El factor Margarita

La sucesión en la dirigencia estatal del PAN confirmó el surgimiento de un nuevo liderazgo, que esta semana contribuyó a conseguir lo que parecía imposible dentro del panismo de Nuevo León.

Se trata de un acuerdo de unidad entre dos grupos antagónicos en el PAN: la nueva cúpula albiazul y el panismo tradicional.

Margarita Arellanes, alcaldesa electa de Monterrey, está emergiendo como una nueva lideresa cupular  y un factor de unidad entre los grupos antagonistas que desde hace 10 años se descalifican mutuamente.

César Cepeda César Cepeda Publicado el
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La sucesión en la dirigencia estatal del PAN confirmó el surgimiento de un nuevo liderazgo, que esta semana contribuyó a conseguir lo que parecía imposible dentro del panismo de Nuevo León.

Se trata de un acuerdo de unidad entre dos grupos antagónicos en el PAN: la nueva cúpula albiazul y el panismo tradicional.

Margarita Arellanes, alcaldesa electa de Monterrey, está emergiendo como una nueva lideresa cupular  y un factor de unidad entre los grupos antagonistas que desde hace 10 años se descalifican mutuamente.

El rol que asumió Margarita Arellanes en el proceso para designar a quien será  el nuevo presidente del Comité Directivo Estatal del PAN fue protagónico y crucial.

La alcaldesa se opuso a la candidatura de Mauro Guerra, que era impulsada por el senador Raúl Gracia, uno de los líderes de la neocúpula albiazul, lo que provocó tensión entre los dirigentes de la llamada Santísima Trinidad.

El veto que aplicó Arellanes a Mauro Guerra forzó al panismo de Nuevo León a buscar un candidato consensado entre los diferentes liderazgos del PAN.

Finalmente estas negociaciones concluyeron en la candidatura del panista José Alfredo Pérez Bernal, síndico electo en la planilla de Margarita Arellanes, quien este mes sustituirá a Sandra Pámanes de la dirigencia estatal por los próximos tres años.

La candidatura de Pérez Bernal logró el respaldo tanto de la neocúpula encabezada por Fernando Larrazabal, Zeferino Salgado y el mismo Raúl Gracia, así como el de panistas tradicionales como los ex gobernadores Fernando Elizondo, Fernando Canales y el ex secretario general de gobierno José Luis Coindreau.

El acuerdo se cerró la tarde del lunes en una reunión donde estuvo presente Larrazabal, Salgado, Gracia, además de Arellanes y Sandra Pámanes.

La foto del registro de Pérez Bernal el miércoles es una imagen que tenía años de no darse: Fernando Canales, Fernando Elizondo, José Luis Coindreau, Tere Madero, todos a un lado de Zeferino Salgado, ex alcalde de San Nicolás y líder de la neocúpula albiazul.

Eso sí: no estuvieron presentes en el evento el senador Raúl Gracia ni tampoco el ex alcalde de Monterrey Fernando Larrazabal.

La oposición que manifestó Arellanes contra Mauro Guerra obedeció principalmente a las diferencias que tuvo con con Yolanda Villarreal, madre de Mauro Guerra, quien la sustituyó este año en la delegación de la Sedesol para que pudiera contender por la alcaldía de Monterrey.

La madre de Mauro Guerra despidió a panistas que formaban parte del grupo de Arellanes, una vez que tuvo el control de la delegación de la Sedesol, lo que generó resentimientos.

Estos rencores marcaron el destino de Mauro Guerra, quien tuvo que conformarse con la secretaría general del partido, cargo que actualmente ocupa Arnoldo Ledezma.

Margarita Arellanes jugó sus cartas en el proceso de renovación de la dirigencia.

La mitad de los consejeros estatales del PAN, que integran el Consejo Estatal, órgano que elegirá al nuevo presidente panista, cobran en el Municipio de Monterrey, lo que puso en una posición ventajosa a Arellanes en la negociación.

Es cierto que Arellanes no fue la única que se opuso a la candidatura de Mauro: el panista tampoco logró conseguir el respaldo de algunos alcaldes electos como el sampetrino Ugo Ruiz y albiazules como el ex gobernador Fernando Elizondo.

Incluso el mismo dirigente nacional del PAN, Gustavo Madero, intervino en las negociaciones y pidió buscar otra opción que fuera avalada por Elizondo.

Se manejaron otros nombres: Gregorio Hurtado, Marcos Mendoza, Luis David Ortiz y Luis Alberto García, ex diputado local quien hasta el fin de semana pasado tenía los apoyos de la mayoría de los liderazgos panistas.

Finalmente se optó por Pérez Bernal, un panista de bajo perfil y poco conocido en el medio político de Nuevo León.

El “tal señor Pérez” comenzó su carrera como un panista afín al ex alcalde de Monterrey Felipe Cantú, pero después fue cercano a la Santísima Trinidad, el grupo que controla el PAN de Nuevo León y es encabezado por Raúl Gracia, Fernando Larrazabal y Zeferino Salgado.

Arellanes tampoco cedió a las presiones para que designara como secretario del Ayuntamiento al ex diputado federal Baltazar Martínez Montemayor, panista cercano al senador Raúl Gracia.
Los bonos de Margarita Arellanes subieron tras la elección del 1 de julio cuando se impuso por más de 100 mil votos a Felipe Enríquez, el operador electoral del PRI y compadre del presidente electo Enrique Peña Nieto.

Sin embargo, la pregunta crucial que se hacen los panistas es si el nuevo rol protagónico que está ejerciendo Margarita Arellanes es un liderazgo independiente y real alejado de los acuerdos y negociaciones de grupo que determinaron su candidatura.

Hasta el momento Arellanes ha mostrado cierta independencia en la conformación de su gabinete municipal: los nombramientos de Sandra Pámanes, Brenda Sánchez y Elizabeth Rosas, son posiciones exclusivas de la ex delegada de Sedesol.

El día de ayer anunció el nombramiento de Gregorio Hurtado, ex legislador federal, como secretario de la Contraloría regia, un panista cercano a Zeferino Salgado, ex director de la SCT de Nuevo León y ex alcalde de San Nicolás.

Pero en los próximos días se espera que Arellanes confirme el nombramiento de Albero Medrano como su Secretario de Obras Públicas y el de Mauricio Serrano como Secretario de Administración.

La incógnita que existe es si Arellanes respetará el acuerdo que hizo con Larrazabal de ratificar a Miguel Ángel García como Secretario de Servicios Públicos de Monterrey para la próxima administración.

Los dos panistas fueron secretarios en el municipio de San Nicolás, durante la administración del ex alcalde Zeferino Salgado.

La alianza que hizo Arellanes con el grupo San Nicolás, encabezado por Salgado, le ayudó a conseguir su candidatura.

Sin embargo, esa relación provocó sospechas y cuestionamientos incluso de los mismos panistas.

En campaña, panistas tradicionales como José Luis Coindreau, ex secretario general de gobierno, exigieron a Arellanes que se deslindara públicamente de Larrazabal, lo que nunca hizo la alcaldesa electa de Monterrey.

Equipo regio de Arellanes

Sandra Pámanes

Presidenta estatal del PAN.

Se desempeñará como secretaria del Ayuntamiento de Monterrey.

Brenda Sánchez

Ex delegada de la Semarnat en Nuevo León.

Se hará cargo de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología.

Mauricio Serrano Cortés

Ex secretario de Obras Públicas de San Nicolás.

Se perfila para ocupar la Secretaría de Administración.

Gregorio Hurtado

Ex diputado federal y coordinador de la campaña de Arellanes.

Estará al frente de la Secretaría de la Contraloría regia.

Alberto Medrano

Estará a cargo de la Secretaría de Obras Públicas.

Elizabeth Rosas

Fue nombrada titular de la Secretaría de Desarrollo Humano y Social.
Benancio Aguirre Martínez

Es el primer regidor en la planilla de Arellanes.

Rafael Serna

Ocupará la Tesorería Municipal.

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