El factor golfo

Nuevo León, Tamaulipas, Tabasco y Quintana Roo suelen ser entidades priistas. O al menos lo fueron hasta el primero de julio de 2012.

Porque en la última elección presidencial, el PRI arrollador de Enrique Peña Nieto perdió sorpresivamente en los estados del Golfo de México. Sus resultados fueron a contracorriente de las preferencias nacionales.

Los electores de esas entidades votaron a favor del PAN, el partido que se fue al tercer lugar en la elección nacional. Tabasco es el único estado donde el tricolor perdió frente al PRD. 

Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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Nuevo León, Tamaulipas, Tabasco y Quintana Roo suelen ser entidades priistas. O al menos lo fueron hasta el primero de julio de 2012.

Porque en la última elección presidencial, el PRI arrollador de Enrique Peña Nieto perdió sorpresivamente en los estados del Golfo de México. Sus resultados fueron a contracorriente de las preferencias nacionales.

Los electores de esas entidades votaron a favor del PAN, el partido que se fue al tercer lugar en la elección nacional. Tabasco es el único estado donde el tricolor perdió frente al PRD. 

¿Qué factores propiciaron que en los bastiones tricolores, enclaves en los que el PRI siempre dominó –con excepción de Nuevo León–, se diera un vuelco electoral de esa magnitud?

Algunos consideran que fue una reacción natural de la ciudadanía, que cansada de la ola de inseguridad que flagela a esas entidades, le dio la espalda al PRI en las urnas. Fue una forma silenciosa de decir: ¡Basta!

La disputa entre el Cártel del Golfo y Los Zetas por el control territorial alcanzó niveles tan dramáticos en esos estados, que los ciudadanos recriminaron la pasividad de los gobiernos tricolores.

Suponiendo que así haya sido, ¿por qué los electores le dieron su voto al PAN, el partido que quedó en tercer lugar en el resto del país? ¿Fue el premio para un gobierno federal azul que también ha sido incapaz de frenar la creciente ola de violencia en las entidades del Golfo de México?

Algunos culpan a las administraciones priistas por su pésimo desempeño.

Natividad González Parás y Rodrigo Medina son considerados los responsables de que Nuevo León, otrora un estado ejemplar y tranquilo, pasara a ser el amo y señor de los titulares internacionales en temas de inseguridad.

En Tamaulipas, la exhibición pública de presuntos vínculos de los ex gobernadores Tomás Yarrington y Eugenio Hernández con el narcotráfico, así como el homicidio del candidato Rodolfo Torre, dejaron una factura difícil de cubrir por Egidio Torre. Y el también cuestionado Manuel Cavazos Lerma perdió la elección senatorial.

En Quintana Roo se viene arrastrando el controvertido pasado del ex gobernador Mario Villanueva, hoy convicto en una prisión de Estados Unidos. Ni Félix González Canto ni Roberto Borge fueron capaces de frenar la oleada criminal en la entidad más turística del sureste de México.

Y qué decir de Tabasco, la tierra de Roberto Madrazo y López Obrador. La entidad siempre negada al PRD por fin fue conquistada por la izquierda cuando está a punto de concluir una cuestionada administración estatal. Otro factor es la resaca de Los Zetas.

Por eso es obligado analizar la situación de los estados del Golfo. Porque su comportamiento electoral atípico da lugar a presumir la existencia de factores externos que modificaron drásticamente el patrón electoral.

Porque no es gratuito que esto haya sucedido en las entidades donde ha habido asesinatos de periodistas, o donde se han registrado atentados a instalaciones de medios de comunicación, como Nuevo León y Tamaulipas.

En el resultado electoral del primero de julio no puede ignorarse una realidad. En Nuevo León, Tamaulipas, Tabasco y Quintana Roo se hizo presente el Factor Golfo. Analicemos.

Nuevo León

Hace tres años, la mayoría de los neoleoneses confiaban en que las cosas cambiarían en Nuevo León a raíz del triunfo del priista Rodrigo Medina. 

Sin embargo, la esperanza se convirtió en frustración. El joven gobernador ha sido incapaz de evitar la influencia de su papá en el gobierno, así como la del ex gobernador Natividad González Parás. 

Y es que para una gran parte de la población, la inseguridad creciente de los últimos tres años es responsabilidad del antecesor de Medina, quien terminó dividiendo la plaza entre el Cártel del Golfo/Los Zetas y el Cártel de Sinaloa/los Beltrán Leyva.

En la actual administración, la violencia se recrudeció con las nuevas alianzas Zetas/Beltrán Leyva y Golfo/Sinaloa. 

La permisividad, y hasta la participación de autoridades locales en el narco, fueron facturas que se cobraron en la elección 2012. 

Tamaulipas

Tomás Yarrington y Eugenio Hernández, ex gobernadores priistas de Tamaulipas, nunca pudieron garantizar seguridad a los tamaulipecos. 

En los últimos años, aumentaron como nunca la violencia y la inseguridad. Han sido frecuentes las fugas masivas de reos. Las autopistas a Reynosa, Laredo y Matamoros se han convertido en rutas intransitables, peligrosas. 

Y si el mundo entero se horrorizó por la masacre de migrantes en San Fernando, los tamaulipecos tenían razones de sobra para estar en shock. 

Para colmo, Rodolfo Torre, candidato priista a la gubernatura, fue asesinado en 2010. Hasta la fecha, el caso sigue abierto, y muchos presumen la participación del narcotráfico en este hecho.

Las autoridades locales no han podido lograr que Tampico deje de ser una de las ciudades con más altos índices de secuestros. 

Y durante la campaña, la puntilla fue que el Gobierno Federal y la candidata del PAN reiteraron que los tres últimos gobernadores del tricolor -Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington y Eugenio Hernández- tenían presuntos nexos con el narcotráfico.

El gobernador Egidio Torre, quien sustituyó a su hermano como candidato del PRI al gobierno estatal, está pagando facturas que no le corresponden. 

Tabasco

La presencia de los cárteles se dejó sentir en Tabasco, y el gobierno priista de Andrés Granier Melo no tuvo capacidad para contenerlos. 

La confrontación entre el Cártel del Pacífico y Los Zetas hizo de Tabasco un campo de batalla.

Y si se toma en cuenta que Tabasco es la entidad petrolera por excelencia en México, es fácil entender que la mezcla droga-energéticos es un excelente negocio.

Quizás por eso el PRI fue incapaz de retener Tabasco. Porque desde que Roberto Madrazo despojó a Andrés Manuel López Obrador de la gubernatura, los tabasqueños vieron crecer la inseguridad y la colusión entre autoridades y delincuentes. 

Quintana Roo

Desde los años 90, el tráfico de estupefacientes se intensificó en Quintana Roo. Sobre todo tras la captura de Osiel Cárdenas, ya que el entonces gobernador, Mario Villanueva, pretendió llevarse a esa entidad la sede del Cártel del Golfo.

Con el crecimiento explosivo de las zonas turísticas de Cancún y la Riviera Maya, también aumentó la demanda de drogas. 

Pero Villanueva pagó un precio muy caro por su osadía: después de estar preso en México, fue extraditado a Estados Unidos.

Durante la administración del ex gobernador Félix González Canto (2005-2011), la disputa de los cárteles por el control de plazas rentables llegó a Quintana Roo.

La violencia y la inseguridad se dispararon. Como en otros estados, las autoridades locales fueron rebasadas por el poder de los cárteles. 

Y su sucesor, Roberto Borge Angulo, ha sido incapaz de frenar la ola de secuestros y violencia.

LÍDERES EN SEGURIDAD
Por Rodrigo Villegas

Históricamente, Nuevo León, Tamaulipas, Tabasco y Quintana Roo han sido bastiones de gobiernos priistas.

Dada su ubicación geográfica y su proximidad con la frontera norte, estos estados se volvieron pilares de la ruta del Golfo de México para el trasiego de drogas. 

El dominio regional por parte del Cártel del Golfo (CDG) data de la década de los 60, cuando fue fundado por Juan N. Guerra en Matamoros, Tamaulipas.

El CDG se impuso como una de las tres organizaciones más poderosas del país bajo el mando de Osiel Cárdenas Guillén, quien fue arrestado en 2003. El capo hizo frente a los cárteles rivales mediante un grupo inicialmente conformado por 30 ex militares de las Fuerzas Especiales (GAFES).

Este brazo armado fue bautizado con el nombre de Grupo Operativo Los Zetas. Después de la captura de Cárdenas Guillén, esta facción se separó del grupo original y se consolidó como una nueva organización del narcotráfico. 

Desde entonces, las dos organizaciones han librado una cruel y sangrienta batalla por el dominio de toda la región noreste. Caracterizados por ser sanguinarios, su evolución multifacética los llevó a dominar zonas de alto valor comercial. 

Ciudades como Monterrey, Nuevo Laredo, Matamoros, gran parte de Tabasco y las zonas turísticas de Quintana Roo son disputadas por el Cártel del Golfo y Los Zetas. 

Los Zetas evolucionaron para convertirse en un competidor más en la lucha por el trasiego de drogas. Sin embargo, estos ex militares aprovecharon su conocimiento y organización para incursionar en otras actividades delictivas, como el secuestro, la extorsión (cobro de piso), la trata de personas y la piratería.

Las cifras

En Nuevo León, donde de acuerdo a datos de inteligencia oficiales Los Zetas controlan los principales municipios, la tasa de secuestro aumentó 5 mil por ciento en la última década.

Tan solo en 2011, esta entidad registró el mayor número de homicidios: 2 mil 3 casos. Y en segundo lugar quedó Tamaulipas, que para finales del mismo año tuvo 855 muertes violentas. 

En los últimos tres años, más de 12 mil migrantes fueron secuestrados en Tamaulipas. Fue así como se convirtió en la segunda entidad con mayor incidencia de este delito. El primer lugar corresponde a Tabasco.

Entre 2008 y 2011, Tabasco fue la capital mundial del secuestro.

Superó los 13 mil plagios, tanto de migrantes como de ciudadanos mexicanos.

Tabasco impuso un récord mundial en la historia del secuestro con una tasa de 247 plagios por cada 100 mil habitantes.

Por su parte, Tamaulipas, la entidad fronteriza que vio nacer al CDG y Los Zetas, es el segundo estado que registró el mayor incremento de homicidios entre 2000 y 2011: 619 por ciento.

También ocupa el primer lugar nacional en asesinatos y agresiones contra periodistas. Y más del 50 por ciento de los reos fugados de las prisiones de todo el país corresponden a Tamaulipas.

Reynosa, Matamoros y Nuevo Laredo son tres de las 50 ciudades mas peligrosas de México. De hecho, en 2011, Tamaulipas tuvo la tasa de secuestro más alta del país: 66 por cada 100 mil habitantes, lo que representa un aumento de 892 por ciento en tan solo 10 años.

El 25 de agosto de 2010, las imágenes de 72 migrantes que fueron secuestrados y asesinados conmocionaron a la comunidad internacional.

Nuevo León es víctima del cataclismo de la seguridad pública. Los Zetas consolidaron su dominio en Monterrey, que se convirtió en campo de batalla entre ese grupo delictivo y el Cártel del Golfo. 

En 2011, esta entidad ingresó al ranking de las regiones más violentas del mundo. Y su capital, Monterrey, pasó a formar parte de las 50 ciudades más violentas del orbe.

En 11 años, los homicidios aumentaron 1,528 por ciento en la capital industrial del país. Y en tan solo cinco años, entre 2006 y 2011, el incremento fue de 1,011 por ciento.

Monterrey ha sido escenario de dos de las peores masacres ocurridas en el país. La muerte de 52 personas en el Casino Royal, que fue incendiado intencionalmente, y el asesinato de 49 personas en Cadereyta.

En la tasa de secuestros, Nuevo León registró un aumento de 5,550 por ciento en 11 años. Y de acuerdo al Sistema Nacional de Seguridad Pública, es la entidad que ha tenido mayor incidencia de robo de vehículos en el último sexenio.

El estado peninsular de Quintana Roo, otro bastión priista que no logró brindar la victoria a su candidato presidencial, es una de las entidades que ha registrado mayores incrementos en la venta de drogas, extorsiones y secuestros.

La tasa de plagios aumentó 472 por ciento entre 2006 y 2011, y 11 víctimas de secuestro fueron asesinadas.

Así mismo, el estado turístico por excelencia es una de las entidades con más redes de trata de personas. 

De acuerdo a datos oficiales, esta entidad es controlada por Los Zetas.

Impacta la inseguridad

Los estados de la región del Golfo no lograron conseguir la mayoría de votos para el candidato tricolor Enrique Peña Nieto. 

Pareciera que el clima de inseguridad y la presencia de las fuerzas federales en la región influyeron en el razonamiento de los electores el pasado primero de julio.

Los Zetas se han convertido en el enemigo público número uno. Con el cobro de piso, intimidación, levantones, balaceras, decapitaciones y actos de corrupción, este grupo ha obligado al Gobierno Federal a redoblar la presencia del Ejército, la Marina y la Policía Federal en la región.

Pese a la virtual alianza entre la Federación de Sinaloa, los Matazetas y el Cártel del Golfo, Los Zetas han mantenido el dominio en la mayoría de las plazas en disputa.

La guerra entre facciones delictivas se ha recrudecido,

y la violencia va en aumento. Pero durante los 90 días de las campañas electorales, fue notoria la reducción de los delitos de alto impacto.

Reportes actualizados indican que existe discordia al interior de Los Zetas. Y que el bajo perfil que mantuvo el económicamente poderoso Cártel del Golfo pudo haber sido una estrategia para estar fortalecido en el escenario postelectoral.

El registro del Sistema Nacional de Seguridad Publica ha publicado los resultados de evaluación policiaca del año 2011.

Evaluación policiaca

Nuevo León es uno de los estados con más policías estatales, pero solo el 24 por ciento de ellos han sido evaluados. En Tamaulipas, ese porcentaje baja a 20. 

Tamaulipas se ubica entre las tres entidades que tienen mayor presencia militar en todo el país. Esto se debe a la ineficiencia de las policías locales. Y a esto hay que agregar que diversos municipios ya ni siquiera tienen una policía propia. 

Las autoridades estatales han llegado al extremo de declarar el Estado de sitio ante la incapacidad de las policías para hacer frente al crimen organizado, cuya conducta es tipificada como insurgencia criminal.

En los narcomensajes que dejan los cárteles para intimidar o comunicarse con la sociedad, se acusan mutuamente de atentar contra la sociedad civil. En la mayor parte de estos mensajes, el Cártel del Golfo inculpa a Los Zetas de no tener respeto alguno por la sociedad. 

En los cuatro estados del Golfo analizados, predomina la aversión de los ciudadanos hacia Los Zetas. 

Y si a este factor se suma la hipótesis de que un porcentaje de la población asocia el incremento de la violencia en sus estados con Los Zetas y los gobiernos priistas, el triunfo de Josefina Vázquez Mota en esas entidades podría ser producto de ello.

También es determinante la presencia de las fuerzas federales de seguridad porque los ciudadanos la relacionan con la mejora relativa de su calidad de vida. Y esas corporaciones son vinculadas con la estrategia implementada por el gobierno federal panista.

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