No fue necesario ocultarlas ni hacerlas pasar por otro producto, como en otras ocasiones se hacen los envíos ilegales de armamento. Alguien, en Nuevo Laredo, llevó 40 cajas llenas de granadas a una oficina de paquetería y el envío estuvo cerca de concluirse.
El explosivo cargamento llegó a la Ciudad de México y fue recibido en una bodega de la empresa de paquetería Estafeta, ubicada en la colonia Industrial Vallejo, en la delegación Azcapotzalco.
Ahí, justo antes de que las 40 cajas fueran subidas a una camioneta para llegar a su destino final, autoridades policiacas realizaron una inspección de rutina y los perros de la Unidad Canina alertaron que había algo sospechoso en esos empaques de cartón que, a simple vista, no advertían de su peligroso contenido.
Al abrir las cajas de cartón, los elementos policiacos descubrieron que desde Tamaulipas habían viajado casi mil granadas de fragmentación; si las autoridades no realizaban este hallazgo a tiempo, las gradas habrían llegado a su destinatario, ubicado en la colonia Santa María Ticomán, en la delegación Gustavo A. Madero.
Los hechos ocurrieron el sábado 20 de enero y los primeros reportes indicaban que el total del envío era de casi 2 mil granadas. Sin embargo, el domingo la Comisión Nacional de Seguridad emitió un comunicado en el que aclaró que se trataba de 996 artefactos metálicos que no contenían ningún material explosivo, por lo que no representa riesgo para la sociedad civil.
La Secretaría de Seguridad Pública resguardará estas granadas, mientras las autoridades competentes realizan las investigaciones necesarias para deslindar responsabilidades.
El paquete, según la etiqueta de envío, salió de la empresa LPE Logistic Belden, ubicada en Nuevo Laredo, Tamaulipas.
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