En los hechos, Rodrigo Medina es el gran perdedor de la contienda electoral.
Pero entre muchos priistas también es el gran traidor.
Porque un perdedor puede llegar a ese resultado cuando falla.
Y un traidor llega hasta ese punto cuando deja de hacer lo necesario para que su equipo llegue a la victoria, cuando por negligencia o con toda intención, evita que los suyos alcancen sus metas.
Los resultados en Nuevo León muestran que el PRI perdió todo.
Y el mandatario estatal es el primer priista del estado y el gran responsable de esta histórica derrota tricolor en tierras regiomontanas.
Medina perdió la elección presidencial en Nuevo León, la alcaldía regia que buscó el compadre del virtual presidente, el Congreso del Estado, así como municipios y distritos considerados bastiones del PRI, como Juárez y el Distrito Local 1 de Monterrey.
Aquí la candidata del PAN Josefina Vázquez Mota le ganó a Enrique Peña Nieto por unos 7 puntos.
El compadre de Peña Nieto, Felipe Enríquez, perdió la Alcaldía regia.
El Congreso del Estado tendrá una mayoría panista.
La antes incondicional CTM, actuó en contra de los intereses del gobernador y del PRI en los municipios de Juárez y Santa Catarina.
Y priistas de primer nivel consultados por Reporte Indigo atribuyen el descalabro electoral a la falta de operación política del gobernador, a que no apoyó sus campañas y ocultó herramientas de logística que su partido dispuso a nivel nacional.
En algunos círculos priistas se comenta que Medina sacrificó al candidato del PRI a la Alcaldía de Monterrey, Felipe Enríquez.
Que nunca apoyó al compadre de Enrique Peña Nieto con el fin de excluirlo de la contienda por la gubernatura en el 2015.
Inclusive, que al final de la contienda el Ejecutivo estatal hizo compromisos con Enríquez que nunca concretó.
Uno de los compromisos ofrecidos e incumplidos por el gobernador fue revivir la investigación por cohecho que tiene la Procuraduría estatal por el caso del casino Red en contra de Fernando Larrazabal y Miguel Ángel García, panistas que apoyaban a la aspirante panista Margarita Arellanes.
El domingo falló, como nunca, la estrategia electoral priista a cargo del mandatario estatal y ordenada por la dirigencia nacional del PRI.
La logística fue exhibida por la estructura panista que movilizó más votantes en las zonas populares de Monterrey.
El operativo para concentrar los datos de las actas de votación de las casillas federales también fracasó y ninguno de los candidatos a diputados federales del PRI, ni la fórmula al senado, contaba la noche del domingo con esta información estratégica.
Pero hubo más deficiencias.
El gobierno del Estado no distribuyó entre los candidatos priistas los resultados de las encuestas de salida (exit poll) que realizaron el día de la jornada electoral, inmovilizando así a los operadores priistas.
Muchos errores, voluntarios o no, que derivaron en que la candidata del PAN a la presidencia, Vázquez Mota, se impusiera a Peña Nieto en Nuevo León.
La candidata panista sólo ganó en 5 de los 32 estados de la República, pero Nuevo León fue uno de ellos.
Esta entidad, junto con Tamaulipas, fue el estado donde Vázquez Mota sacó la mayor diferencia de votos a su favor en la contienda presidencial del domingo.
En Nuevo León, Peña Nieto fue derrotado por su contrincante panista Vázquez Mota, quien le sacó al priista en la contienda presidencial una ventaja de 130 mil votos y 7 puntos porcentuales.
En la tierra de Medina, la panista superó a Peña Nieto en 9 de los 12 distritos electorales federales que conforman Nuevo León y las candidatas al Senado, Marcela Guerra e Ivonne Álvarez, apenas le sacaron un punto de diferencia a la dupla de los panistas Raúl Gracia y Alejandra Sada.
Hoy, tras la jornada del domingo, el gobernador Rodrigo Medina está bajo sospecha.
El priismo nacional y Peña Nieto se preguntan: ¿qué pasó en Nuevo León el domingo?
Y no sólo analizan qué dejó de hacer Medina, sino por qué el gobernador ocultó información de logística nacional.
Muchos piensan dentro del PRI, que Medina percibió entre Felipe Enríquez, Marcela Guerra e Ivonne Álvarez, a su posible rival político, a su relevo en la gubernatura o a su sucesor para el proyecto 2015.
También se preguntan qué pasó con la dirigencia priista que controla el Grupo Allende.
La gran derrota
El domingo Rodrigo Medina arrastró al PRI a una derrota histórica en Nuevo León, se llevó en su debacle a Enrique Peña Nieto y sus cuadros de poder fueron mermados.
El mandatario tendrá que enfrentar sus últimos tres años del sexenio prácticamente sin aliados políticos, cercado por los alcaldes panistas y por un Congreso del Estado controlado por la oposición encabezada por el PAN.
Los candidatos impulsados por Medina para alcaldías claves solamente hicieron el ridículo.
Othón Ruiz fue humillado casi 2 a 1 en la elección de San Pedro e Irma Adriana Garza no pudo recuperar para el PRI la Alcaldía de Santa Catarina, incluso con el antecedente a su favor de la gestión mediocre del panista Gabriel Navarro.
Medina estará rodeado en la zona metropolitana de Monterrey por alcaldes del PAN: Margarita Arellanes en Monterrey, Ugo Ruiz en San Pedro, Víctor Pérez en Santa Catarina, Pedro Salgado en San Nicolás.
El municipio de Juárez será gobernado por el PAN, pero a través de Rodolfo Ambriz, un cetemista cercano a Ismael Flores, dirigente estatal de la CTM, que actualmente está distanciado de Rodrigo Medina.
Es cierto que el mandatario estatal también tendrá de su lado alcaldes priistas, pero ellos no forman parte de su grupo político.
Los ediles priistas que gobernarán los municipios metropolitanos no fueron impulsados por Medina.
Entre ellos están César Cavazos, de Escobedo, que responde a los intereses de Abel Guerra, mientras que César Garza lo hace para Ismael Flores.
El próximo Congreso del Estado estará controlado por los partidos de oposición, principalmente por el PAN, que se perfila para tener en la próxima legislatura la primera mayoría con 20 diputados.
Los resultados electorales preliminares indican que el Partido Nueva Alianza tendrá tres diputados, incluyendo uno de mayoría, mientras que el PRD y el Partido del Trabajo tendrán dos diputados por representación proporcional.
Este domingo el PRI de Medina sólo pudo ganar 10 distritos locales, principalmente los ubicados en bastiones priistas, como son los municipios de Apodaca, Escobedo y Guadalupe y los localizados en la zona rural de Nuevo León.
El sistema de representación proporcional a Medina cinco diputados locales más, alcanzando la cifra de 15 curules, son los priistas que llegan al Congreso son allegados a Medina.
En la próxima legislatura se visualizan pocos diputados incondicionales de Medina: Édgar Romo, Francisco Cienfuegos, Juan Manuel Cavazos y Pablo Elizondo, son los priistas más cercanos al mandatario que arriban al Congreso.
Hay priistas como Óscar Flores y José Juan Guajardo que serán legisladores locales, pero que no responden a la línea del gobernador, sino a la que impone la CTM.
El croquista Félix Coronado, que llegará al Congreso pese a que perdió el distrito local 12, es un incondicional del líder de la CROC Agustín Serna, a quien respaldará más que al propio gobernador.
Por ello hoy, la pregunta que se hacen en Nuevo León es: ¿con quién piensa gobernar Rodrigo Medina los próximos tres años de su sexenio?