Algunos diputados y senadores ocupan un lugar en el Congreso de la Unión a pesar de tener solo estudios de primaria o secundaria.
En cuestiones de escolaridad, el Legislativo es un abanico diverso donde conviven las actividades de legisladores que tienen apenas estudios de primaria con las de quienes tienen estudios de posgrado en el extranjero.
Datos del Sistema de Información Legislativa (SIL) de la Secretaría de Gobernación revelan que en la actual Legislatura, dos senadores y tres diputadas tienen apenas estudios de educación básica –primaria o secundaria-.
Esto contrasta con los ocho senadores y 15 diputados que tienen estudios de doctorado, algunos de ellos hechos en el extranjero.
En el intermedio, el abanico también es diverso. Seis senadores tienen estudios de preparatoria, normal o técnicos; seis son pasantes de alguna licenciatura –o tienen estudios truncos-; 66 son licenciados y 40 tienen estudios de maestría.
En la Cámara de Diputados hay 14 normalistas, ocho con estudios de preparatoria y cinco con alguna carrera técnica. 31 pasantes de licenciatura; 273 licenciados y 110 con estudios de maestría.
Un total de 38 diputados de la LXIII Legislatura no dieron información sobre su formación profesional.
En legislaturas pasadas, se han presentado varias iniciativas para intentar establecer como requisito tener un título universitario para ser legislador federal.
Para Fernando Dworak, especialista en temas parlamentarios, la preparación de los legisladores poco tiene que ver con el desempeño que tengan en el Congreso de la Unión.
Un buen congresista, señaló, está en la expertise sobre las tareas legislativas del día a día y no en las aulas.
Con educación básica
Según los datos disponibles, en la LXIII Legislatura son cinco parlamentarios quienes solo tienen estudios de educación básica; sin embargo, esto no les ha impedido tener una larga carrera política –en algunos casos- conseguir un lugar en el Congreso de la Unión.
Uno de los casos se trata del senador priista Armando Neyra Chávez, quien solo tiene estudios de primaria, pero es uno de los líderes políticos y sindicales con más influencia en México.
Ha sido diputado federal cinco veces y una diputado local en el Congreso del Estado de México.
Desde su afiliación al PRI, en 1958, ha ocupado innumerables cargos en la estructura partidista, particularmente en la Confederación de Trabajadores de México por ser secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Industria Embotelladora.
Desde 2012 es senador de la República. Ha participado como promovente de 12 iniciativas, y solo ha presentado una por su cuenta, para hacer algunas modificaciones a la Ley Federal del Trabajo.
El segundo caso de un senador con estudios básicos es el del priista Isaías González Cuevas, quien incluso ha buscado la gubernatura de Baja California Sur.
Ha sido diputado federal dos veces. Su labor política principal ha estado en la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), a la que llegó por ser secretario general de la Unión Nacional de Trabajadores de la Industria Alimenticia.
Desde su llegada al Senado, en el 2012, ha sido promovente de ocho iniciativas, cuatro de ellas han sido presentadas solo por él.
En la Cámara de Diputados son tres las congresistas que cuentan con estudios básicos.
Una de ellas es Carmen Salinas Lozano, diputada por el PRI, que solo tiene estudios de primaria.
Su carrera principal ha estado en la actuación. El único cargo político que ha ostentado, según refieren los datos del SIL, es el de Embajadora de la Educación, cargo otorgado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) el año pasado.
Las diputadas de Morena María Chávez García e Irma López López, tienen estudios de secundaria.
En el caso de Chávez García, ha militado en la izquierda desde la década de los 70; en 1977 se afilió al Partido Popular Socialista. Trabajó después como auxiliar de un regidor en el municipio de Ecatepec, en el Estado de México, y como recepcionista en una sección del Sindicato de Trabajadores del Gobierno del Distrito Federal.
Ella llegó a la Cámara de Diputados por la vía de mayoría relativa; es decir, por el voto directo de los ciudadanos. Es legisladora por el distrito 7 del Distrito Federal, con cabecera en la delegación Gustavo A. Madero.
En el segundo caso, el de Irma López López, se trata de una de las diputadas plurinominales que llegó a la Cámara baja gracias al sorteo que Morena llevó a cabo para asignar sus candidaturas. De la tómbola salió su nombre para encabezar la cuarta circunscripción.
El único cargo en su trayectoria política es haber sido promotora de Morena en la delegación Iztapalapa.
Seis senadores y 27 diputados tienen estudios de educación media superior –preparatoria o equivalente-.
Uno de ellos es Carlos Alberto Puente Salas, coordinador de la bancada del PVEM en el Senado, quien ha reportado que solo tiene estudios de preparatoria.
En contraparte, el Congreso de la Unión tiene 23 parlamentarios con estudios de doctorado: ocho senadores y 15 diputados.
¿Subir los requisitos?
Para ser legislador, la Constitución Política no estipula que sea un requisito tener estudios superiores.
Esta situación ha tratado de ser revertida por algunos legisladores.
En el 2011, el entonces diputado Guillermo Cueva Sada, del PVEM, presentó una iniciativa para que fuera obligatorio contar con un título universitario para poder ser legislador.
“Se torna un asunto de interés nacional que los legisladores contemos con un grado de estudios que implique que además de nuestra experiencia empírica, talentos prácticos, sensibilidad política y otras virtudes que enriquecen la labor parlamentaria”, argumentaba la iniciativa, que fue rechazada en comisiones.
En el 2014, el entonces diputado panista Rubén Camarillo propuso que fuera requisito indispensable que, para ser presidente de alguna comisión legislativa, se contara con estudios universitarios.
Para Fernando Dworak, experto en temas parlamentarios y coordinador de Planeación y Operación Legislativa del ITAM, un congresista mejor preparado académicamente no siempre es el mejor en las tareas del Legislativo.
“No hay legisladores estándar. Estamos acostumbrados a un modelo de legislador en el que debe hacer iniciativas o presentarse en el pleno, pero son actividades que no tienen mucha importancia.
“No se requiere un legislador con carrera para muchas funciones del Congreso. Un legislador puede ser muy bueno en varios de los roles que deben jugarse en el Congreso y que no requieren estudios a veces. Por ejemplo, puede ser un gran presidente de Mesa Directiva, un gran coordinador de un grupo parlamentario, un gestor en su comunidad. No existe un requerimiento de perfil o de carrera para ser un buen legislador”, expuso el académico.
Dworak sostuvo que la reelección legislativa permitirá que los parlamentarios se vayan formando en la tarea del Congreso y se vaya reduciendo la curva de aprendizaje que quienes no tienen experiencia legislativa tienen al inicio de su gestión.
Una vez que entre en vigor la reelección inmediata de legisladores federales, en el 2018, el rostro del Congreso de la Unión va a cambiar, sostuvo Dworak.
“Vamos a tener un perfil de legislador muy distinto al que hemos estado teniendo”, comentó.
A partir del 2018, los congresistas federales podrán reelegirse por 12 años. Los diputados podrán buscar la reelección cuatro periodos consecutivos y los senadores por dos periodos.