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El Gran Premio de la Fórmula Uno en la Ciudad de México dejó como damnificados a miles de deportistas que utilizaban la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca.
La organización de este evento, operado por las empresas CIE y OCESA, restringió el uso de las instalaciones deportivas, propiedad del Gobierno capitalino, a las asociaciones y ligas de futbol que las utilizaban.
Las restricciones, que comenzaron desde las adaptaciones para la construcción de la pista, continúan a una semana que concluyó este evento automovilístico en la Ciudad de México.
Elementos de una empresa de seguridad privada, contratados por CIE y OCESA, impiden el acceso a las instalaciones de la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca.
Los guardias privados les informan a los deportistas que las instalaciones por lo pronto están cerradas y restrigen el acceso a los usuarios.
“El espacio está concesionado a Ocesa, no hay servicio”, les informan los guaridas a los deportistas.
Los usuarios insisten en hablar con la administración de la Ciudad Deportiva, a cargo del Indeporte, pero igual se les niega el acceso.
El complejo deportivo luce desolador: cientos de árboles talados y equipamiento deportivo destruido son los principales saldos que dejó la Fórmula 1 en estas instalaciones públicas.
“Los deportistas dónde quedamos”, reclama Víctor Roldán, integrante de la Comisión Deportiva del Movimiento Antorchista en el Distrito Federal.
“Ahora resulta que no vamos a poder utilizar las canchas porque Ocesa no da permiso cuando estas instalaciones son del Gobierno del Distrito Federal”.
El líder deportivo asegura que la concesión entregada a Ocesa de la Ciudad Deportiva afectó a miles de deportivas que utilizan este espacio para sus ligas y competencias.
“A los deportistas los están dejando sin ninguna instalación deportiva, eso es lo preocupante”.
“Aquí quien ganó fue la Iniciativa Privada, los que ganaron millones de pesos y ojalá hayan pagado sus impuestos”.
Manuel Yáñez, vicepresidente de la Asociación de Usuarios de la Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca, asegura que las instalaciones deportivas están prácticamente secuestradas por las empresas privadas que organizaron el Gran Premio de México.
“No nos dan acceso a las instalaciones a todos los deportistas”, dice Yáñez.
“Lo primero que hicieron fue destruir todos los sanitarios de Ciudad Deportiva. Ellos (los de Ocesa) no se preocupan porque tiene ellos sus propios sanitarios, pero toda la gente que viene aquí los requieren”.
Olga Vargas, presidenta de la Liga Intersemanal de Futbol Aztlán, denuncia que los trabajos que realizó CIE y OCESA para habilitar la pista dañaron a cientos de árboles que estaban en la Ciudad Deportiva.
“Hicieron una tala tremenda de árboles, al principio lo hicieron de noche, luego del día, nos rompieron porterías”, señala Vargas.
“Mis equipos juegan hoy, pero no los dejaron entrar”.
“Cargan la cobija para su lado y no les interesa a quién dejan destapado”, se queja la mujer.
Gran derrama… para otros
Uno de los principales reclamos de los deportistas de la Ciudad Deportiva es que la derrama económica que dejó el Gran Premio de México no se traducirá en inversión en este complejo.
“Las instalaciones que nosotros utilizamos no reflejan ningún beneficio. Es un trato discriminatorio. Nos tratan como personas de tercer mundo o que no tenemos ningún derecho”, dice Zenón Rodríguez, tesorero de la Asociación de Usuarios de la Ciudad Deportiva.
“No estamos en contra de los eventos que se realizan, pero sí de la parte tan desigual”.
Además de los deportistas, los otros afectados por la concesión a Ocesa de la Ciudad Deportiva para el evento automovílistico son los comerciantes que vendían sus productos en estas instalaciones.
“Ya no nos dejan vender”, se queja Martha Hidalgo, una de las comerciantes que se instalaban en esta zona.
“A ellos (OCESA) no les conviene que nosotros vendiéramos, porque vendemos a precios más accesibles y es por eso que cada evento que va a ver nos sacan para que no compitamos con los vendedores de Ocesa”.