El futuro de la movilidad
El desabasto de gasolina que se vive en el país sacó a relucir los problemas de movilidad que enfrenta México como el uso excesivo de autos privados, y aunque ya existen plataformas que permiten a la ciudadanía acceder a otros medios de transporte, su falta de cobertura aún los hace poco viables
Mara Echeverría y Nayeli Meza[kaltura-widget uiconfid=”39952882″ entryid=”0_mc618nh4″ responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /]
Los efectos de la guerra contra el huachicoleo dejan ver la gran dependencia que tiene México con la gasolina. Sin embargo, también pone en evidencia otro problema: la movilidad urbana, que obliga a mirar hacia otros nichos que se pueden detonar.
Las plataformas de transporte compartido, la bicicleta, los scooters eléctricos, el transporte público y la infraestructura peatonal son algunas de las alternativas que pueden ayudar a disminuir el vínculo que se tiene con los combustibles fósiles.
Pero lograr esto no es tarea sencilla, sobre todo, cuando uno de los planes más ambiciosos del Gobierno federal es el rescate al sector energético, al cual se le destinará tan sólo este año 175 mil millones de pesos.
Frente a esta situación, Bernardo Baranda, director para Latinoamérica del Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP por sus siglas en inglés), opina que las largas filas en las gasolineras que se han registrado en los últimos días en algunos estados del país y el retraso de las pipas con combustible son razones de peso para que el gobierno mejore las formas en que sus habitantes se desplazan más allá del automóvil.
En momentos en que el combate al huachicoleo se encuentra en el centro de la discusión, las aplicaciones de transporte compartido como Uber, DiDi, Mobike, Urbvan, Grin y Econduce, entre otras, se han convertido en una opción para desplazarse, en especial, para los habitantes de la capital del país.
El gran desafío de estas plataformas digitales es que su alcance aún es limitado, porque no tienen operaciones en toda la República Mexicana.
No obstante, Baranda asegura que si se apostara más por este segmento, se comenzaría a transitar hacia la independencia de los hidrocarburos fósiles y la movilidad en México mejoraría sustancialmente.
El automóvil es el rey
Aunque ya existen algunos programas e iniciativas que han funcionado como instrumento para difundir estas alternativas, su mayor enemigo es que la planificación del transporte en México se ha centrado en mejorar las condiciones para los automóviles privados dejando de lado al resto de los ciudadanos.
Las cifras no mienten. Aproximadamente 46.8 por ciento de los recursos federales destinados a proyectos de movilidad urbana en 59 zonas metropolitanas de México de 2011 a 2015 se utilizaron para financiar proyectos viales; 34.6 por ciento se distribuyeron en pavimentación, mientras que el 8.6 por ciento restante se entregaron al transporte público, infraestructura ciclista y peatonal, y espacio público, de acuerdo con un análisis elaborado por ITDP.
Durante 2017, más de 45 millones de vehículos de motor circularon en todo el territorio nacional y sólo en la Zona Metropolitana de la Ciudad de Mexico se movilizaron 5.4 millones de unidades, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El aumento en el parque vehicular ha agravado no sólo el tránsito, también ha agudizado la emisión de gases de efecto invernadero en México que, en la actualidad, representan el 25 por ciento de toda América Latina.
Bernardo Baranda expone que mientras el gobierno siga invirtiendo en la ampliación de infraestructura vial el avance hacia otras alternativas será limitado.
“El gran problema es que en México se le da prioridad al automóvil, en cambio, en otros países los usuarios se están bajando del coche para moverse en distintos medios. Debemos seguir su ejemplo y empezar a cambiar la ecuación”.
De las apps a la sustentabilidad
Durante los últimos días, ante la falta de gasolina, los conductores se han visto orillados a realizar acciones desde compartir el auto hasta utilizar medios de transporte alternativos como la bicicleta o los scooters eléctricos.
Estos esquemas no son nuevos y algunos operan en el país desde hace años, por lo que tienen en las ciudades mexicanas margen para expandir sus operaciones e impulsar su desarrollo.
Pero no será sencillo, ya que en el país se da prioridad a los traslados en automóvil privado, en algunos casos por comodidad.
Claudio Nieto, urbanista de la Facultad Mexicana de Arquitectura y Diseño de la Universidad La Salle, opina que el camino parece largo, ya que algunas no tienen presencia en todo territorio nacional, pero se puede lograr su impulso siempre y cuando se mantenga la colaboración con la iniciativa privada y las autoridades, como sucede con los sistemas de bicicletas compartidas, que permiten ganancias para las empresas, el gobierno y los ciudadanos.
“Se tiene que generar una nueva cultura. Si empezamos a generar conciencia de que la movilidad tiene que ser más sustentable y que estas estrategias nos benefician a todos porque la ciudad va a estar menos contaminada, habrá menos tráfico y se reducirá la dependencia a las gasolinas”, expone.
El especialista añade que, en el caso de la Ciudad de México, también será necesario implementar medidas para conectar a las zonas periféricas con los centros de trabajo con transporte eficiente con el objetivo de que sean una alternativa viable para quienes se trasladan diariamente.
El desafío no es menor. Tan sólo en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) se estima que hay 3.05 millones de coches disponibles. La cifra se complica, ya que el 70 por ciento de este parque vehicular puede circular todos los días, por lo menos en la Ciudad de México, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Ante ese alto uso de autos privados, la falta de gasolina en algunas estaciones de servicio se convirtió en un caos en algunos puntos del ZMVM y ocho estados más, entre ellos Guadalajara, Guanajuato y Querétaro.
Algunos conductores afectados vieron como primeras opciones para sus viajes transporte como taxis y aplicaciones como Uber, Cabify o Didi, que también dependen de la gasolina.
Ante esta situación, Armando Reyes, gerente de asuntos públicos de Mobike, opina que en el futuro será importante disminuir la dependencia de los automóviles con transporte público más sustentable, multimodal y eficiente.
“Los ciudadanos están buscando formas de movilizarse que sean más económicas y que dependan menos de la gasolina. Sabemos que existe la intención de regular aplicaciones como la nuestra y consideramos positivo que existan otros sistemas de bicicletas compartidas en el futuro para que se acorte la dependencia de la gasolina”, declara el directivo de la compañía de origen chino.
El gerente de asuntos públicos de Mobike destaca la importancia de promover una mayor cultura vial para que en el futuro sean más las personas que utilicen sistemas de transporte sustentable que rebasen en el camino al número de autos en circulación.
Durante la semana de las fallas en el suministro de hidrocarburos el número de usuarios de la aplicación de origen chino creció 25 por ciento adicional a su crecimiento habitual para sumar 235 mil usuarios, revela Reyes.
La expansión es sólida, pues hasta 2016 (último dato disponible) existían en todo el mundo 35 millones de bicicletas eléctricas, según un informe elaborado por Navigant Research.
La ventaja de estos sistemas que se emplean en su mayoría en traslados cortos, es que conectan a los viajeros de transporte público, como Metro o Metrobús, con sus centros de trabajo que se encuentran cercanos a un costo menor en comparación con un traslado en taxi o auto privado.
Los claroscuros de las plataformas compartidas
Existe un debate sobre si las Empresas de Redes de Transporte (ETRs) como Uber, Didi o Cabify realmente apoyan o no a la movilidad en las ciudades en las que operan y el cual resurgió con los problemas que provocó la falta de combustible en México en días recientes.
A estos se suman otros sistemas de transporte colectivo como Urbvan o Jetty, que trasladan a sus clientes en el Estado de México y CDMX en camionetas tipo vans.
Aunque estas empresas arribaron a México desde 2012, aún no existen estadísticas que comprueben que apoyan a la reducción de emisiones contaminantes o del número de autos en circulación.
Dana Corres, consultora en comunicación y movilidad, expone que estas opciones están lejos de abonar a la movilidad.
“Las plataformas compartidas son transporte concesionado pero maquillado con una aplicación bonita en donde es un privado el que gana. Hasta la fecha tampoco sabemos cuántos autos de estas plataformas existen en México, por ejemplo”, añade.
En posturas oficiales sobre el tema de los hidrocarburos, Didi y Uber compartieron con Reporte Índigo que mantuvieron tarifas estables y destacaron afectaciones en sus operaciones.
Por su parte, Jaime Aparicio, general manager de Cabify México, en entrevista con Reporte Índigo, comparte que durante la semana pasada percibieron un aumento en su demanda, pero algunos de sus socios conductores, al igual que otros ciudadanos, resultaron afectados por la falta de combustible.
No obstante, Aparicio reconoce que la industria aún deberá enfrentar algunos desafíos para que los ciudadanos se apoyen de todas las alternativas de movilidad que existen para dejar la dependencia del auto particular en donde la mayor parte del tiempo sólo viaja una persona.
“Los retos de México son varios, desde materia regulatoria, hasta de concientización a nivel ciudadano. Uno de los principales es cerrar las brechas de desigualdad y dar mejores y mayores oportunidades para los mexicanos”.
Un buen aprendizaje
Dana Corres dice que la falla en el suministro de gasolina en diversos puntos del país puede tomarse como un experimento para el futuro, en un momento cuando se deba reducir el uso de gasolina y se deban tener soluciones que apremien a la movilidad.
La cofundadora de la organización no gubernamental Liga Peatonal detalla que cambiar la configuración de una ciudad para que el desarrollo urbano dé prioridad a peatones, ciclistas y conductores de otros vehículos de dos ruedas como scooters eléctricos, podría lograrse en otros 50 años, aunque ve como un avance que se reconozca la necesidad de mejorar la movilidad.
La Ciudad de México es la capital más congestionada del mundo, de acuerdo con el Tom Tom Traffic Index. En promedio, los habitantes pasan 227 horas al año en su vehículo, cifra que equivale a casi 10 días de su vida.
Aunque la infraestructura de la capital del país está diseñada para los coches, sólo 20 por ciento de la población se mueve en este tipo de transporte.
Esta situación también exhibe que en la CDMX, Monterrey y Guadalajara es donde los problemas de movilidad son más complicados, debido a que tienen un mayor número de habitantes.
Dana Corres explica que conocer las debilidades en la materia permiten comenzar a transformar las ciudades que más problemas de movilidad tienen. Sobre todo si se comienza en ciudades con una densidad de tres mil pobladores como máximo, en lugar de iniciar con las más grandes del país.
“En las pequeñas ciudades como Querétaro o Saltillo es donde hay más oportunidad de realizar cambios de mayor impacto en menor tiempo”.