El México negado
La diversidad social que conforma al país ha provocado que existan muchas formas de ver y entender el mundo, sin embargo, en lugar de que esto fomente el respeto y la inclusión, se han generado prejuicios fomentados por la publicidad y la televisión que derivan en actitudes racistas y discriminatorias principalmente hacia los indígenas
Eduardo Buendia[kaltura-widget uiconfid=”38728022″ entryid=”1_vqwgpql0″ responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /] México es un país que discrimina de múltiples formas y se niega a sí mismo.
“Te excluyen porque eres mujer, porque eres indígena, porque eres migrante. Entonces se van acumulando esas discriminaciones que parece que te ahogan”, dice Nadia López, ganadora por su poesía en Lengua Mixteca del Premio Cenzontle 2017.
Datos de la Encuesta Nacional de Discriminación (ENADIS 2017) revelan que el 40 por ciento de las personas indígenas que viven en el país dijeron haber sufrido algún tipo de rechazo por sus iguales mexicanos.
La mayoría aseguró al momento de ser encuestada que experimentó esa situación por pertenecer a un pueblo indígena.
Nadia nació hace 26 años en la comunidad de La Soledad Caballo Rucio en la mixteca de Oaxaca y desde que tiene memoria su familia migraba.
Sus primeros años los pasó en San Quintín, Baja California, acompañando a sus padres que recolectaban fresas en la ‘pizca’.
Su familia cambió su lugar de origen orillada por la falta de oportunidades y con un sólo propósito: salir adelante.
“Allá (San Quintín) de hecho le dicen ‘oaxacalifornia’ porque hay muchos migrantes de todo el país, pero principalmente oaxaqueños y mixtecos”, relata.
La joven asegura que en el país la discriminación en contra de las personas indígenas es un tema cotidiano que va desde el insulto hasta los golpes.
Ya sea por el color de piel, la forma de vestir o la apariencia, ella considera que estos actos son racistas y se dan porque la gente no sabe que en México existen diferentes formas de ver el mundo y de escucharlo.
“Nosotros los mixtecos concebimos el mundo de una forma distinta, entonces es común encontrarte con gente que desconoce esto y justo porque lo desconoce y lo ve diferente lo rechaza; un hecho muy preocupante”, explica.
A Nadia, quien además de ser poetisa mixteca y pedagoga, le ha tocado vivir en carne propia la discriminación por parte de sus iguales mexicanos, recuerda que hace unos meses al ir caminando por las calles de la Ciudad de México sufrió una de estas situaciones; ella cree que ocurrió por su apariencia y por cómo iba vestida.
“Llevaba una blusa de la comunidad de San Juan Chamula, de Chiapas, iba caminando e iba buscando unas cosas; pasaba una señora con sus hijos y casi casi como que los hizo de lado y los separó de mí”, señala López.
De acuerdo con la ENADIS 2017, entre las primeras causas de discriminación en contra de personas indígenas se encuentra la manera de hablar (35.9 por ciento), la manera de vestir (32.7 por ciento), el peso y la estatura (28.5 por ciento).
La discriminación podría alcanzar a un 23 por ciento de la población mexicana que se autoadscribe como indígena, detalla Alejandra Haas Paciuc, presidenta del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred); es decir, a alrededor de 27 millones de personas.
“Las personas indígenas son un grupo históricamente discriminado y son un grupo que además ha ido creciendo en términos de la autoadscripción (…) en ese sentido, tuvimos mucho interés en detallar a través de la ENADIS 2017 cómo es que viven la discriminación, pero también cuáles son los prejuicios a los que se enfrentan. La encuesta nos revela en primer lugar que en el país no hay igualdad”, dice Haas Paciuc.
Rechazar lo que eres
Nadia López recuerda que de niña escuchó a su mamá hablar una lengua que era distinta al español.
“Yo te he escuchado hablar otra lengua, hablas distinto, ¿qué es? Le preguntaba Nadia a su mamá. Y ella le respondía: ‘estás mal, estoy hablando español’. Hasta que un día la caché hablando mixteco y ya después me contó, relata.
Me dijo, “lo que quiero es que tú hables español, que te expreses bien, que vayas a una universidad, que seas profesionista, no quiero que todo lo que viví yo lo vivas tú”, narra Nadia.
La madre de la poetisa le explicó que por hablar una lengua indígena su infancia fue una pesadilla.
Ir a la escuela, escuchar todo en español y la exigencia de sus maestros de instrucción básica para que negara su idioma y se expresara de otro modo la llevó a sólo terminar la primaria y a no continuar sus estudios.
Pese a que han pasado décadas del momento en que la mamá de Nadia López vivió ese martirio al intentar estudiar, en el 2015 habían todavía cerca de 24 mil jóvenes monolingües en México, a los cuales se les encuestó en materia de educación y ninguno de ellos había terminado la secundaria porque el gobierno fue incapaz de brindarles educación en su idioma natal, de acuerdo con la presidenta del Conapred.
“No es un problema de que los jóvenes monolingües no puedan terminar un grado académico, es un problema de que el Estado no provee educación apropiada culturalmente para que ellos puedan terminar la educación básica. Es una falla estructural del Estado en cumplir con una obligación de proporcionar educación básica”, agrega Alejandra Haas.
La motivación de Nadia para estudiar pedagogía como una carrera profesional fue que en el país hay muchas cosas por hacer en materia educativa para el sector indígena.
La Secretaría de Educación Pública anunció en febrero pasado que serían distribuidos libros de texto en 22 lenguas indígenas; no obstante, en el país se cuentan alrededor de 68 lenguas y otras 364 derivaciones.
“Cursé pedagogía como carrera profesional porque justo me tocó estudiar en escuelas para hijos migrantes, en escuelas indígenas, en escuelas bilingües. Y en todas me daba cuenta que realmente no hay una educación con pertinencia cultural; es decir, que se nos enseña como si estuviéramos todos en el mismo lugar, cuando el norte y el sur son bien distintos.
A mí todavía me causa preocupación y dolor que mucha gente ignora que tenemos más de 364 formas de escucharnos, que no sólo son lenguas, sino que son formas de vivir el mundo y de situarte en él”, agrega Nadia López.
Reconocerse frente al espejo
El actor mexicano Horacio García Rojas, de 37 años, asegura que ha sido encasillado al interpretar personajes que responden a estereotipos por su color de piel.
“Dejé de acercarme o intentar pertenecer a un sector donde me siento rechazado, o donde no comparto para nada su visión, como con las televisoras, principalmente Televisa y TV Azteca, donde todos los protagonistas son blancos, sudamericanos o españoles; no mexicanos. Y donde los morenos son los sirvientes de los ricos, los malos de la historia o la caricatura social”, señala García.
El rechazo hacia el color moreno de la piel, característico de la población mexicana, para el protagonista de la película ‘La Carga’, tiene que ver con una falta de identidad y reconocimiento propio.
“Blanco: es aceptado, eres buena persona. Moreno: eres seguramente un hampón. Es triste y es parte de no reconocernos al espejo, es parte de no aceptar que somos una sociedad diversa, plural y que venimos de raíces importantes y que el mestizaje es lo más bonito que le puede pasar a un país”, refiere el actor.
En el 2017, el Inegi junto con el Conapred concluyeron mediante un estudio que uno de cada cinco mexicanos no está conforme con su color de piel.
Para Horacio García, tanto la industria televisiva como la publicidad se han empeñado en reforzar los estereotipos de la ‘perfección’ o una aspiración de belleza que no concuerda con la manera física de ser del mexicano, y es allí donde, para él, radican los patrones que posteriormente se convierten en motivos de discriminación o racismo.
“El principal problema es que ante una falta de identidad, en un país que no tiene definido quiénes somos, obviamente llegan todos estos problemas de negar quién eres y entonces eso genera racismo. Yo creo que la principal bronca es que hay un racismo velado y un clasismo que nadie quiere aceptar que existe”, agrega García Rojas.
El actor, que es originario de Cerro Azul, Veracruz, afirma que su color de piel en la adolescencia le llevó a tener complejos frente a sus compañeros en la secundaria. Pero que fue justo también su fisonomía y color de piel lo que lo llevaron a interpretar a Painalli, protagonista de la película ‘La Carga’, en la que se intenta despertar el orgullo por las raíces indígenas mexicanas.
“Me dan la oportunidad de hacer ‘La Carga’ y digo, creo que esto es lo que siempre quise hacer, y está bien chingón, y la autoestima te sube y ahora te sientes orgulloso”, expresa García.
Para el protagonista de ‘Diablero’, serie de Netflix próxima a estrenarse, es una tristeza que en México no se estén rompiendo esquemas de inclusión en la diversidad de estereotipos y personajes con distintas identidades.
Horacio García pone como ejemplo Estados Unidos, donde es más común ver series o películas en las que los afroamericanos, latinos o asiáticos adoptan papeles protagónicos y no relegados como en años anteriores, pese a que México es un país diverso en colores e identidades.
“(En México) no queremos cambiar las fórmulas y no queremos buscar nuevos caminos. Entonces repetimos la fórmula que ya sabemos que funciona y nos quedamos en una línea de mediocridad. En el momento en que empezamos a romper las fórmulas es cuando nos damos cuenta del potencial que tenemos”, concluye el actor.
Sin respeto a sus derechos
La mitad de la población indígena en el país sostiene que sus derechos son respetados “poco” o “nada” por parte de la sociedad, de acuerdo con la ENADIS 2017.
Las personas indígenas, además de la dificultad para acceder a educación, también enfrentan discriminación al realizar un trámite en oficinas de gobierno, recibir atención médica o incluso entrar a un banco, negocio o centro comercial puede ser motivo para que se les niegue el servicio.
De las personas indígenas que declararon que sus derechos les fueron negados, el 51.2 por ciento señaló que le ocurrió al recibir atención médica, el 37.8 por ciento al solicitar apoyos de programas sociales como Prospera o becas, al 29.4 por ciento les ocurrió lo mismo en oficinas de gobierno al momento de solicitar un servicio o para hacer un trámite y al 15.9 por ciento ciento no le permitieron trabajar u obtener un ascenso.
La discriminación de las personas que se autoadscriben o son integrantes de un pueblo indígena, significa no respetar sus derechos e incluso violarlos, y sucede en casos como negar el derecho a la educación, a la vivienda, a la justicia, al trabajo o al libre tránsito.
Nadia López refiere que ella es testigo de la normalización cuando sus cercanos le explican que el maltrato que reciben en las calles forma parte de su vida cotidiana.
Compañeros mazahuas que se dedican al comercio ya hasta sienten normal que va a llegar fulano y los va a empujar, los va a ver feo, les va a decir ‘zácate de aquí, indio’ y ellos lo ven normal. Entonces les digo que eso no lo deben ver así, o sea, justo por eso creo yo que es muy importante mostrar y decir que esto que te están haciendo es discriminación y no es normal ni está bien”, sostiene la poetisa.
Para la presidenta del Conapred la discriminación la ejerce el mismo gobierno cuando no garantiza los derechos de las personas indígenas, y agrega que en efecto, la discriminación ocurre todos los días y en todas partes en contra de este sector de la población.
“La lectura estructural de la discriminación es que no son casos aislados. No estamos hablando de una interacción entre dos personas que genera una situación de discriminación concreta, sino es un continuo histórico, vemos que se repiten y reiteran las prácticas discriminatorias en el tiempo, vemos que tienen un arraigo cultural y una normalización y que además está institucionalizado”, explica Alejandra Haas.
López dice que aunque existan pocas personas que lean su lengua, aun cuando es todavía motivo de discriminación en México, no dejará de escribirla ni de leerla. Se resistirá a dejar de hacerlo y lamenta que la población en general no lo entienda.
“Realmente me doy cuenta que hablar dos lenguas o más te da una riqueza muy grande, porque es como si tuvieras dos cerebros o dos corazones y las dos piensan al mismo tiempo. (…) no es raro que haya pocos lectores en lenguas indígenas, pocos escritores o poca literatura, porque lo que estamos haciendo es una resistencia, lo que realmente estamos haciendo es demostrar que así como se hace poesía, ensayo o cuento en español, se puede hacer también en nuestras lenguas. Y tiene el mismo grado de validez y de complejidad”, sentencia Nadia López.