Los segundos pisos en la Ciudad de México son una opción que dan las autoridades para resolver el problema de la saturación en el tránsito, pero no son rentables a futuro.
El Diagnóstico de Inversión en Movilidad en las Zonas Metropolitanas de México 2011-2015, publicado en 2016 por el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP, por sus siglas en inglés), afirma que construir segundos pisos no es una solución a la congestión vehicular porque solo inducen a tener más tránsito.
“Se llama tráfico inducido al nuevo y creciente tránsito de vehículos generado por las nuevas vialidades o su mejoramiento enfocado al uso del automóvil. Esto se debe a que el tráfico tiene una demanda creciente de espacio (entre más espacio se le procura, más se expande).
“Por ello al aumentar la oferta de las vialidades, el tráfico no hace sino aumentar, esto se debe a que una mayor oferta vial abarata el uso del automóvil en el corto plazo, por menores tiempos de recorrido y, con ello, menores consumos de combustible”, explica el estudio.
Sin embargo, añade el ITDP, el efecto positivo desaparece en el mediano y largo plazo por el aumento de demanda generado por los beneficios temporales.
“Se ha verificado la existencia de tráfico inducido en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM). Sus resultados muestran que cuando una vialidad permite reducir seis minutos a un viaje que solía tomarnos 60, se genera un aumento del 3.8 por ciento del volumen del tráfico”, detalla el documento.
Por lo cual, añade la organización internacional, las vialidades elevadas o segundos pisos tienen beneficios limitados temporalmente y la estrategia de construir más calles para reducir la congestión vial resultará algo negativo en seis o doce años.
Mientras que el índice TomTom, que mide los niveles de tránsito vehicular en el mundo, reveló que en 2018 la capital del país fue la metrópoli con más congestión vehicular a nivel internacional al presentar una saturación del 66 por ciento.
Respecto a los efectos económicos negativos, el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) ha estimado que el tránsito en las 32 ciudades más importantes del país, entre ellas la capital del país, genera pérdidas de 94 mil millones de pesos, esta cantidad se calculó por el tiempo que pasan los mexicanos en el tráfico y podría ser usado en desempeñar actividades económicas.