El día del niño es una fecha en la que se busca reivindicar los derechos de los menores, uno de los grupos más vulnerables de la sociedad, sin embargo, un sector de este grupo social ve vulnerados sus derechos básicos por sus propios padres.
En México existen 5.3 millones de madres que en promedio tienen 2.3 hijos sin que su pareja viva en el hogar, es decir, son solteras, separadas o divorciadas.
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De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y del Instituto Nacional de las Mujeres, el 70% de las madres solteras cuentan con un ingreso fijo por salario y más del 67% de ellas no recibe pensión alimenticia, según lo establecido por la Primera Visitaduría General de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en mayo de 2011.
Los hijos de madres solteras dejan de recibir uno de sus derechos primarios, el pago de la pensión alimenticia, por lo cual, ante la evasión de la obligación legal, este grupo de menores caen en una situación de extrema vulnerabilidad.
Es común que una vez que la relación con la madre terminó, los padres dejen a sus hijos en el abandono, así lo demuestran las estadísticas dadas a conocer por organismos de derechos humanos, en donde se afirma que 3 de cada 4 hijos de padres separados no reciben pensión.
Así son niños que viven sólo con su mamá
La situación legal y económica de los menores, no es el único punto que los hace más indefensos, la ausencia de un papá o mamá podría provocar en algunos diversos problemas psicológicos, señalan especialistas en psicología.
Existe la posibilidad de los hijos de hogares monoparentales desarrollen conductas depresivas, estrés y algunos trastornos emocionales y psicológicos, debido a la baja autoestima que les produce sólo vivir con uno de sus progenitores.
De acuerdo con Psychology Today, prácticamente ninguna madre soltera cría a sus hijos completamente sola, ya que regularmente solicita la ayuda de los abuelos, tíos, vecinos y amigos de la familia, donde comúnmente, los pequeños buscan compensar la ausencia del padre “adoptando” una figura paterna de entre la gente que los rodea.
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En la vida diaria, lejos de lo que se dice en los libros, Lucero cuenta a Reporte Índigo cómo es el desarrollo de su hijo de tres años de edad. “Nunca me preocupó ser mamá soltera, el papá se fue apenas supo de mi embarazo y decidí seguir mi vida bajo esa condición, en general, nunca me importó lo que pensarán o dijeran de mi, hasta que un día mi hijo me preguntó por qué no tenía papá, me paralicé, no supe qué responder”, narra.
“Con el paso de los días, Luis me fue haciendo menos preguntas sobre su origen, comenzó entonces a ver en su tío la figura paterna, se volvió más cercano a él, fue ahí cuando comencé a darme cuenta de que la ausencia estaba afectando a mi hijo, a veces reaccionaba con violencia al verme llegar del trabajo, es un proceso largo y de acompañamiento, sin embargo, mi terapeuta siempre me ha recomendado no culparme ni tenerme lástima, no somos víctimas, sólo somos dos personas a las que les tocó vivir en una situación diferente a la establecida por la sociedad. Lo más importante es ver que mi hijo está sano, que aprende y que en nuestro contexto, sin compararnos con otras familias, es feliz”, comentó la madre.
