Con la mira puesta en la sucesión presidencial de 2024, para la que ya hay bandos conformados al interior del mismo partido oficial, y con la renovación de gubernaturas de 2022 y 2023 marcadas como ensayos de lo que vendrá, comienza a verse los primeros indicadores de lo que le espera a Morena una vez que Andrés Manuel López Obrador deje Palacio Nacional.
Sumando dos procesos electorales al hilo en los que la selección de candidatos han causado fisuras al interior de Morena y con Ricardo Monreal, uno de los principales operadores políticos del partido, visto por la misma dirigencia como una amenaza para su unidad, queda claro que el único factor de cohesión confiable es el mismo primer mandatario.
En entrevista con Reporte Índigo, Ricardo Tapia, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México, comenta que “un partido que surge en torno a una figura como lo es López Obrador, inevitablemente degenerará en una lucha por ver quién representa ‘el auténtico lopezobradorismo’”.
Además de los casos actuales, el maestro en Gobierno apunta a la renovación de la dirigencia nacional de Morena en 2020, cuando tanto el hoy presidente Mario Delgado, como su rival Porfirio MuñozLedo y hasta Gibrán Ramírez se postularon como los auténticos representantes del lopezobradorismo.
“Argentina es el mejor ejemplo, a la fecha se disputan qué es ‘el auténtico peronismo’. Esa dinámica se va a repetir en México y pasaremos al menos la siguiente década, o más, con facciones reivindicando que ellos sí representan ‘el auténtico lopezobradorismo’, donde cabe desde el conservadurismo más recalcitrante hasta la agenda más progresista”.
Al tener flancos bien definidos, como el de Claudia Sheinbaum, el de Marcelo Ebrard y el de Ricardo Monreal, también recalca que “la disputa por el poder se está dando al buscar la candidatura de Morena, es una disputa de grupos lo que estamos viendo. Lo interesante será ver qué grupos deciden seguir apoyando a figuras que no les favorezcan”.