El Tío Sam busca trabajo. Cada semana, las filas del desempleo en Estados Unidos se hacen más largas a causa del Covid-19, orillando a las personas a buscar ayuda del gobierno para enfrentar su actual situación.
El estornudo que comenzó en China hace unos meses se esparció rápidamente hasta el territorio estadounidense, donde ya se contabilizan más de 26 millones de trabajadores en paro.
La semana que terminó el 18 de abril 4.44 millones de personas desempleadas solicitaron beneficios al gobierno y aunque la cifra no es la mayor que se ha reportado en el último mes (la más alta fue de 6.86 millones hasta el 28 de marzo), la ola masiva de despidos puede costarle muy caro a Donald Trump, sobre todo en un año que busca preservar su lugar en la Oficina Oval.
Para frenar el ataque del enemigo invisible, como suele llamar a la pandemia, el republicano impulsó ambiciosos planes de rescate económico.
El primer cañonazo fue por el orden de 2 billones de dólares, un monto sin precedentes y que superó por mucho el estímulo de 800 mil millones de dólares que aprobó Barack Obama unos meses después del colapso financiero de 2008.
La potente inyección de recursos contempló alrededor de 500 mil millones de dólares para préstamos y apoyos por aproximadamente 350 mil millones de dólares para las pequeñas, medianas y grandes empresas.
De igual forma se incrementó el seguro de desempleo a 600 dólares por semana, así como los beneficios que se reparten de manera estatal.
El segundo cañonazo de ayuda lo aprobó la semana pasada la Cámara de Representantes de Estados Unidos por un monto de 483 mil millones de dólares. Este último paquete contempla más de 320 mil millones de dólares en fondos para el Programa de Protección de Cheques de Pago, que dotará de préstamos a pequeñas empresas.
La carta que está jugando el inquilino de la Casa Blanca es que su gobierno brinde la ayuda necesaria a todo aquel que lo necesite durante la pandemia, sean personas o empresas.
A pesar de que el presidente estadounidense aprobó desembolsos históricos, Iliana Rodríguez Santibáñez, investigadora especialista en temas internacionales del Tec de Monterrey Campus Ciudad de México, considera que la actual coyuntura pone a Trump en una situación de desventaja al ser año electoral.
No obstante, la académica asegura que el republicano aún cuenta con un as bajo la manga que lo puede rescatar en los comicios del próximo 3 de noviembre: su base de voto duro.
“Su base está contenta y si hoy fueran las elecciones probablemente tendría grandes oportunidades de ganar”, precisa la doctora en Derecho.
¿Desempleo es daño temporal?
Reportes de diversas firmas especializadas en Estados Unidos coinciden en que la pérdida de empleos de las últimas cinco semanas equivale al 16 por ciento de la fuerza laboral total del país.
Sin embargo, en los próximos días la tasa promediaría entre el 15 y 20 por ciento, un nivel no visto desde la Gran Depresión cuando se ubicó en 25 por ciento.
Los analistas de Oxford Economics ya pusieron una cifra de los puestos de trabajo que se perderán solo en el territorio del Tío Sam por la emergencia de salud: 30 millones durante este año.
La pandemia sacudió a la nación más poderosa del mundo y al comparar los apoyos solicitados por el Covid-19 con los picos más altos en la historia reciente de Estados Unidos, ninguno se le compara.
Cifras del Departamento de Trabajo muestran que en la semana que terminó el 12 de enero de 2008 las peticiones ascendieron a 322 mil. Más de un año después, el 28 de marzo de 2009, se ubicaron en 665 mil.
Aun cuando Donald Trump se enfrenta a la crisis más importante en lo que va de su administración y, al igual que muchos gobiernos, tiene las de perder, Luis Gonzalí, vicepresidente y senior de portafolio manager de Franklin Templeton Investment Services Mexico, reconoce que la situación que se vive en este momento es diferente a la del crack financiero de hace más de una década.
“El panorama es desafiante para el presidente de Estados Unidos y todo está jugando en su contra.
“La única ventaja que tendría es que el 85 por ciento del desempleo actual es temporal, es decir que una vez que se levanten las restricciones sanitarias muchas personas podrán recuperar sus empleos, contrario a lo que ocurrió en 2008, que la pérdida de puestos de trabajo fue permanente”.