A partir del asesinato de José Eduardo Moreira, hijo del ex gobernador de Coahuila y ex presidente nacional del PRI, Humberto Moreira, los miembros del cartel de Los Zetas, presuntos autores intelectuales y materiales de este crimen, han empezado a caer, detenidos por las autoridades o a balazos.
Desde el 3 de octubre en que se conoció esta noticia, empezó a circular la versión de que el homicidio de este joven era una venganza por el asesinato de un sobrino de Miguel Ángel Treviño, el Z-40, de nombre Alejandro Treviño Chávez.
Solo cuatro días más tarde, el domingo 7 de octubre, tuvo lugar la muerte “incidental” de Heriberto Lazcano Lazcano, número uno de Los Zetas, a manos de una patrulla de la Marina Armada de México en Sabinas, Coahuila.
El pasado 31 de octubre, la SEDENA aprehendió en Monclova a Carlos Arnulfo Flores Flores, alias “El Flaco” o el “Fantasma”, de quien se aseguró era el jefe de plaza de los Zetas en Acuña, Coahuila, y presunto autor material del asesinato de José Eduardo Moreira Rodríguez.
La SEDENA informó entonces que Flores Flores fue instruido por Treviño Morales para ejecutar a Moreira Junior en respuesta por el asesinato de su sobrino, quien murió durante un intercambio de fuego con la policía estatal, en Piedras Negras, Coahuila, junto con otros cuatro criminales.
Además, junto con Flores Flores, fueron asegurados César Zapata Riojas, alias “El Nejo”, José Gumaro Esquivel Flores, alias “Gumaro”, y Carlos Emanuel Espinoza Sifuentes, alias “El Gordo”.
La Marina detuvo el pasado miércoles a Said Omar Juárez, alias “El Peluso”, a quien identificó como el jefe de plaza de Los Zetas en Saltillo, Coahuila, y ligado estrechamente con Miguel Ángel Treviño Morales, el “Z-40”, al mando de esa organización criminal una vez muerto Heriberto Lazcano, alias “El Lazca”.
Tropas de la Marina recorrían el Boulevard Galerías en Saltillo, Coahuila, cuando detuvieron a “El Peluso”, quien llevaba un paquete con 14 kilos y medio de mariguana, 22 bolsas de “piedra”, un fusil AK-47, tres cargadores, 140 cartuchos útiles, una granada, equipo de comunicación y un auto. Todo le fue decomisado.
El ansiado regreso a la normalidad
Fuentes civiles de Coahuila aseguran que, si en verdad las autoridades federales y estatales están decididas a acabar con Los Zetas y lo logran, la vida de la ciudadanía debería regresar a la normalidad, después de años de inseguridad, pánico generalizado y una creciente migración atribuible al miedo.
Deberían terminarse los “toques de queda” de facto y con otras restricciones, como la venta y consumo de bebidas embriagantes.
Hay que recordar que el Congreso estatal aprobó a principios de septiembre la ley para la regulación de la venta y consumo de alcohol que limita su consumo en 38 municipios.
Se prohibió en centros nocturnos, como casinos y “table-dance”. Además, durante los domingos, solo se vende de las 10 de la mañana a las dos de la tarde.
Los Zetas en Coahuila han sido acusados de secuestrar niños para venta de droga y halconeo, de asesinatos y extorsiones, y de montar una vasta red de corrupción que habría penetrado las estructuras de gobierno municipales, e incluso del empresariado.
Con la caída de Said Omar Juárez podría empezar el final de la presencia de este cártel en Coahuila.