Dirigir la izquierda con ‘fuerza serena’
Hace unas horas dejó su cargo en la Secretaría del Trabajo del Distrito Federal. Renunció para postularse como candidato a dirigir el partido del cual es fundador, el PRD.
Su paso por la dependencia capitalina fue breve –de apenas 10 meses, 10 días. Pero ese puesto al que Carlos Navarrete Ruiz llegó el 5 de diciembre pasado sirvió para comprender cómo se opera desde la administración pública, por donde nunca había pasado el exsenador, ex diputado y también exsecretario general de sol azteca.
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Hace unas horas dejó su cargo en la Secretaría del Trabajo del Distrito Federal. Renunció para postularse como candidato a dirigir el partido del cual es fundador, el PRD.
Su paso por la dependencia capitalina fue breve –de apenas 10 meses, 10 días. Pero ese puesto al que Carlos Navarrete Ruiz llegó el 5 de diciembre pasado sirvió para comprender cómo se opera desde la administración pública, por donde nunca había pasado el exsenador, ex diputado y también exsecretario general de sol azteca.
El trabajo “detrás de un escritorio” le permitió establecer contacto directo con los empleadores del DF, las cámaras empresariales y los sindicatos, entre otros. Y no obstante su efímera gestión Navarrete se dice “satisfecho” de lo logrado.
Destaca que impulsó proyectos de fomento cooperativo (apoyando a más de 250 cooperativas), programas de autoempleo y ferias laborales para lograr que la capital sea la generadora de más empleos en el país.
“Y lo logramos”, pues asegura que al mes de agosto en la Ciudad de México se crearon cerca de 97 mil empleos formales, que serán poco más de cien mil con los que concluirá 2013, gracias al sector privado.
Por tal motivo considera que deja una dependencia “caminando, para que mi sucesor pueda retomarla”.
El nombre de su relevo aún se desconoce, no se sabe si será de la corriente Nueva Izquierda a la que él pertenece. Eso lo definirá el “doctor Mancera” sobre quien, en la actualidad, se ciernen fuertes críticas.
Se le pide a Navarrete que haga un balance de la administración del titular del GDF, tras haber formado parte de su gabinete. En principio reconoce que puede haber “incomprensión” sobre su “muy peculiar” estilo de gobernar.
“A veces algunos quisieran un jefe de gobierno como Uruchurtu, de mano fuerte, mano dura, que tomara acciones intempestivas; yo creo que no”, opina. Y pide entender a este gobernante que ha enfrentado un complejo año.
Ahí están el caso “Heaven”; el conflictivo “1DMx” en el que la CDHDF probó al menos seis casos de tortura tras el operativo policiaco instrumentado en diciembre pasado; el polémico 2 de octubre, que propició críticas de organismos y defensores de derechos humanos por las tácticas empleadas por el cuerpo de granaderos; o el tratamiento a la protesta magisterial de la CNTE, que ha desquiciado a la capital.
“Ha sido un año complicado, pero creo que el doctor Mancera conduce bien los destinos de la ciudad, con mano serena, y pronto vamos a ver que es el estilo que la ciudad requiere”, sostiene Navarrete.
¿Sucesión tersa?
En su afán por conquistar la presidencia de su partido tal parece que Carlos Navarrete se desplaza en territorio amigo, con la balanza inclinada a su favor al cobijo de la Nueva Izquierda y “Los Chuchos”.
Él revira: “No lo creas, nunca están resueltos los temas del PRD”, y sostiene que no hay dados cargados en el PRD.
A los otros dos aspirantes a dirigir el sol azteca –Carlos Sotelo y Marcelo Ebrard– los considera gente importante de la izquierda mexicana que “tienen claros y obscuros, como yo, tienen experiencia política, como yo”.
El próximo 7 de noviembre el Congreso Nacional del PRD definirá las reglas y los tiempos para la elección de su dirigente y Navarrete espera se acaten sus resoluciones.
La propuesta de Ebrard de levantar una encuesta nacional para definir quién es el mejor aspirante a dirigir el PRD la tilda de “extraviada”. Y tampoco considera prudente hacer una encuesta entre los militantes perredistas.
“Las encuestas en el PRD se utilizan para elegir puestos de elección popular… Con todo respeto me parece esa propuesta está extraviada, hay que buscar mecanismos que permitan que los militantes se expresen, opinen y voten”, apunta.
Respecto a la polémica que genera entre los perredistas la participación en el Pacto por México señala que en 2012 decidieron terminar con la “anormalidad política” de contar una izquierda que no hacía valer su fuerza electoral, que era marginada o se automarginaba en las decisiones .
Dice que gracias a esta “mesa de negociación” han podido colocar demandas históricas de 1988 a la fecha.
“El Pacto no es un compromiso de que todos vamos en todo, eso no es cierto… en la medida que el Pacto sirva para tener coincidencias va a sacar iniciativas, en la medida que sean más las discrepancias que las coincidencias, esa mesa va a terminar”, precisa.
El perredista asegura que no hay un intercambio de reformas con acuerdos previos de por medio, como varios consideran. Y sobre el futuro y alcance del mismo opina:
“El Pacto no es un acuerdo permanente, no es una alianza con el gobierno, nosotros somos la oposición de izquierda al gobierno de Peña Nieto… no queremos que el PRI siga gobernando el país, queremos sacarlo del gobierno en 2018”.
En la charla con Reporte Indigo detalla cómo se mueve el PRD en distintos temas: impulsando una reforma en telecomunicaciones, replanteando la reforma hacendaria original, rechazando la reforma energética presidencial; defendiendo la conveniencia de crear un Instituto Nacional de Elecciones (INE) como parte de la reforma política.
A propósito de los legisladores que desde la Asamblea Legislativa capitalina se oponen al INE dice que “son quienes influyen en el Instituto Electoral del Distrito Federal… quienes quieren seguir designando consejeros a modo”.
Porque, dice, más que el jefe de Gobierno del DF quienes tienen más poder son las corrientes legislativas “que se sienten dueños de los consejeros electorales”.
Es cuestionado sobre si, en caso de ser el próximo líder nacional del PRD, dirigirá un partido solo para unas corrientes o buscará ampliar la base social de la izquierda que se ha fragmentado en tres fuerzas electorales, en especial el Morena de Andrés Manuel López Obrador.
Rumbo al 2018 Navarrete pretende dirigir un partido no solo “reuniendo a tus fieles” sino convenciendo a los electores que desde ahora “se están desencantando del gobierno de Peña Nieto y no quieren votar por el PAN”.
“Necesitan tener una fuerza confiable, una fuerza serena, una fuerza confiable, una fuerza responsable” que convoque a muchos mexicanos.
Y para que entiendan quienes tengan que entender, remata:
“No se construye futuro con furia, con coraje desbordado, con insultos hacia todos lados… no se consigue el respaldo de los mexicanos destrozando vidrios, bloqueando calles, tomando plazas”.