Despedida sin gloria

Pasado mañana Felipe Calderón saldrá del Congreso de la Unión de la misma manera en la que entró: 

Por la puerta de atrás, en una aparición fugaz, y sin la gloria que suele venir con la victoria. 

Pasado mañana Felipe Calderón saldrá del Congreso derrotado. 

Porque dejó pasar la oportunidad que tuvo, a lo largo de seis años, de haberse legitimado a través del ejercicio de un buen gobierno. 

Porque creyó que a través de la guerra habría paz. Y que con el uso de la fuerza, habría seguridad. 

Félix Arredondo Félix Arredondo Publicado el
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Pasado mañana Felipe Calderón saldrá del Congreso de la Unión de la misma manera en la que entró: 

Por la puerta de atrás, en una aparición fugaz, y sin la gloria que suele venir con la victoria. 

Pasado mañana Felipe Calderón saldrá del Congreso derrotado. 

Porque dejó pasar la oportunidad que tuvo, a lo largo de seis años, de haberse legitimado a través del ejercicio de un buen gobierno. 

Porque creyó que a través de la guerra habría paz. Y que con el uso de la fuerza, habría seguridad. 

Porque nunca quiso entender, o no le explicaron bien, que la verdadera paz es fruto de la justicia. Y que la seguridad es una consecuencia lógica de la paz. 

Pasado mañana Calderón saldrá del poder, derrotado. 

Por su responsabilidad en los miles de desaparecidos y muertos durante su sexenio.

Por los que tuvieron que dejar su hogar huyendo de la inseguridad. 

Por los inocentes que fueron asesinados y clasificados como daños colaterales. 

Por los niños quemados de Hermosillo. 

Por los que murieron en el casino Royale de Monterrey. 

Por los estudiantes injustamente sacrificados en el Tec de Monterrey y en la Universidad de Ciudad Juárez. 

Por los millones de migrantes olvidados. Por los sacrificados de San Fernando. 

Por el bajo crecimiento económico. Por los millones y millones que no pudieron estudiar, ni tener una oportunidad de trabajo. 

Por los 12 o 15 millones de mexicanos que se volvieron  pobres y hambrientos a lo largo de su sexenio. 

Por el incremento de impuestos sin evidencia de un manejo honesto de los recursos públicos.

Por el incremento del gasto corriente. Por los 2.2 billones de pesos que aumentó la deuda. 

Por el imperio de la corrupción. Por la falta de transparencia del gobierno. Por el fortalecimiento de la impunidad. Por haber violado sistemáticamente los derechos humanos. 

Por haber consentido la perversión de la procuración de la justicia. Por el michoacanazo. Por el encarcelamiento injusto del general Tomas Ángeles y algunos otros generales. Por el encarcelamiento injusto también de Javier Herrera Valles, que salió absuelto por los tribunales. 

Por no haber castigado la simulaciones de Genaro García Luna. Ni las de Facundo Rosas. Como tampoco las de Luis Cárdenas Palomino. 

Por la adjudicación directa de Plataforma México. Por la simulación de los controles de confianza. 

Por haber dilapidado más de 184 mil millones de pesos en la Secretaría de Seguridad Pública.

Por lo que su “policía modelo” cometió en contra de dos agentes de la CIA y un capitán de la marina, en Tres Marías. 

Por haber consentido la operación de “Rápido y Furioso”. 

Por no haber querido ser presidente, y haber aceptado ser un simple gerente de los poderes fácticos. 

Por no haber terminado con los monopolios. 

Por haber perdido y hecho perder a su partido. 

Por haber perdido liderazgo de México dentro de la comunidad de países latinoamericanos.

Por su complicidad con la maestra Elba Esther Gordillo. Por la falta de una profunda reforma al sistema educativo. 

Por no haber tenido la humildad para reconocer que se equivocó y no haber tenido la valentía de pedir perdón.

Aunque ya no hay nada que hacer para borrar el pasado. En los últimos días de su gobierno Felipe Calderón parece estar desesperado. 

Le quiso cambiar el nombre a los Estados Unidos Mexicanos. Mandó una iniciativa para una reforma electoral. Y ayer solicitó que desparezca la figura del ejido mexicano. 

Probablemente ya se dio cuenta que el tiempo se le acabó. Que los tiempos del calderonismo, se terminaron. 

Estos son algunos hechos y cifras del gobierno que se despide, sin gloria, pasado mañana.   

El presidente de la policía nula 

Cuando Felipe Calderón andaba en campaña escribió que al final de su sexenio le gustaría informar que había logrado depurar el Ministerio Público y los cuerpos de policías federales.

Sin embargo, a pesar de que nunca antes se había destinado tanto dinero a la Secretaría de Seguridad Pública y a la Policía Federal, los índices de criminalidad en lugar de bajar, aumentaron. Y no hay noticias de una depuración policiaca. 

Mientras que en el sexenio de Vicente Fox el gasto en la Secretaría de Seguridad Pública ascendió a 39 mil 855 millones de pesos, en el de Calderón llegó a 184 mil 102. 

El reciente incidente de Tres Marías, en el que elementos de la Policía Federal son acusados de matar a dos agentes de la CIA y un capitán de la Marina, puso en evidencia el fracaso de del área de seguridad en su pretensión de crear un cuerpo de policía profesional y confiable. 

Más dinero, menos crecimiento 

A pesar de haber contado con más recursos que todos sus antecesores, Calderón tuvo el peor crecimiento económico en los últimos 25 años, en los que gobernaron José López Portillo, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Vicente Fox. 

La justificación de que la economía no creció por la crisis económica mundial resulta improcedente ya que además, en el 2009 México ocupó el último lugar en crecimiento económico en el continente americano. 

México creció menos que Haití.

Aumentó la deuda el doble que las reservas

Del 2006 al 2012 las reservas llegaron a 94 mil 709 millones de dólares, pero la deuda pública total aumentó el doble, en dólares. 

En seis años la deuda creció al equivalente a 176 mil 826 millones de dólares. (5.5 billones de pesos a 13 pesos por dólar).

Fue como pedir prestado para guardar la mitad del dinero.

Gobierno más rico y mexicanos más pobres

Ningún presidente de México recibió tantos ingresos como el panista que gobernó en este último sexenio. 

Los ingresos fiscales crecieron entre otras cosas por la creación de nuevos impuestos, como el IETU.

Y por el incremento de los precios del petróleo, los ingresos en estas exportaciones energéticas sumaron casi 6 billones de pesos, aproximadamente un 70 por ciento más de lo que obtuvo Fox.

Aunque durante el gobierno de Vicente Fox la deuda pública total aumentó de 2.06 billones de pesos a 3.17 millones de millones en términos del PIB, su peso relativo se redujo de 38.3 por ciento a 33.85.

Ante esta abundancia, y a pesar del exorbitante incremento de los ingresos petroleros, la deuda aumentó en 2.3 billones de pesos. 

En términos del PIB Calderón le heredará a Peña Nieto una deuda casi igual que la que Ernesto Zedillo dejó a Fox. 

Sin embargo, este incremento de ingresos no se tradujo en crecimiento económico. Tampoco en empleo. 

Al contrario, en el sexenio de Felipe Calderón el número de pobres creció explosivamente. 

Mientras en el resto de los países de América Latina los índices de pobreza se redujeron de acuerdo a estudios de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en México la pobreza creció bajo el mando de Calderón. 

A pesar que en el período de Ernesto Zedillo y de Vicente Fox los índices de pobreza se redujeron, para el 2007 la situación dio un giro radical. 

En diciembre de 2010 la Coneval reconoció que el número de pobres aumentó en los primeros cuatro años del sexenio en 12 millones de mexicanos. 

Algunos estudios como los del investigador José Luis de la Cruz, del Tecnológico de Monterrey, estiman que esta cifra aumentó a 15 millones al finalizar el sexenio.

En la edición 2012 del Panorama social de América Latina, elaborado por la Cepal, publicado apenas el miércoles pasado,  se reitera que mientras en Latinoamérica la pobreza bajó, en México aumentó. 

El presidente de los maleducados

En el Informe de Competitividad del Foro Económico Mundial (WEF) 2012-2013, México ocupa el lugar 118 de 144 respecto a la calidad de la educación primaria, en secundaria tiene el lugar 124 de 144. 

En el ranking de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) México ocupa el último lugar de los países miembros que forman parte de esta organización mundial.

Y en el estudio realizado por la OCDE titulado Panorama Educativo 2012, se muestra que en México el rezago educativo sigue creciendo, como también siguió creciendo en este sexenio el número de jóvenes que no estudian, ni trabajan.

Felipe no quiso y no pudo hacer nada realmente importante por el bajo nivel educativo de los mexicanos. 

Todo el mundo sabe que sin el apoyo de La Maestra Felipe Calderón jamás hubiera llegado a los Pinos. 

México un país de obesos

Poco o nada pudo hacer el todavía presidente de México para disminuir el número de niños y jóvenes mexicanos con obesidad o sobrepeso. En ambos casos los porcentajes son más o menos los mismos que en el 2006. Los gorditos mexicanos son la tercera parte de la población infantil y juvenil. 

Sin embargo, en el caso de los adultos, la situación es alarmante. Casi un 69 por ciento de los mexicanos tiene sobrepeso. 

Con un presupuesto muy superior al que Fox ejerció en Salud,  Calderón apenas pudo abatir ese índice en un 5 por ciento. 

¿Cobertura universal?

Teóricamente desde el 2010 no debiera haber ningún mexicano sin acceso a un sistema de protección en salud. 

Pero las cifras que divulga la presidencia no coinciden con los del Censo Nacional de Población realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). 

“En el censo es posible identificar a los derechohabientes a servicios médicos en instituciones de salud públicas o privadas, así como los que no tienen ese derecho. Entre 2000 y 2010 el porcentaje de población que declaró ser derechohabiente aumentó de 40.1 a 64.6 por ciento, es decir, 72.5 millones de personas”, señala el Inegi.

En consecuencia, si la población de México en el 2010 fue de 112 millones de habitantes, aún están fuera de cualquier sistema de protección en salud 30 millones de mexicanos, mientras informan que ya se ha alcanzado la cobertura total. 

Si el gobierno federal asignó el presupuesto para proteger a 55 millones de mexicanos, y 30 de ellos no están afiliados al sistema, ¿qué destino tuvieron esos recursos?

De presidente a gerente 

Calderón nunca quiso o nunca pudo enfrentarse a los poderes fácticos de la televisión. 

Su compañero de partido, Javier Corral Jurado, se lo recriminó así en una carta: 

“El duopolio televisivo es hoy más poderoso que hace seis años y Peña Nieto es el presidente electo. No podrás negar que esa candidatura fue construida por Televisa desde hace varios años. El partido ha estado perdiendo elecciones y uno de los factores fue la presencia de Peña Nieto apoyando al PRI. Tu debilidad ante Televisa se ha visto desde que eras candidato. ¿No te acuerdas de la Ley Televisa? ¿Cuál fue tu papel en su aprobación y cuál fue el mío ante tal intento de despojo a la Nación?” 

Tampoco hubo una tercera cadena de televisión que compitiera en la televisión analógica y digital.

En materia de telecomunicaciones, Felipe Calderón le canceló la concesión de la bandera 2.5 GHz a Joaquín Vargas, por no haber sacado del aire a la periodista Carmen Aristegui, crítica del gobierno y Televisa.

Gobierno fallido 

Durante el sexenio de Calderón cinco de sus amigos ocuparon el cargo de secretario de gobernación, sin que ninguno de ellos hubiese podido sacar adelante alguna reforma en los términos que el presidente hubiera querido.

Y es que, en realidad, el centro del poder nunca gravitó realmente en los Pinos, sino en las coordinaciones de las bancadas del PRI en las cámaras de diputados y senadores, así como en la dirigencia de ese partido.

Uno de los más vergonzosos momentos de los últimos seis años fue cuando se descubrió que el presidente del PAN, Cesar Nava, y su homóloga del PRI, Beatriz Paredes, firmaron un acuerdo secreto para que Acción Nacional se abstuviera de hacer alianzas con otros partidos en el Estado de México. 

El acuerdo secreto fue también suscrito por el secretario de gobernación Fernando Gómez Mont como “testigo de honor”.

Perdió el gobierno y al partido

Desde el inicio de su gobierno, en el 2006, el deseo de Felipe Calderón por controlar al Partido Acción Nacional desde la presidencia, se hizo evidente.

Antes de que concluyera el plazo del mandato de Manuel Espino, Calderón lo obligó a renunciar para imponer a Germán Martínez Cázares como un incondicional dirigente.

Para las elecciones del 2009 los hechos evidenciaron la mala decisión del presidente. El PAN perdió estrepitosamente la elección intermedia, así como las gubernaturas de San Luis Potosí y Querétaro.

Los albiazules también salieron derrotados ampliamente en lo que alguna vez se llamó “el corredor azul” que integran los municipios conurbados del Estado de México.

Encolerizado por los malos resultados, el mandatario impuso a César Nava. La situación no mejoró. Las decisiones equivocas siguieron. 

El desprestigio del gobierno también contagió al PAN. La derrota del 2012 fue la mejor demostración. Los albiazules perdieron estrepitosamente las elecciones, y su posición en las cámaras de diputados y senadores.

Son la tercera fuerza política de México. 

El presidente de los 70 mil muertos

Aunque para justificar su actuación Felipe Calderón ha sostenido una y otra vez que no es el culpable de la violencia que se disparó en su sexenio, sino sus antecesores, lo cierto es que siempre será recordado como el presidente de los 70 mil muertos y los 40 mil desaparecidos. 

Las cifras varían. No son exactas, ni pueden serlo. 

Sobre todo después de que Calderón dio la orden de no informar más sobre el tema, una vez que en enero del 2012 se dio a conocer oficialmente que el número de muertos ya sumaban 47 mil 515 según cifras de la Procuraduría General de la República (PGR).

La situación de violencia e inseguridad ha llegado a ser tan peligrosa que a 10 días de finalizar el sexenio, el gobierno de los Estados Unidos emitió otra alerta migratoria para que sus ciudadanos se abstengan de viajar a México. 

A lo largo del sexenio Felipe Calderón se mostró como una persona insensible al dolor de millones de mexicanos, excepto cuando se encontró por primera vez con Javier Sicilia en el Castillo de Chapultepec. 

Y ayer, miles de víctimas colaterales de la guerra de Felipe Calderón, marcharon por la Avenida Reforma para dejar constancia pública que los gritos de dolor y sus reclamos no fueron escuchados. 

México borrado del mapa

Aunque Calderón en los primeros meses de gobierno se hacía ilusiones de que rescataría las relaciones de México con los países de América Latina, que se habían deteriorado en el gobierno de Fox, lo cierto es que nunca pudo recuperar el prestigio que por años habíamos tenido en el concierto de los países de la parte hispana del Continente.

Respecto a la relación con Estados Unidos, Felipe Calderón simplemente dejó de lado cualquier otro asunto además de su obsesiva guerra en contra del narcotráfico. 

De no haber sido por el conflicto con Francia por el caso “Cassez”, probablemente los europeos se hubieran olvidado de la localización de México en el mapa. 

Las relaciones con Asia pasaron tan desapercibidas que lo único notorio en el sexenio de Calderón fue la promoción del gobierno Chino que hizo hace unas semanas Vicente Fox. 

Récord de “ninis”

El mismo que al iniciar su período se proclamaba “el presidente del empleo” puede agregar que  tuvo la tasa más alta de desempleo de los últimos cuatro sexenios. 

Como candidato ofreció una meta mínima de 6 millones de empleos nuevos en su sexenio. Sin embargo, en su último informe reportó la creación de 2 millones 240 mil empleos en los seis años. Le faltaron casi cuatro millones.

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