BAT: próxima amenaza

Desde la semana pasada, Wilbur Ross, el secretario de Comercio de Estados Unidos, emprendió una gira de relaciones públicas en diferentes medios estadounidenses. Ross, quien es el encargado de la administración de Donald Trump de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), emitió dos posicionamientos clave. Uno, que las negociaciones durarán alrededor de un año e iniciarán a finales del 2017. Dos, que México podría beneficiarse de este proceso de reapertura del tratado.

Rodrigo Carbajal Rodrigo Carbajal Publicado el
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En México, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, ha dicho que el proceso de discusión del BAT es un tema doméstico
La medida fiscal ha sido calificada por la opinión pública como ‘una guerra civil corporativa’ ya que dentro del sector empresarial han surgido opiniones encontradas
El impuesto de ajuste fronterizo tiene su origen en una propuesta del vocero de la Cámara de Representantes, Paul Ryan
Dentro de la propuesta fiscal de Trump, el BAT es la medida que no ha generado consenso generalizado al interior del Partido Republicano
El BAT desincentiva la salida de capitales de EU y su aplicación fortalecería al dólar
Las reglas de la OMC prohíben cualquier medida que privilegie las exportaciones domésticas a costa de la discriminación de las importaciones

Desde la semana pasada, Wilbur Ross, el secretario de Comercio de Estados Unidos, emprendió una gira de relaciones públicas en diferentes medios estadounidenses. Ross, quien es el encargado de la administración de Donald Trump de renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), emitió dos posicionamientos clave. Uno, que las negociaciones durarán alrededor de un año e iniciarán a finales del 2017. Dos, que México podría beneficiarse de este proceso de reapertura del tratado.

El peso reaccionó positivamente a las declaraciones de Ross. El viernes, la divisa mexicana se apreció 1.9 por ciento frente al dólar.
Luis de la Calle, un economista mexicano que fue parte de la delegación que negoció el TLCAN hace más de dos décadas, argumenta que los mercados, los analistas y el propio gobierno de Estados Unidos al fin entendieron que este proceso de renegociación cuenta con un estrecho margen para afectar de manera significativa a la economía mexicana.

Gran parte de la depreciación del peso que tuvo lugar durante el proceso electoral de Estados Unidos obedeció a la amenaza de Donald Trump de renegociar o cancelar el TLCAN. El posicionamiento reciente de Ross, marca un cambio de percepción que disipa la perspectiva de devastación que sugerían los mercados a principio de año, cuando el tipo de cambio alcanzó los 21.92 pesos por dólar.

Sin embargo, hay un elemento que aún pesa sobre las perspectivas de inversión, crecimiento y exportaciones de la economía mexicana: la negociación y aprobación de una nueva Reforma Fiscal en Estados Unidos, que será discutida en el Congreso y está fuera de la influencia directa de los negociadores mexicanos.
Las directrices principales de esta reforma incluyen una reducción sustancial de impuestos y la posible implementación de un impuesto de ajuste fronterizo (BAT, por sus siglas en inglés) que pretende actuar como un factor de equilibrio presupuestario.
Las consecuencias del BAT para la economía mexicana serían altamente disruptivas. De acuerdo con Chad Bown, investigador del Instituto Peterson de Economía Internacional (PIIE, por sus siglas en inglés), este impuesto representa un arancel de facto a todas las importaciones estadounidenses y un subsidio implícito a sus exportaciones.

El sector exportador juega un papel fundamental en el modelo de crecimiento e industrialización de México. El país se ha convertido en un destino predilecto de inversión extranjera directa de manufactura porque es una plataforma de exportación hacia EU.

Contra la OMC

Estrictamente, el BAT no representa un arancel, sino un cambio en la manera en que el gobierno cobra el impuesto sobre la renta a las empresas. En término simples, esta medida exenta los ingresos de exportación de las empresas de ser gravados y prohíbe la deducción de los costos de importación.

En ese sentido, la base gravable de empresas minoristas como Wal-Mart, que tienen altos costos de importación, se incrementaría de manera significativa. En cambio, la base gravable de empresas industriales o farmacéuticas, cuyos ingresos de exportación son muy superiores a sus costos de importación, se reduciría en gran medida.

Ann Harrison, profesora de economía en la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pennsylvania, advierte que el BAT es una propuesta con alcances masivos porque afecta a todos los socios comerciales de Estados Unidos y a todos los productos.
Las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) prohíben cualquier medida que privilegie las exportaciones domésticas a costa de la discriminación de las importaciones. Michael Knoll, profesor de la Escuela de Leyes de la Universidad de Pennsylvania, sostiene que “no hay ninguna manera en la que Estados Unidos pueda ganar este caso” ante la OMC.

No obstante, la semana pasada, el diario Financial Times reportó que tuvo acceso a un memorándum de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés) en el que se detalla que funcionarios de la administración de Trump preparan un plan para esquivar el método de resolución de disputas comerciales de la OMC.

Chad Bown estima que las reglas de la OMC le darían el derecho a los socios comerciales de Estados Unidos la capacidad de implementar medidas arancelarias de reacción por hasta 385 mil millones de dólares. La magnitud de esta sanción no tiene precedentes en el historial de resolución de disputas de la OMC.

México, que el año exportó bienes y servicios valuados en casi 300 mil millones de dólares, sería uno de los principales beneficiarios de esta resolución.

¿Ajuste automático?

Los promotores del BAT, entre los que se incluye el profesor emérito de la Universidad de Harvard, Martin Feldstein, sostienen que la medida tiene efectos neutrales sobre el comercio debido al ajuste del tipo de cambio.
El BAT desincentiva la salida de capitales de Estados Unidos, de modo que, en teoría, su aplicación implicaría un fortalecimiento del dólar que restaría competitividad a las exportaciones, neutralizando el efecto del subsidio implícito.

Asimismo, el aumento en el valor del dólar significaría un incremento en el poder de compra de los consumidores estadounidenses, sobre quienes recae la incidencia del este impuesto.

Sin embargo, Michael Knoll refiere que las implicaciones del BAT sobre el tipo de cambio son desconocidas, ya que aún no existe evidencia empírica de este tipo de medida. Es la primera en su tipo.

Algunos economistas temen que la apreciación del dólar será gradual, no inmediata, y que no será proporcional a la tasa de impuesto sobre la renta. Bajo este supuesto, el BAT tendría los efectos disruptivos a los que han hecho referencia sus críticos más asiduos, entre los que se incluye el Premio Nobel de Economía 2008, Paul Krugman.

Sin posicionamiento y sin consenso

En campaña, Trump prometió detener la salida de empresas estadounidenses, particularmente del sector manufacturero, a países con bajos costos de producción como México.

Aunque la administración de Trump aún no emite una propuesta formal ni completa de la Reforma Fiscal, en el discurso, el gabinete económico ha ofrecido un bosquejo de los objetivos y de algunos componentes de esta reforma, que es una de las prioridades del Presidente en el inicio de su gobierno.

De acuerdo con Knoll, el esquema fiscal actual de Estados Unidos incentiva la salida de empresas y la transferencia de ganancias de las compañías hacia el exterior.

La Reforma Fiscal pretende poner fin a esto mediante la probable aplicación de tres medidas: la reducción del impuesto corporativo del 35 por ciento a un nivel de 20 por ciento, un mecanismo de repatriación de capitales y el BAT.

Éste último representa el único componente que no ha generado un consenso generalizado al interior del Partido Republicano, que mantiene el control de ambas Cámaras del Poder Legislativo.

El BAT ni siquiera ha recibido el visto bueno de la administración de Trump.

Esta semana, el presentador de la cadena CNBC Larry Kudlow dijo que fuentes cercanas a la Casa Blanca dijeron que Wilbur Ross se oponía a la aplicación de este impuesto.

A través de Twitter, Ross desmintió la información diciendo que aún no tenía una posición al respecto.

El impuesto de ajuste fronterizo tiene su origen en una propuesta del vocero de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, uno de los líderes del Partido Republicano de quien se espera que actúe como contrapeso a la agenda del presidente Trump.

Sin embargo, esto pone de relieve la falta de definición y de coordinación, tanto en el Poder Ejecutivo como en el Partido Republicano.

En el Congreso, el partido en el poder aún no ha podido establecer un consenso en torno a la reforma del Medicare y Medicaid.

Analistas coinciden en que esto está drenando el capital político del presidente Trump, lo cual dificulta las perspectivas de aprobación del BAT, una medida que genera divisiones.

División corporativa

Las grandes corporaciones estadounidenses se han dividido en dos bandos y han iniciado una guerra de cabildeo tras bambalinas en Washington. Por un lado están las compañías minoristas y las firmas de refinación de petróleo que se oponen al BAT: Wal-Mart, Target, Gap, Nike y el grupo empresarial de los hermanos Koch son los mayores exponentes. Por otro lado, están las compañías industriales y farmacéuticas que obtienen la mayor parte de sus ingresos en el exterior y que apoyan el impuesto: Boeing, General Electric, Pfizer, Johnson & Johnson y Honeywell son las firmas más representativas.

El diario Financial Times describe este enfrentamiento como “una guerra civil corporativa”. Dentro del Partido Republicano, los mayores opositores al BAT se encuentran en el Senado. Tom Cotton y John Boozman, senadores por Arkansas, el estado sede de Wal-Mart, se han pronunciado en contra de la medida. Asimismo, David Perdue, senador por el estado de Georgia y exdirector general de la minorista Dollar General, es señalado como el mayor crítico del BAT al interior del partido del Presidente.

Los dos argumentos utilizados para respaldar esta posición descansan en la aseveración de que la incidencia del BAT recaerá sobre los consumidores estadounidenses y que su aplicación pudiera provocar una escalada arancelaria con los principales socios comerciales de Estados Unidos.

Asunto local, implicaciones globales

En México, el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, uno de los encargados de dirigir la renegociación de la relación bilateral con Estados Unidos, ha dicho que el proceso de discusión del BAT es un tema doméstico. Durante el sexenio de Felipe Calderón, el gobierno mexicano logró revertir una ley que prohibía la entrada de camiones mexicanos a Estados Unidos. Se utilizó una estrategia que combinaba un fuerte cabildeo con la imposición de aranceles específicos a productos de estados cuyos legisladores se oponían a revertir esta ley.

El consenso de analistas sugiere que, pese a la asimetría de la relación con Estados Unidos, México cuenta con las herramientas suficientes para presionar a su principal socio comercial. En juego están el dinamismo del sector exportador, el motor económico del país; así como la competitividad fiscal del país y su capacidad para atraer inversión.

Impacto del BAT y de la Reforma Fiscal en Estados Unidos

>> 385,000

Millones de dólares es el valor de los aranceles conjuntos que podrían imponer los socios de Estados Unidos si se aplica el BAT, según las reglas de la OMC

>> 35% a 20%

Se reducirá la tasa de impuesto corporativo en Estados Unidos, lo que representaría una pérdida de competitividad fiscal para México

>> 1 billón

De dólares sería la recaudación que generaría el BAT para Estados Unidos, según Michael Knoll, quien refiere que se trata de un impuesto de equilibrio presupuestario

>> 10

Por ciento sería  el arancel de facto aplicado a las exportaciones mexicanas si se implementa el BAT, según estimaciones de Chad Bown, del Instituto Peterson de Economía Internacional

>> 294,151

Millones de dólares fue el valor de las exportaciones mexicanas que se destinaron a Estados Unidos en el 2016, según cifras del Departamento de Comercio

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