Se veía venir. Tarde o temprano tendría que dimitir el padre Álvaro Corcuera a la dirección general de la Legión de Cristo que fundó Marcial Maciel.
La renuncia de Corcuera se dio a conocer ayer mediante la publicación de dos cartas que difundió el instituto religioso.
En la primera, el delegado pontificio Cardenal Velasio De Paoli señala que al director de la Congregación se le concedió una especie de “año sabático” o “tiempo de descanso” por motivos de salud.
Y es que “las energías” de Corcuera se habrían venido debilitando tanto que había el riesgo de que la salud de Corcuera se hubiera comprometido.
Sin embargo, el representante del Papa aclara que el padre Corcuera seguirá como director de la Congregación, aunque “cesa en sus funciones hasta que sea convocado el próximo Capítulo general”.
En otras palabras, lo que el Cardenal dijo fue que el hombre de más confianza de Marcial Maciel, pasó a ser una figura decorativa en la estructura de gobierno de la poderosa congregación religiosa.
En el mismo documento, el cardenal De Paoli designó a Sylvester Heereman para que ejerciera temporalmente las facultades que desempeñaba Corcuera para gobernar la institución. El nuevo director será electo a finales de 2013 o principios del 2014.
La designación de Heereman no sorprendió a nadie. Era previsible que esto ocurriera cuando a mediados de 2011 el sacerdote alemán –que cuenta con tan solo 38 años– fue nombrado vicario general.
Sylvester Heereman, sustituyó en el cargo a Luis Garza Medina. Otro de los favoritos de Marcial Maciel.
En la segunda carta, el propio Álvaro Corcuera da su explicación. Afirma que renunció al ejercicio de las funciones de gobierno porque no cuenta con la “salud y la energía necesarias” para enfrentar el momento histórico por el que atraviesa la Legión.
Sin embargo, el todavía “director” admite que no padece una enfermedad grave, por lo que su dimisión se ha interpretado como una remoción mutuamente convenida con el cardenal De Paoli.
Cercano a Maciel
Álvaro Corcuera fue “electo” como director de los legionarios de Cristo en el 2005 por “obra y gracia” de Marcial Maciel.
En aquellos años el prestigio del fundador iba a la baja. En el 2006, el sacerdote michoacano acusado de pederastía fue suspendido “a divinis” y condenado a un retiro de “penitencia y oración”.
Se suponía que a la muerte del fundador todo quedaría en el olvido. Sin embargo, dos años después de que falleció Marcial, el Vaticano dio a conocer en mayo de 2010 el comunicado en el que condenaba públicamente su conducta. En ese momento empezó a correr la cuenta regresiva para la destitución de Álvaro Corcuera.
Obviamente, desde entonces, la mayoría de los miembros de la Legión de Cristo cayeron en la cuenta de que Corcuera y los principales directivos los habían engañado.
Este hecho se consignó en el comunicado que emitió el Vaticano en mayo de 2010:
“Esa vida (la de Marcial) estaba en la oscuridad para gran parte de los legionarios, sobre todo en razón del sistema de relaciones del P. Maciel, que hábilmente supo crearse coartadas, generar confianza, confidencia y silencio de los circundantes y reforzar el propio rol de fundador carismático”.
Los que conocen de cerca cómo funcionan las cosas de la Iglesia Católica coinciden. Con la renuncia “por motivos de salud” de Álvaro Corcuera se inició el proceso final del desmantelamiento de la dinastía Maciel.