El negocio de ‘curar’ gays

El pasado jueves 31 de octubre fue aprobada la Ley de Libre Convivencia, una normativa que causó polémica dentro de los grupos religiosos de Jalisco y abrió casos de centros que “por medio de Dios” dicen curar la homosexualidad con retiros espirituales y apoyo psicológico.

Edgar Ramón Rosales Galarza es un joven que vive en la ciudad de Guadalajara, en el año 2008 ingresó a un retiro para “curar” la homosexualidad, de acuerdo a su testimonio él ya participaba en el activismo pro diversidad y sus intenciones eran las de conocer los procedimientos internos de esos eventos.

Jonathan Ávila Jonathan Ávila Publicado el
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Tan sólo en ese grupo eran alrededor de 80 personas, a cada una le cobran mil 800 pesos, en un curso (de Corage Latino) obtienen alrededor de 144 mil pesos
"Era un curso para reprimir, apagar y cambiar la orientación sexual, lo impresionante de este proceso es que parte de la población que asistía eran menores de edad"  
Edgar Ramón Gonzáleztomó un curso de Corage Latino
http://www.youtube.com/watch?v=ibyxgadMUOc

El pasado jueves 31 de octubre fue aprobada la Ley de Libre Convivencia, una normativa que causó polémica dentro de los grupos religiosos de Jalisco y abrió casos de centros que “por medio de Dios” dicen curar la homosexualidad con retiros espirituales y apoyo psicológico.

Edgar Ramón Rosales Galarza es un joven que vive en la ciudad de Guadalajara, en el año 2008 ingresó a un retiro para “curar” la homosexualidad, de acuerdo a su testimonio él ya participaba en el activismo pro diversidad y sus intenciones eran las de conocer los procedimientos internos de esos eventos.

En entrevista para Reporte Indigo narra el proceso por el que pasa una persona dentro de ese retiro y además del manejo clandestino de los grupos que dicen “curar” lo que ellos llaman el “tercer género”. Edgar es actualmente profesor de psicología en el Centro Universitario UTEG y se dedica al activismo desde el colectivo Familias en la Diversidad Sexual (FADIS).

Este es el testimonio que Rosales Galarza da sobre su experiencia.

¿Cómo fue el proceso para entrar al curso?

Fue una decisión personal, debido a que empecé a escuchar que tenían una metodología en la cual podían hacer cambios a una preferencia o una orientación. Y a mí me llama mucho la atención empezar a identificar cuál era la metodología de trabajo, cuáles eran sus fundamentos. Debido a que muchos de mis amigos habían entrado y en lugar de tener una mejoría salieron peor.

Decidí entrar, eso fue en el 2008, investigué la página de Courage Latino, específicamente fue dónde yo ingresé, vi que había un curso en León y pedí informes. Obviamente para pedir informes tuve como un proceso en donde me tuvieron que entrevistar como cuatro personas, vía teléfono, vía correo y hasta que pasé como todo ese sondeo me mandaron unos documentos para que yo los llenara.

Esos documentos eran muy chistosos porque hablaban de si tenía fantasías sexuales, cuántas veces me masturbaba, cuántas veces había tenido sexo con una persona de mi mismo género, y cuestiones que para algunas personas pueden ser como muy privadas en el ejercicio de su sexualidad. 

Pues llené los formatos y me mandaron una ficha de pago, una ficha de pago que tuve que hacer por la cantidad de mil 800 pesos. Una vez que tuve el pago lo mandé por correo electrónico y me dieron la dirección de a dónde yo tenía que llegar porque este tipo de grupos se maneja de manera muy clandestina.

El curso fue en León, y yo llegué a León, me dieron una dirección para que yo fuera, un cruce de calles, llegué a ese cruce de calles, llegó una combi y llegó por otras personas, para ello yo tuve que mandar un mensaje de que iba para León, tuve que decirles cómo iba vestido para que llegaran por mi (…) me subieron a la combi y nos llevaron por carretera. Cuando preguntaban, o al menos yo pregunté, en dónde era el curso me dijeron que esa información no la podían dar por cuestión de respetar la privacidad del proceso que íbamos a vivir.  

“Coco-Wash” en tres días

Llegando a ese como seminario me acuerdo que nos formaron en fila, y nos revisaron todas nuestras cosas: cámaras, celulares, algún aparato electrónico, nos lo quitaron. Obviamente lo empaquetaron y dijeron hasta la salida puedes recoger tus cosas, entonces estuvimos incomunicados alrededor de tres días (…) nos dijeron en dónde íbamos a dormir, posteriormente nos llevaron a una sala, para podernos explicar cuál era el objetivo del curso.

Y básicamente era un curso para reprimir, apagar y cambiar la orientación sexual, lo impresionante de este proceso es que mucha de la población que asistía eran menores de edad y muchos eran acompañados por los papás, obligados por los papás obviamente.

Nos llevaron a una sala, no expusieron que Dios había creado al hombre y a la mujer, que Dios no había creado un tercer género. Nos comentaban, nos leían versículos bíblicos y obviamente el primer día fue como muy relajado, hablándonos del amor a Dios, del plan divino, del matrimonio, del ser hombre y mujer. Eso ocurrió la primera tarde.

Algo muy significativo era que constantemente en las oraciones ya sea para la comida, para irnos a dormir, para despertarnos, hablaban, o nos hacían hacer mención de esa posibilidad de cambio:  ‘señor perdona mis pecados, tú sabes que yo no quiero ser así que tú no me creaste así, por favor que en este taller venga el espíritu divino a que podamos tener conciencia de tu existencia y que me convierta, casi casi, en heterosexual’.

El segundo día ya empezaron unas dinámicas muy fuertes, y digo dinámicas porque hubo una en particular en el que había una cruz en el que tu le ponías a esa cruz todos tus pecados, desde si te habías metido con un hombre, o con una mujer si eras mujer, de cuántas veces te masturbabas, ibas con tu lista de pecados y se los clavabas a la cruz.

Hubo un testimonio de Rubén García me parece, el cual es una persona que vive con VIH y Rubén nos hablaba que él es un ex homosexual y él comentaba, a todo el público, que él por ideas erróneas que había construido de sí mismo y de su familia, lo que hizo fue volverse homosexual debido a que no tenía una figura paterna.

Él claramente manejaba este tipo de discurso de: “yo me volví homosexual porque mi padre no estaba, pero además entré a la prostitución, tenía sexo con el hombre que se me atravesaba y por eso Dios me castigó y me dio, me mando un castigo que es vivir con VIH”.

La siguiente dinámica no la viví porque a mí me sacaron del grupo, me mandaron con otro padre, la dinámica que estaban haciendo después de ese lavado de cerebro, era que venía el espíritu santo a renovarte y a quitarte la homosexualidad. Como si la homosexualidad fuera un demonio o un espíritu el cual hay que exorcizarlo. 

Estar tres días en un lugar donde te hablan de culpa, pecado, vergüenza y otras cosas similares, pues obviamente va generando en uno un sentido de presión o un sentido de “la verdad a lo mejor me estoy portando mal”.

Como el testimonio de Edgar Ramón Rosales, hay varios, estos grupos realmente están entrando en procesos de discriminación, y están obteniendo un beneficio económico, porque tan sólo en ese grupo eran alrededor de 80 personas, a cada una le cobran mil 800 pesos, en un curso obtienen alrededor de 144 mil pesos, y ese fue solo el taller en León, pero a la par se estaban desarrollando otros talleres en diferentes partes de la republica.

Desgraciadamente este tipo de movimientos conservadores están en todo el mundo.

El pasado 28 de octubre FADIS presentó una denuncia pública en contra de estos grupos, tanto Courage Latino y Grupo Venser, que operan en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG).

Grupo Venser es dirigido por Everardo Martínez Macías, un psicólogo por la Universidad de Guadalajara que además durante la administración pasada participó en eventos del DIF Jalisco, donde también estuvo presente la esposa del entonces presidenrte de México, Margarita Zavala.

Edgar Rosales adelantó que están preparando una denuncia legal. Además, reconoce que aunque Guadalajara ha cambiado en su perspectiva respecto a la comunidad lésbico-gay, la información es poca y la discriminación se sigue viviendo a diario por los tapatíos. Y agrega que la ciudadanía ha tenido mayor reflexión respecto a ese tema.

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