La presentación de la coalición electoral del Frente Ciudadano por México, integrado por PRD, PAN y Movimiento Ciudadano, ha marcado la agenda local. El elemento crucial será la designación de las candidaturas.
Los líderes partidistas argumentan que se decidirá un método para tal proceso, aunque su presidente nacional, Dante Delgado, precisó que se deberá hacer por medio de un acuerdo entre las fuerzas políticas. El caso de Jalisco se encuentra bajo el control del liderazgo local, reacio a entrar en una fórmula para la gubernatura, lo que en trascendidos se ha calificado como un “chantaje”.
En Jalisco, a pesar del peso que significa la figura de Delgado, quien tendría la última palabra es el líder fáctico, Enrique Alfaro Ramírez, posicionado como el mejor político para ocupar la silla de gobernador del estado. La balanza está de su lado, y lo sabe, tal como lo expresó el pasado 14 de noviembre a medios locales.
“Afortunadamente soy dueño de mi carta política. Yo no dependo de lo que diga un partido o no, o de lo que digan partidos o no, yo dependo de lo que me diga mi conciencia y de lo que la gente de Jalisco pudiera querer para nuestro estado, entonces yo tomaré una decisión en función de eso, por supuesto observando las decisiones que tomen los partidos respecto a este Frente”, dijo Alfaro Ramírez.
Suaviza el discurso
Con su discurso de oposición a los partidos tradicionales que han gobernado esta entidad, concentrados en la figura del PRI y el PAN, Enrique Alfaro podría encontrar en el Frente una coalición que choque con sus intenciones y la retórica que le permitieron llegar a Guadalajara como trampolín para la candidatura por la gubernatura.
Esta posición la ha venido cuidando desde que los cálculos políticos no le favorecieron en 2012, tras perder con el ahora gobernador Aristóteles Sandoval Díaz. Desde los últimos meses de ese año comenzó a suavizar su discurso y entablar diversas conversaciones y posteriores acuerdos con liderazgos de la entidad a las que previamente se había opuesto.
La balanza, que muestra que podría perder más que ganar, ha hecho que Alfaro exprese que el mejor camino que se puede tomar para la conformación del Frente es que Jalisco tenga una configuración diferente, en donde MC apoye la coalición a nivel nacional, pero que en lo local sólo se vote por el partido naranja con Alfaro como su mejor carta.
“El electorado jalisciense ya demostró ser muy sofisticado. Puede entender perfectamente que MC va solo en lo local, pero apoya al Frente en lo nacional”, dijo Alfaro en entrevista con La Política Online a inicios de este mes.
Escenarios PAN y PRD
Esto empalma con las intenciones del PAN nacional, expresado en la figura de su dirigente nacional, Ricardo Anaya, quien podría ser el abanderado del Frente y espera conservar los votos que pudiera atraerle el alfarismo y una alianza para que los jaliscienses voten en lo nacional a favor de dicha coalición.
Para la dirigencia nacional del PAN los escenarios le favorecen, pues aún cuando no vayan en fórmula local, podrían conservar los votos con un apoyo discursivo en lo nacional desde las candidaturas locales de MC, como el mismo Alfaro pretende que sea en 2018.
El PRD en el estado no es cosa menor, a pesar de su poca presencia en la entidad sigue siendo el satélite político del Grupo que controla la Universidad de Guadalajara, con el exrector Raúl Padilla López a la cabeza.
Por lo que una alianza con esta figura supondría que este partido entrara en el paquete de negociación. Por ello es que durante el foro Ciudadanos Opinan, realizado el pasado 9 de noviembre, los líderes de los partidos también incluyeron en el debate a Padilla López, quien ya se mostró abierto a una alianza local.
“Yo siempre he apostado a la suma de voluntades, de coincidir. Siempre he creído que la política es diversidad, es tolerancia, es entendimiento, es escuchar al otro.
“Lo que algunos critican que haya partidos con diversa ideología a mí me parece algo positivo porque puede derivar en una propuesta novedosa, acertada; si se diera en otros partidos sería mi misma opinión”, explicó Padilla López.
Negociar estabilidad
La alianza fáctica que desde 2015 se ha venido gestando entre el Grupo UdeG y Enrique Alfaro parece concretar en una alianza formal.
Desde que el liderazgo de la casa de estudios rompió con su principal aliado, el PRI, estos se volcaron a formalizar acuerdos administrativos y discursivos que los fueron acercando. Pues más que un peso electoral, la UdeG supone estabilidad para las administraciones, apunta Enrique Toussaint en su columna de El Informador.
“En esta ocasión, el grupo político de la UdeG buscará ir de la mano con Movimiento Ciudadano en un acuerdo que supondrá la integración de gabinetes, listas plurinominales, candidaturas a distritos locales y federales.
“Más que un peso electoral de amplia trascendencia, lo que negocia la UdeG es acceso a puestos a cambio de estabilidad política para el nuevo gobernador”, detalló Toussaint.
Nada está dicho aún y se está a la espera de la decisión de Enrique Alfaro, de quienes algunos se aventuraron en filtrar una posible candidatura sin partido, mientras que la dirigencia de MC lo calificó como una “jalada”.