Querétaro, Qro.- Durante el Encuentro Nacional de Legisladores del PAN, que se realiza en esta ciudad, el Presidente Felipe Calderón Hinojosa no encontró entre los asistentes la atmósfera adecuada para imponer su agenda partidista.
Entre sus prioridades estaba, claro, como él mismo lo deslizó antes, refundar al partido tomando el control de este proceso luego del desastre del 1 de julio, y además, colocar a sus fichas al frente de las fracciones parlamentarias en la Cámara de diputados (Luis Alberto Villarreal) así como en el Senado (Ernesto Cordero).
Pero no pudo. En primer lugar, la asistencia del primer mandatario a este evento en realidad no estaba contemplada en el programa del lunes 6. Así que llegó de improviso.
Algunos de los presentes justificaron la ausencia de su nombre en el programa argumentando ser un asunto de “seguridad”. Otros consideraron que Calderón se dio cuenta de que perdía más no estando presente, que asistiendo. Y vino.
Pero vino sin invitación abierta. Su discurso, alabado en todo momento por el senador virtual Javier Lozano Alarcón, explicaba que la palabra “refundar” no significa sino volver a los fundamentos, y no, empezar de cero.
El hecho de ofrecer explicaciones para recuperar la simpatía de los nuevos legisladores, quienes serán el rostro visible del PAN los siguientes años, significó desistir de imponer sus criterios por encima de los de otros grupos, o corrientes internas.
Noche bohemia azul
El objetivo de su presencia en este encuentro fue ademásapaciguar las animadversiones que ha suscitado su protagonismo en el PAN, luego de no parecer haber contribuido antes, a fondo, en las campañas. Caer bien.
Tan es así, que para tal fin trajo Calderón un acompañante: David Filio. Se trata de un cantautor amigo del presidente, con quien cantó a dúo, sonando la guitarra, algunas trovas cubanas y mexicanas. Puede verse un video al respecto en Youtube, que presuntamente habría subido un legislador: http://youtu.be/r19tgK9uFZ4
Así, la “refundación”, reconstrucción, reflexión o como quiera llamarse, del PAN, con Calderón se transformó en noche bohemia, peña de trovadores, acaso desconsolados por los resultados electorales en toda la nación.
No parecía haberse hecho un gran ejercicio de análisis de las causas del naufragio; en cambio, sí hubo el ánimo de echar la copa, brindar y acaso llorar las penas.
Por cierto, antes de irse en su potente helicóptero, el presidente Calderón aseguró públicamente a Reporte Índigo que nos daría una entrevista “con calma”, en los siguientes días…
Platicando “fuera de nota” con decenas de panistas, no hubo uno solo que pensara que Calderón debiera quedar fuera del proceso de reconstrucción del PAN, pero tampoco lo hubo quien quisiera que tal proceso fuera encabezado por el mandatario. Incluso muchos exigieron que bajara su perfil al interior del instituto fundado por Manuel Gómez Morín.
‘Observadores’ externos
El encuentro panista no solo fue una experiencia de autocontemplación ostracista, o incluso autoconsolación de penas y heridas electorales, según palabras de algunos ex gobernadores.
Hubo invitados del gabinete, panistas o no, para desarrollar análisis temáticos: de seguridad, con el exprocurador Arturo Chávez Chávez; fiscales, con José Antonio Meade Kuribreña, de Hacienda; de energía, con Jordi Herrera; de desarrollo social con Heriberto Félix, y de Educación con Rodolfo Tuirán.
Y hubo invitados expertos, que ayudaron a tener apreciaciones supuestamente objetivas. Uno de ellos fue el autor y ex canciller Jorge Castañeda Gutman.
Sus palabras fueron más bien de reconocimiento al sexenio calderonista. Y que ahora como oposición, habría dicho, el PAN tenía la oportunidad de hacer alianzas para cuajar reformas, laboral, económica y educativa.
Le pregunté a uno de los panistas asistentes si había cobrado Castañeda por su exposición, y respondió que no. Pero que la forma de pagarle era comprarle en bloque su libro “La Transición Inacabada” y repartirlo a los presentes.
Otros expositores fueron Rogelio Gómez Hermosillo, quien habló de la participación de la sociedad civil en los asuntos políticos y de la función que el PAN podría tener en tal vínculo. Y Jorge Alcocer.
El deber patriótico de ver el partido
No puede pasarse por alto que ayer, un día después de la hora bohemia con Felipe Calderón y Filio del lunes, el panismo reunido en la ex hacienda de Jurica tuvo otro “break”, éste para atender el partido de futbol olímpico entre México y Japón.
El partido lo vieron juntos Ernesto Cordero, Héctor Larios, Javier Lozano, Beatriz Zavala y decenas de legisladores entrantes.
Entre los más ascéticos resultaron Juan Carlos Romero Hicks, quien no se despegó de las mesas y páneles de trabajo en ningún minuto, y hasta Juan Pablo Adame, pese a que es muy aficionado al futbol.
Sólo después de esto es que el presidente panista Gustavo Madero encontró el respaldo público de 26 líderes estatales, quienes dijeron apuntalarlo en su cargo.
A la vez que hicieron un posicionamiento en el que solicitaron que la reestructuración del PAN sea democrática y con piso parejo.
Por cierto, la nueva presencia panista en las cámaras quedará reducida a 38 senadores y 114 diputados federales.
Mas si hay una sola cosa en la que todos coincidieron es en que el PAN seguirá vivo y en que se debe regresar a los preceptos que los fundadores inyectaron en la doctrina partidaria desde sus inicios.
Le pese a quien le pese.