El ocaso de la dinastía
El abucheo y agresión que sufrió Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano por parte de los que una vez fueron sus más febriles seguidores, en la manifestación de estudiantes en el Zócalo el pasado 8 de octubre, podría ser el exordio del nuevo escenario que se abre a la dinastía Cárdenas, la que de a poco se ha ganado –si no el rechazo– sí el cuestionamiento social.
J. Jesús LemusEl abucheo y agresión que sufrió Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano por parte de los que una vez fueron sus más febriles seguidores, en la manifestación de estudiantes en el Zócalo el pasado 8 de octubre, podría ser el exordio del nuevo escenario que se abre a la dinastía Cárdenas, la que de a poco se ha ganado –si no el rechazo– sí el cuestionamiento social.
En Michoacán, el primer bastión histórico cardenista, cada vez son más las voces que no solo se han distanciado sino que han cuestionado abiertamente del liderazgo moral de la descendencia del general Lázaro Cárdenas del Río, una figura mitificada en el halo de la historia. Hace 20 años era impensable someter a juicio la moralidad de alguien del linaje del general Lázaro Cárdenas. Hoy, ya inició la rebelión contra la dinastía.
El preludio del ocaso de los Cárdenas se pudo asomar cuando la turba estudiantil, la que pedía el regreso con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa, agredió al caudillo de la izquierda. La mítica figura de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano se tuvo que escabullir entre insultos y proyectiles que le reclamaron su complicidad con el gobernador Ángel Aguirre Rivero y el alcalde de Iguala –acusado de genocida– José Luis Abarca Velázquez.
En esta entidad, en la tierra de los amoríos del general Lázaro Cárdenas, no hay proyectiles ni insultos, pero sí reclamos de diversos sectores sociales, principalmente de los hombres de empresa que piden traer a cuentas al exgobernador Lázaro Cárdenas Batel y su hermano Cuauhtémoc, sobre los que pesan dudas que les pueden opacar la moral y derrumbar la imagen política intocada desde que nacieron.
En el seno del PRD michoacano las opiniones y directrices políticas del que fuera el líder moral de la izquierda, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, ya no surten efecto.
La administración estatal de Lázaro Cárdenas Batel se ha distinguido por su opacidad financiera y hoy se encuentra bajo la lupa inspectora de la Federación.
Cuauhtémoc Cárdenas Batel es cuestionado por el manejo financiero del fideicomiso para la rehabilitación del Teatro Mariano Matamoros de Morelia.
Las decisiones y opiniones políticas de Cárdenas Solórzano, el hijo del general, ya no son acatadas ciegamente. En el interior del PRD se han formado grupos que se oponen a la visión mesiánica con la que el fundador de ese partido mandó por décadas. Decenas de líderes regionales han abandonado el caudillismo, tras observar la falta de compromiso de Cuauhtémoc Cárdenas frente a los problemas que atañen a cada región.
Al menor de los Cárdenas Batel –ahora que la Federación revisa los manejos financieros de las últimas tres administraciones estatales- se lo podría convocar en breve, en el seno del congreso local, para que explique la razón por la que la rehabilitación del teatro tiene un retraso de casi cinco años, además de que el gasto se ha elevado en casi tres veces frente al presupuesto original.
El teatro que nunca fue…
La remodelación del Teatro Matamoros de la ciudad de Morelia es una obra que se proyectó en el año 2009, con la intención de que el inmueble fuera reinaugurado en el marco de los festejos por el 200 aniversario de la independencia de México.
Al frente del comité de obras fue designado por el entonces alcalde de Morelia, Fausto Vallejo, y el menor de los nietos del general, Cuauhtémoc Cárdenas Batel.
El pasado 13 de octubre, el empresario Agustín Arriaga Diez, en su calidad de presidente de la Asociación de Hoteles y Moteles de Michoacán, pidió que se explique el atraso registrado en el Teatro Matamoros y que se investigue el destino de los fondos que han sido aplicados a la obra desde las arcas federales. Son justamente 103 millones de pesos los que no han sido clarificados.
El empresario Agustín Arriaga Diez dejó ver el sentir de muchos michoacanos cuando públicamente pidió que se investigue la obra en cuestión más allá de apellidos y colores partidistas, porque finalmente se trata de recursos del pueblo de Michoacán.
Actualmente la mayoría de las dependencias estatales que manejaron montos considerables de los fondos públicos están siendo sometidas a revisión por parte de los órganos fiscalizadores de la federación.
El amigo incómodo
Funcionarios de la Comisión para el Desarrollo Económico de Michoacán, la que encabeza el mexiquense Alfredo Castillo Cervantes, están revisando los manejos financieros de las administraciones de Fausto Vallejo-Jesús Reyna, Leonel Godoy Rangel y Lázaro Cárdenas Batel, a fin de ubicar el destino de los fondos económicos del gobierno estatal, puesto que algunos recursos no fueron aplicado en los renglones predestinados.
La administración de Lázaro Cárdenas Batel mantiene una especial observación por parte de los funcionarios encargados de investigar desvíos, pues solo en ese lapso la deuda creció a más de 8 mil 600 millones de pesos. A Cárdenas Batel se le responsabiliza de haber solicitado créditos por más de 6 mil 757 millones 800 mil pesos.
El responsable de las finanzas en el periodo del gobernador Cárdenas Batel fue Humberto Suárez López, quien durante los 10 años que estuvo como Secretario de Finanzas (incluye también el periodo del gobernador Leonel Godoy Rangel), la deuda pública de Michoacán creció 870 por ciento hasta llegar a 15 mil 528 millones de pesos.
Suárez López fue detenido el 18 de marzo pasado, acusado de malversar los fondos públicos de Michoacán. Se le atribuyen malos manejos por más de 10 mil millones de pesos, aunque solamente le están reclamando entre 30 y 40 millones de pesos.
El tesorero de Cárdenas Batel y Leonel Godoy permaneció en la cárcel apenas 72 horas. Alcanzó la libertad condicional tras garantizar la reparación del daño con una fianza de 49 millones 895 mil 455 pesos.