Ecoducto, homenaje al descuido
El Gobierno capitalino inauguró hace poco más de un año el Ecoducto Río de la Piedad, un parque líneal que costó 90 millones de pesos y que actualmente luce con signos de deterioro como áreas verdes marchitas, agua estancada y puertos USB inservibles
Erick MirandaEl Ecoducto Río de la Piedad, inaugurado a mediados de diciembre de 2017 con una inversión de poco más de 90 millones de pesos, es un ejemplo de la falta de mantenimiento que sufren las áreas verdes en la capital.
Localizado en el camellón elevado que divide el Viaducto Miguel Alemán, en el tramo que va de la calle Unión hasta la avenida Monterrey, este parque lineal de 1.6 kilómetros ha comenzado a exhibir signos de deterioro.
Vegetación seca y crecida, mobiliario arruinado y tramos inseguros son elementos comunes en el lugar, pese a que no tiene ni dos años de haber sido abierto.
Durante una visita al sitio, Reporte Índigo constató que la parte más afectada es la que se localiza del lado poniente, en el trazo que va de la avenida Monterrey a la de Medellín, donde las áreas verdes han comenzado a marchitarse y los espejos de agua lucen secos en su mayoría.
Flores marchistas y jardineras completamente en desuso imperan en el sitio, lo que se suma a las heces fecales que algunos perros dejan en el corredor peatonal.
Además, Ivonne Rodríguez, vecina de la colonia Narvarte, señala que aunque a las entradas del parque sí hay vigilancia, el lugar se vuelve solitario cuando oscurece.
Por su parte, Eduardo García, quien suele frecuentar el sitio en compañía de su perro “Marianito”, asegura que el parque podría tener una mayor iluminación de noche, ya que por zonas suele estar algo obscuro.
“Hay áreas que están medio mal porque sí les hace falta vegetación e incluso hay como unas albercas que están ahí secas. Aquí faltaría un plan de mantenimiento mayor que lo mantenga sustentable, sobre todo en épocas donde no llueve”, indica.
“Anteriormente había un poco más de seguridad y ahora sólo están en la entradas, por lo que creo que para un chica sí podría resultar intimidante caminar por aquí y más de noche”, añade.
En el pasaje comprendido entre las avenidas Medellín y Chilpancingo, la misma situación de descuido se repite, además de que al menos tres piletas con agua estancada yacen a su entrada, sumado a que en el área destinada a huertos urbanos hace falta tierra.
Aún cuando en el sitio fueron observadas cuadrillas de personal de limpia y mantenimiento, la señalética del parque ni la red eléctrica reciben servicio.
En la tercera parte del corredor, situada entre las avenidas Chilpancingo e Insurgentes, diferentes espacios dedicados a la vegetación están vacíos y en su lugar hay piedras que en algún momento funcionaron para adornar; no obstante, por zonas sí pueden hallarse plantas en buen estado.
Pese a todo lo anterior, en el cuarto tramo, que va de la avenida Insurgentes y hasta la calle Unión, la vegetación es abundante y verde, aún y cuando la pintura de las letras “CDMX” del acceso principal han comenzado a decolorarse.
Inaugurado a finales de 2017 por el entonces jefe de Gobierno local, Miguel Ángel Mancera, y como parte de las acciones para luchar en contra del Cambio Climático, el destino del Ecoducto Río de la Piedad es incierto.
Rescatar para sumar
El mantenimiento de cualquier espacio público, sobre todo si se trata de áreas habilitadas como es el caso del Ecoducto, debe estar a cargo de las autoridades en turno.
Independientemente de si se trata o no de un proyecto heredado de la administración pasada, ya que si no se estaría incurriendo en una desactivación de la zona, asegura Roberto Remes, experto en urbanismo y movilidad.
“Este proyecto, además de ser un corredor verde que simboliza un homenaje a los ríos y al a vegetación capitalina, tiene el propósito de interconectar a distintas zonas de las colonias Roma, Del Valle y Piedad Narvarte y eso es lo que debe procurarse ante todo y en las mejores condiciones”, dice.
Además del mantenimiento que requiere la paleta vegetal, algo que podría mejorar el espacio es la conexión del andador con los puentes peatonales que atraviesan el Viaducto, ya que se impulsaría un mayor uso y daría seguridad a usuarios y vecinos.
Ante el descuido en el sitio, es necesario pensar a la cuidad en un esquema de visión a futuro, ya que este tipo de proyectos mantienen viabilidad cuando se logran estructurar aspectos que pueden ir desde un progreso urbano hasta de desarrollo social, agrega.
La última controversia
Hace unos días, policías auxiliares redoblaron su presencia en las entradas del Ecoducto a fin de que bicicletas no circulen en el sitio por temor a que ocurran atropellamientos de peatones.
Ante dicha medida, ciclistas y usuarios de este parque lineal manifestaron su inconformidad a través de redes sociales por la restricción del acceso.
El especialista en urbanismo y movilidad Roberto Remes comenta que dicha orden es restrictiva y excluyente, ya que a través de ella se fomenta una fragmentación del espacio público, donde todos los agentes deberían ser bienvenidos y sin dejar de lado la responsabilidad individual de cada uno.