A un mes de concluir su sexenio, Felipe Calderón anunció el descubrimiento de un pozo petrolero en Tabasco que podría contener entre 50 y 500 millones de barriles de reserva.
Agregó que durante su administración se invirtió más de un billón de pesos en Petróleos Mexicanos.
“Hace seis años recibimos una empresa cuya producción estaba en declive y hoy dejamos una empresa cuya producción está en crecimiento”.
Sin embargo, la producción de la petrolera no ha vuelto a los niveles alcanzados en gobiernos pasados.
“Mientras que el mercado de valores de México ha llegado a niveles récord recientemente, y se prevé que la economía crezca más del 3.5 por ciento en el 2013, más rápido que Brasil por tercer año consecutivo, la producción de Pemex se ha desplomado”, destaca el Financial Times en un artículo referente al estallido en el edificio B2 de la sede de Pemex.
“De un máximo de 3.4 millones de barriles de petróleo por día en 2004, la producción ha caído a cerca de 2.6 millones de bpd”, detalla el diario.
Bajo el título “Explosión de Pemex pone presión a la reforma energética”, el artículo de Ronald Buchanan y John Paul Rathbone se enfoca en la posible reforma promovida por Enrique Peña Nieto.
“Expertos dicen que sin una mayor inversión extranjera y tecnológica, México podría dejar de ser un gran exportador de energía dentro de seis años, a pesar de que se encuentra sobre prometedoras reservas en aguas del Golfo de México”, argumentan los autores.
Más adelante, incluyen dos cuestionamientos planteados por Duncan Wood, director del Instituto México del Centro Woodrow Wilson en Washington.
“Entonces, ¿qué significará la explosión de Pemex para el debate nacional sobre la reforma energética? Esta pone firmemente a Pemex en el centro de atención para un comienzo”, dijo Wood.
Y agrega, “Pemex debe modernizarse, de arriba a abajo, desde la exploración y producción hasta las prácticas básicas (…) ¿Reconocerán (ahora) los legisladores que Pemex se quedó fuera de época?”
Pero Buchanan y Rathbone no olvidan las palabras del Ejecutivo federal descartando la privatización, criticada por numerosos sectores y grupos de interés del país.
“Peña Nieto prometió no privatizar Pemex, pero quiere ampliar el papel del sector privado”.
Aún así, destacan que “ExxonMobil es una de las principales extranjeras que han dicho que estarían interesados en participar si la reforma energética sigue adelante. Todos los esfuerzos anteriores a la reforma de Pemex, que cuenta con cerca de 150 mil trabajadores y que provee al gobierno federal con un tercio de sus ingresos, han fracasado”.
¿Juego sucio?
El artículo habla también sobre la falta de claridad en la determinación de las causas del estallido el pasado 31 de enero.
“Aunque no hay indicios de juego sucio, los rumores de bombas y sabotajes se difundieron en las redes sociales, mientras que México incrementó la seguridad en los almacenes y unidades de producción de Pemex, las centrales eléctricas y aeropuertos nacionales”, destaca el diario.