Donación de órganos ¿forzosa?… Senado y Cámara de Diputados lo deciden esta semana

Las reformas a la Ley de Salud establecen que todas las personas serán donadoras “tácitas” de órganos; es decir, que en automático tendrán que donar sus órganos en caso de que se les declare la muerte y estos puedan ser utilizados

Tanto la Cámara de Diputados como el Senado apuran la aprobación de reformas a la Ley General de Salud para cambiar el modelo de donación de órganos y que ahora todos los ciudadanos sean donadores, a menos que expresen lo contrario.

En la Cámara de Diputados el dictamen se encuentra en lista de espera para ser votado ya por el Pleno, donde ha encontrado resistencia en legisladores de todos los partidos.

En el Senado también se encuentra un dictamen para hacer estas modificaciones a la Ley General de Salud en el mismo sentido, mismo que iba a ser votado en la última sesión antes del periodo de Semana Santa, pero que tuvo algunas modificaciones de último momento que retrasaron la votación.

En ambas Cámaras el asunto se encuentra ya en lista de espera para ser votado esta semana.

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El asunto se ha retrasado por las dudas que subsisten en ciertos sectores de diputados y senadores sobre la forma en que la donación se convertirá en una obligación, a menos que se estipule lo contrario.

Sin embargo, quienes están a favor de los cambios señalan que las personas tendrán garantizado el respeto a sus creencias religiosas, a su condición de personas con capacidades diferentes o por pertenecer a comunidades indígenas.

Las reformas a la Ley de Salud establecen que todas las personas serán donadoras “tácitas” de órganos; es decir, que en automático tendrán que donar sus órganos en caso de que se les declare la muerte y estos puedan ser utilizados.

Esto, a menos que en vida hayan dejado voluntad expresa de no ser donadores. Es decir, contrario a lo que sucede ahora —en que las personas deben expresar que sí desean ser donadores — con el cambio ahora se deberá notificar que no se desea donar los órganos en caso de muerte.

Así, si una persona muere y no realizó la notificación de que no desea ser donador, su familia no podrá evitar que los servicios médicos tomen todo lo que puede ser útil para otros pacientes.

Hoy día, aunque una persona deje una carta en la que expresa su voluntad de donar sus órganos, son los familiares quienes tienen la última palabra para decidir si los órganos de la persona fallecida serán utilizados o no.

En 7 de cada 10 casos de muerte, los familiares deciden que no haya donación de órganos de su ser querido, lo que impide que se cumpla la voluntad de quienes sí quieren donar.

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