.
Va por planes sociales
Después de su mala experiencia en la elección del 2013, Casas recibió una invitación del Partido Encuentro Social –que tuvo su origen como partido estatal en Baja California- para ser candidata por el distrito IV federal, que abarca la llamada Zona Este, una de las más pobres de Tijuana.
Calles sin pavimento, colonias sin servicios y altísimos índices de inseguridad son los que se concentran en esta zona, a la que planea ayudar con programas sociales para que las mujeres retomen algún sueño o meta que hayan abandonado por dedicarse a su familia.
Así es como piensa llevar su incipiente carrera política hasta las calles de su distrito. Al oficio al que decidió entrar por temor al futuro que le espera a su hija, en un ambiente donde la corrupción domina la vida pública.
“Yo soy una mujer que temo, que realmente le temo a Dios; y que mañana cuando lleguemos ahí (al Congreso) lo que se necesita es eso, gente íntegra. Porque puede ser a lo mejor licenciados en Ciencias Políticas pero al llegar ahí se corrompen en dos segundos o antes de llegar ahí ya hicieron sus enjuagues.
“Entonces aquí en este partido necesitamos a personas que tengan valores y principios y por eso yo estoy aquí”, remató Casas.
El Partido Encuentro Social obtuvo su registro como partido político nacional en el 2014 y es identificado como un instituto político apegado a las iglesias cristianas de México.