Además de los aspectos técnicos e ideológicos, el Presidente Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores incorporaron un componente moral a la discusión sobre la reforma energética al señalar los supuestos actos de corrupción que llevaron a su aprobación. Para esto, la figura de Emilio Lozoya, hoy en prisión preventiva, se volvió crucial para mantener a la opinión pública a su favor.
En julio de 2020, luego de que el exdirector de Petróleos Mexicanos se acogió al criterio de oportunidad de la Fiscalía General de la República, el primer mandatario aseguró que “hay pruebas” de los sobornos entregados a legisladores para aprobar la reforma energética de 2013. Si bien en aquel momento descartó presentar una contrarreforma.
Para inicios de 2021, López Obrador anunció su propia reforma energética. Rafael Barajas, “El Fisgón”, director del Instituto Nacional de Formación Política de Morena, la defendió en marzo, cuando declaró a Carmen Aristegui que esta corrige la del sexenio anterior, de nuevo haciendo hincapié en su aprobación por corrupción. Discurso vigente entre simpatizantes del presidente.
En entrevista con Reporte Índigo, Juan Manuel Aguilar Antonio, investigador del Centro de Análisis de Seguridad con Democracia, comenta que Lozoya seguirá siendo un factor para que López Obrador mantenga a la opinión pública del lado de su iniciativa. Aún cuando éste perdió su criterio de oportunidad y ahora enfrenta en prisión preventiva su proceso por los supuestos sobornos recibidos de Odebrecht y la compra de Agro Nitrogenados, casos distintos a los de la reforma.
“El presidente está jugando bien esta carta, hay una colaboración muy específica en el caso concreto de la Fiscalía General de la República y la agenda política del Ejecutivo federal. Podría ser un elemento importante el arresto de Lozoya, vinculado al hecho de que se va a permear en próximas fechas lo mal que fue ejecutada esta reforma, los intereses que había detrás”.
Apuntando que lo único que le juega en contra a López Obrador son los tiempos del periodo legislativo y que habrá una negociación “más cruenta” con las fuerzas opositoras, Aguilar Antonio recuerda que ya usó el discurso anticorrupción para desmantelar instituciones enteras surgidas en sexenios anteriores, mencionando a la Policía Federal y al Seguro Popular como ejemplo.