El PAN se desinfla
Dieciocho años después de haber llegado al poder y a pocos meses de perderlo, el Partido Acción Nacional tocó fondo.
Las cifras de miembros activos y adherentes que apoyan al partido están la baja y dejan en claro que el poder de la nómina pesó en la militancia panista.
Militancia que hoy no encuentra alternativas y prefiere mejor no volverse a vincular con el partido que por largo tiempo le dio de comer a cambio de acomodarse a las necesidades del Acción Nacional.
Paloma Robles
Dieciocho años después de haber llegado al poder y a pocos meses de perderlo, el Partido Acción Nacional tocó fondo.
Las cifras de miembros activos y adherentes que apoyan al partido están la baja y dejan en claro que el poder de la nómina pesó en la militancia panista.
Militancia que hoy no encuentra alternativas y prefiere mejor no volverse a vincular con el partido que por largo tiempo le dio de comer a cambio de acomodarse a las necesidades del Acción Nacional.
Los excesos del gobernador, sumados a los malos manejos en el Congreso y en alcaldías del Estado hacen hoy cisma en el PAN.
Pero pese a lo anterior, en la dirigencia prefieren minimizar su estado crítico y aseguran que seguirán trabajando para consolidar la fuerza de su instituto político para la próxima elección.
Sin embargo, la debacle se veía venir desde antes, por lo menos desde hace más de tres años, luego de los resultados electorales del 2009 cuando el PAN perdió el control de la Zona Metropolitana de Guadalajara.
Desde entonces se sabía que el grave problema no era que el PRI hubiera aumentado su electorado sino que gran parte de la militancia panista no salió a las calles a apoyar a sus candidatos.
En la reconstrucción del partido previo a la elección del 2012, frases como “Trabajaremos con suela, sudor y saliva” y “Volveremos a enamorar a los panistas” fueron consignas simplonas que lanzaron desde ese partido.
Pero poco sirvieron las acciones emprendidas por las dirigencias municipales y la estatal, pues los resultados electorales no les volvieron a favorecer.
Fue entonces cuando el PAN en Jalisco ya había trascendido el diagnóstico y se encontraba en el inicio de la agonía, que se agudizó con las divisiones internas.
Y es que el número de votantes se redujo de un millón 296 mil votos en 2006 a 695 mil en 2012. La alarmante cifra refiere que uno de cada dos panistas dejó de votar por su partido.
En ese mismo tenor, las cifras que lanzó el comité Ejecutivo Nacional sobre el número de militantes del partido hacen ver que Jalisco quedó mal parado.
Eso afecta a toda la estructura de partido, pues Jalisco es una de las entidades más importantes para el panismo nacional.
De un total de 34 mil 801 adherentes que tenía el PAN Jalisco, hoy solo quedaron inscritos 17 mil 887.
En cuanto a los adherentes, hasta el domingo pasado se contabilizaba un total de 125 mil 962 panistas; en la lista quedaron apenas 9 mil 527 adherentes.
Las razones de su desencanto son desconocidas por la propia dirigencia estatal.
El presidente del PAN Jalisco Miguel Ángel Monraz Ibarra no se aventuró en explicaciones sobre la desbandada, incluso prefirió que no se utilizara ese término.
“Quizá por motivos diversos” y de tipo personal, adjudicó el panista en un ánimo de minimizar la situación por la que traviesa el blanquiazul.
La tarde del lunes 7 de enero Monraz Ibarra ofreció una rueda de prensa en la que destacó que pese a que las cifras de su partido bajaron, sigue transparentándolas.
Además aseguró que tres mil solicitudes de inscripción están en trámite, por lo que la cifras no son definitivas.
“Con quienes nos quedamos son con quienes daremos la batalla, por que son con quienes hemos venido trabajado en los últimos años, quienes nos acompañan en la casillas, en los procesos electorales con quienes acompañaremos a los gobiernos de Acción Nacional”, dijo el dirigente.
Afiliaciones al estilo panista
El corporativismo del que siempre se quejó el PAN –cuando fue oposición– se volvió práctica común en el sistema interno de afiliación.
Cientos de adherentes se inscribieron en las filas de Acción Nacional con la idea de acceder a un cargo público.
La manipulación de las mayorías se volvió un ejercicio que todos practicaron. Y es que de acuerdo a la tradición panista, los procesos de designación normalmente son a través de votación.
Por ello quien tuviera el control de la mayoría tendría mayores posibilidades de llegar.
En la elección interna del PAN en la que se eligió al candidato a la gubernatura Fernando Guzmán Pérez Peláez el poder de la nómina se hizo presente y en más de un medio de comunicación se informó de los acarreos masivos que el ex secretario general de gobierno hizo a su favor.
Camiones en su apoyo llenos de servidores públicos de diversas dependencias hicieron presencia masiva en las casillas de votación. En algunos casos entorpeciendo el voto de otros simpatizantes que apoyaban los demás precandidatos.
De Guzmán Pérez Peláez se supo que inscribió a miles de militantes a través del sistema de adherentes.
El trámite se hacía desde las oficinas del Comité Ejecutivo Nacional a fin de no dejar registros en la dirigencia local que estaba controlada por el grupo de Hernán Cortés.
La estrategia le sirvió en primera instancia pues le ganó a los otros dos contendientes, sin embrago la factura se cobró en la elección constitucional, cuando perdió la mitad de los votos que había obtenido su partido seis años antes.
Muchos catalogaron el resultado de la elección como un traición, pues algunos militantes decidieron apoyar a Enrique Alfaro Ramírez el candidato de Movimiento Ciudadano.
Las versiones sobre las traiciones nunca fueron desmentidas. El partido pudo haber sancionado a los militantes que aparentemente incurrieron en dicho actos, pero en cambió expulsó del partido a personajes menores.
El propio gobernador Emilio González Márquez presumió la afiliación de 170 mil nuevos panistas que le apoyarían en su carrera a la Presidencia de la República.
El gobernador aprovechó en 2011 la gira de promoción de los Juegos Panamericanos para lograr simpatías en todo el país.
La campaña de promoción fue liderada por Herbert Taylor, consejero del PAN quien fue uno de los acusados de haber traicionado al partido en la elección del 2012 por su apoyo a Alfaro Ramírez.
Pero las afiliaciones masivas panistas no son una práctica nueva.
En 2009, la dirigencia nacional del PAN propuso una campaña de afiliación nacional a fin de que la inscripción no quedara en manos de las dirigencias locales en donde se presumía que se manipulaban los apoyos en favor o en contra de algunos candidatos.
En el mismo año Fernando Garza, una de las figuras más importantes del panismo tapatío, decidió renunciar a Acción Nacional.
Garza aseguró que existía la intención de afiliar a 21 mil personas nuevas en beneficios de Jorge Salinas quien resultó el candidato a Guadalajara y que finalmente perdió frente al PRI en aquel 2009.
Cuestionado sobre estas prácticas, el presidente del PAN Jalisco, Miguel Ángel Monraz se resistió a ser autocrítico.
Se limitó a agradecer a los casi 18 mil miembros activos y casi 10 mil miembros adherentes que hayan permanecido en las filas de su partido.
Aunque reconoció que por los menos el 45 por ciento de los panistas no decidieron renovar su militancia.
Para Monraz Ibarra el crecimiento de la membresía en los últimos 18 años se debió a diversas circunstancias.
No obstante, en el PAN hoy trabajarán por recobrar la confianza de los ciudadanos y de los que se quedan.
Respecto a las formas corporativistas de afiliación masiva que se dieron en múltiples ocasiones el titular del partido manifestó que el PAN está integrado “por hombres y mujeres libres”.
“Si nosotros quisiéramos buscar un corporativismo no hubiéramos hecho ese proceso de refrendo que busca que se queden dentro quienes quieren mejorar el partido”.
A partir de hoy, el Partido Acción Nacional iniciará un periodo de consulta entre la militancia y con ello generarán una plataforma de trabajo, según informó Monraz Ibarra.
La intención –dijo– es “ser gobiernos responsables; y donde somos segunda fuerza ser una oposición que construya y fortalezca cada una de las comunidades en el estado”.
Jalisco, uno de los peores
Aunque el dirigente del PAN en Jalisco Miguel Ángel Monraz dice que en el estado no fue tan grave la desbandada, el propio presidente nacional Gustavo Madero, reconoce que está entre los tres peores.
“En donde estamos muy mal es en el DF, Estado de México y Jalisco”, señaló en entrevista con Carmen Aristegui en el espacio radiofónico Primero Noticias de MVS Radio.
El estado que fuera emblema del panismo nacional, ahora se encuentra en una crisis en su militancia.
Por eso al líder nacional del PAN le preocupa el bajo número de panistas que reafirmaron su militancia en la entidad.
Reconoció que se trata de “un ejercicio de autocrítica, de evaluación”, pues muchos de los padrones contaban con una militancia muy endeble, que se acreditaba con una simple anotación en una lista.
“Necesitamos tener un padrón confiable (…) vamos a ser muy cuidadosos para que no se repita este error”, indicó Madero.
En las versiones local y nacional del panismo, las contradicciones son evidentes.
Hay una sensación de esquizofrenia pues mientras se dice qué todo está bien, qué se trata de una reacción natural, en Jalisco la crisis es evidente al grado que la propia dirigencia nacional tiene que aceptarlo.
Aunque la local se niega a reconocer que se trate de una desbandada masiva por la salida del poder y los resultados electorales.
Al final, ambos presidentes minimizan.
“En el PAN tenemos las puertas abiertas para entrar y salir, a nadie se le retiene a la fuerza”, señaló en la rueda de prensa que dio ayer Gustavo Madero.
Aunque en sus declaraciones en dicha rueda de prensa que dio el lunes 7 de enero, dijo que Veracruz, Estado de México y DF eran las entidades más preocupantes, en la entrevista de ayer con Aristegui agregó a Jalisco.
Y es que en las otras entidades, resaltaba el hecho de que son en las que su fuerza política es poco representativa. Pero Jalisco, un estado donde el panismo permaneció por 18 años, también la salida de militantes preocupa.