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Las niñas se percataron que algo ocurría cuando su madre, la señora Manuela, prohibió de manera tajante los paseos en bicicleta.
“¡Se acabaron!”, les avisó de pronto un día a sus hijas.
El pasatiempo favorito de Dolores y su hermana menor, María, era recorrer en sus bicicletas la avenida Reforma hasta Chapultepec y regresar a la casa de sus padres, ubicada en la esquina de Hamburgo y Sevilla.
Era una actividad muy divertida y las niñas nunca se aburrían en sus recorridos.
Era por eso que la niña Dolores no alcanzaba a comprender la prohibición repentina de su paseo ciclista, hasta que su madre le explicó una tarde de 1938 el por qué de la medida.
“Tu padre está amenazado y ustedes corren peligro”, se sinceró la madre con su hija.
Las advertencias habían llegado a la familia García Madrazo a través de cartas, telegramas y llamadas telefónicas.
Eran amenazas de muerte en contra del hombre que redactó el histórico decreto de expropiación petrolera del 18 de marzo de 1938.
El ideólogo Cardenista
Ignacio García Téllez, secretario de Gobernación del general Lázaro Cárdenas, no era alguien que se dejara amedrentar con facilidad.
El ideólogo del cardenismo todos los días caminaba de su casa de Hamburgo y Sevilla hasta Bucareli, donde despachaba como el número dos del gobierno del general Cárdenas.
Fue el mismo presidente quien le encargó elaborar el decreto que confirmó la nacionalización de la industria petrolera en México.
La firma del presidente Cárdenas aparece en el documento junto con la de Ignacio García Téllez, entonces secretario de Gobernación.
“El general Cárdenas le confiaba muchísimo a mi padre”, recuerda su hija Dolores García Téllez, entrevistada por Reporte Indigo.
“Eran muy amigos. El mentor del general fue Mújica, pero su compañero de trabajo, su ideólogo, su consultor, siempre fue mi padre”.
El general Lázaro Cárdenas y García Téllez no sólo compartían el día de nacimiento, 21 de mayo, sino también la misma ideología y una visión de proyecto de nación.
Los dos eran políticos de izquierda, socialistas, preocupados por la clase trabajadora y enemigos declarados de la burguesía, la Iglesia y de Plutarco Elías Calles.
Los dos también eran rancheros y muy buenos jinetes.
En 1933, García Téllez coordinó la campaña Presidencial de Cárdenas y fue ahí donde comenzó una relación de amistad entre ambos, que perduró hasta la muerte.
En 1938, cuando Cárdenas designó a García Téllez como su secretario de Gobernación, el priista sabía que se venía el conflicto con las empresas extranjeras que explotaban el petróleo de México.
El general Cárdenas quería a su hombre más leal y más capaz a su lado durante ese momento histórico que marcaría el futuro del país.
Hoy no existe consuelo para la hija del hombre que elaboró el decreto de expropiación de 1938 y sí mucha tristeza y decepción.
“Lo de la reforma energética me duele mucho por mi padre y por el general, porque arriesgaron la vida y se jugaron su visión de nación y el futuro de México”.
‘La expropiación no fue un arrebato’
Como hoy, pero hace 76 años, también miles de mexicanos salieron a las calles de la Ciudad de México para manifestarse por el petróleo mexicano.
Pero no lo hicieron para protestar en contra de su gobierno, sino para respaldarlo en la decisión de nacionalizar la industria petrolera.
Incluso las mujeres organizaron una colecta nacional para reunir dinero para pagar la indemnización a las empresas extranjeras que habían invertido en este sector.
El 18 de marzo de 1938 el general Cárdenas pronunciaba el discurso histórico de la nacionalización de la industria petrolera.
“Fue un despertar nacional”, recuerda con orgullo la hija de García Téllez.
“La gente ayudó a la expropiación, vendió joyas, recolectaban dinero para la expropiación”.
Hay quienes afirman que la expropiación petrolera fue producto de un arrebato que tuvo el general Lázaro Cárdenas, tras un desacuerdo con un empresario extranjero que puso en duda su capacidad para controlar las huelgas que paralizaban este ramo.
La hija de García Téllez no está de acuerdo con esa versión.
“No fue una ocurrencia”, asegura la mujer que hoy es conocida por su activismo social en la ciudad de Monterrey.
“Desde que fue diputado mi padre (1922), trabajó en la elaboración de una Ley Reglamentaria del Petróleo”.
Ella recuerda que le tocó ser testigo tiempo después cuando su padre le contó a Salvador Allende, en un viaje a Chile, todo el proceso que terminó con la nacionalización del petróleo.
“Él tenía muy claro cuál era el concepto de nación, libre, soberana. Muy nacionalista y la compartía con el general Cárdenas”.
“Y el general no era de arrebatos. Fue un hombre que nunca vimos que se alterara y que siempre hablaba con mesura”.
Dolores: ‘Retrocedimos a la era de Moctezuma’
La semana pasada, cuando la Cámara de Diputados aprobó la reforma energética que permite una vez más la inversión extranjera en la industria petrolera, Dolores y María, las hijas de García Téllez a quienes les gustaba pasear en bicicleta por la avenida Reforma, se comunicaron por teléfono.
“¿De qué sirvió todo lo que pasamos?”, le preguntaba desconsolada María a su hermana Dolores.
La mujer buscaba palabras, pero no las encontró para su hermana.
La hija de García Téllez recuerda que la nacionalización de la industria petrolera fue el acto político del cual su padre se sentía más orgulloso de su carrera política.
“Él siempre destacaba el papel de los trabajadores y que el petróleo y todo lo que estaba en el subsuelo de México le pertenecía a los mexicanos.
“Él siempre nos decía que había que evitar volver a la época de Porfirio Díaz y yo creo que ahora no sólo retrocedimos al Porfiriato, sino que nos fuimos a la época de Moctezuma, cuando le entregó todo a Cortés”.
Ella recuerda que si había algo que le molestaba a su padre, siempre fue la actitud de soberbia que tenían los empresarios extranjeros con los trabajadores mexicanos.
“Mi padre siempre fue muy sensible a la prepotencia”.
Los cargos que ocupó García Téllez siempre quedaron marcados por sus ideas.
Como secretario de Educación con Cárdenas, introdujo en los libros de texto la educación socialista y trabajó también en la creación del Instituto Mexicano del Seguro Social.
Fue amigo de Daniel Cossío Villegas y cultivó amistad con Manuel Gómez Morín, fundador del PAN.
También fue el primer rector de la era autónoma de la Universidad Nacional de México.
La hija del redactor del decreto de expropiación petrolera de 1938, cuenta que una de las enseñanzas que aprendió de su padre fue la capacidad de argumentar en la vida.
“¿Vas a discutir o vas a argumentar?”, le preguntaba su padre de manera provocativa, cada vez que no estaba de acuerdo con una decisión familiar.
“Eso me ayudó mucho en la vida para formar a mi familia”, reflexiona doña Dolores.
Hoy esta mujer lamenta que en el proceso de la reforma energética que se llevó en la Cámara de Diputados no hubo oportunidad de argumentar, como hubiera querido seguramente su padre.
“Yo creo que no alcanzan a visualizar la trascendencia de ese acto. No alcanzan a visualizar los poderes tan fuertes que hay detrás del trono”.