La consulta de revocación de mandato más que un ejercicio vinculante y de democracia fue un laboratorio para que el partido en el poder y la oposición pudieran medir sus fuerzas rumbo a las siguientes citas electorales.
En segundo plano quedó la decisión de los participantes en la encuesta de si el presidente López Obrador debía de seguir en su cargo o dejarlo por el voto de la ciudadanía. Lo que realmente importó en las entrañas de Morena fue conocer su capacidad de movilización a las urnas.
Por su parte, la oposición midió qué tanto hicieron eco sus palabras de no asistir a la consulta y qué nivel de influencia tienen en la ciudadanía.
El ejercicio de revocación, también sirvió para medir la capacidad del INE para organizar las siguientes “fiestas democráticas” y para refrendar su figura de órgano autónomo ante las presiones presupuestales y discursivas provenientes del Ejecutivo federal, del partido en el poder y de sus aliados.
‘Campaña de desprestigio’
Lo que marcó al ejercicio histórico fue que reavivó un antiguo problema que ya se venía gestando desde que el presidente anunció su intención de que el Instituto Nacional Electoral organizara la consulta y de que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público les negara presupuesto extraordinario para la realización de la misma.
Lo que comenzó como un conflicto de presupuesto escaló a una lluvia de dimes y diretes y ataques frontales entre el partido en el poder, funcionarios federales y la autoridad electoral.
Desde su mensaje inicial de la jornada, el consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello, denunció una “campaña de desprestigio” en contra del órgano autónomo por lo que hizo un llamado a dejar la polarización y “prácticas fraudulentas del pasado”.
“A pesar de las presiones que se originan por cuestiones ideológicas o por intereses de los poderes fácticos o constitucionales es falso que el INE no cumpliera con su mandato de organizar y promover la consulta. (…) El INE es la institución civil con más confianza del Estado mexicano”, defendió.
Los consejeros del INE también advirtieron que denunciarán ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación todos los actos de promoción indebida y labores de “acarreo” por parte de servidores públicos, los cuales incluso, podrían ameritar una sanción de hasta tres años de prisión y lo cual sería definido por los magistrados, informó el consejero Ciro Murayama.
A pesar de estas advertencias, funcionarios y miembros de Morena y sus aliados continuaron promocionando la consulta a favor de que el presidente López Obrador se quedara en su cargo.
El poder de la movilización en la revocación de mandato
Al respecto el especialista en imagen pública y redes sociales, Enrique Ortega, califica la consulta de revocación de mandato como un “laboratorio” para medir la capacidad que tienen Morena y el presidente de movilizar personas a las urnas.
“Lo importante es conocer si este político de la vieja escuela, que es muy territorial y que basa toda su estrategia en su carisma en imagen, sigue con el mismo impacto que en 2018”, apunta.
Sobre los días posteriores a la consulta, Ortega considera que seguramente el encono entre Morena, el presidente y el Instituto Nacional Electoral continuará lo cual no terminará hasta que los amagues de una reforma político-electoral se materialicen.
“Lo más seguro es que en los próximos días el presidente acuse al INE de boicotear la consulta y por eso la participación fue baja. Ya desde antes decía en sus conferencias matutinas que el INE no le dio la difusión necesaria, que el INE no servía, y que por lo tanto presentaría una iniciativa de reforma para que los consejeros fueran elegidos de forma democrática, por el pueblo. Creo que el presidente va a seguir con ese juego y seguramente el INE continuará defendiéndose”, señala.
Respecto a la oposición, el especialista considera que logró “sembrar” su intención de que la gente no acudiera a las urnas, pero aclara que eso no les alcanzó para plantarse como una opción confiable para el electorado rumbo a los próximos comicios.
“La oposición ha hecho su trabajo de difundir su mensaje de que no salgan a votar con su argumento de que la Revocación de Mandato era hacerle el caldo gordo al presidente. El mensaje lo sembraron, pero el problema es que la oposición sigue desunida y además tienen un gran problema de fondo: la oposición sigue diciéndonos lo que está mal, pero no nos dan propuestas.
“La oposición no ha logrado ni ha sido efectiva en construir una figura que de algún modo represente sus pensamientos como lo hacía López Obrador cuando era oposición, él representaba la imagen de cómo se debía de gobernar a México”, agrega.
A falta de esta figura, Ortega prevé que la imagen del presidente López Obrador alcanzará a Morena para continuar cosechando victorias en las urnas ya sea en las jornadas electorales o en los ejercicios de consultas.
“La oposición está desvinculada y solo está cohesionada en la forma, pero no en el fondo. Si no se aplican, Morena ganará en 2024 pongan al candidato que pongan. La falta de coherencia y cohesión va a terminar generando un voto dividido para la oposición y un voto unificado para Morena”, concluye.