Bajo el supuesto de que mejorarán las condiciones del Congreso, que se encuentra sumergido en una crisis económica y de legitimidad, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) busca jugarse su sobrevivencia como partido.
El pragmatismo político no tiene límites.
Nadie imaginaba que la pugna entre Movimiento Ciudadano (MC) y PRD, ambos partidos de izquierda que rompieron relación en el proceso electoral, fuera a matizarse con su llegada al poder.
Pero la designación del secretario general del Congreso, posición que ordinariamente queda en manos de la fracción mayoritaria, hoy es motivo de disputa entre dos bloques peculiares.
El contingente recién creado busca arrebatar la posición al PRI exigiendo un perfil técnico, administrativo y alejado del esquema de partidos.
Y aunque el PRD se venda como un “partido bisagra”, la realidad es que su agenda en temas como las sociedades de convivencia, o la despenalización del aborto, es difícil que cuente con el respaldo de los demás partidos.
Por no se puede vislumbrar con claridad la estrategia de estas negociaciones.
Porque este giro inesperado coloca al PRI, partido que presumía una mayoría sólida de la mano del Partido Verde y del PRD, en cierta desventaja, pues pierde frente a MC en esta primera batalla.
También se generan cuestionamientos para el coordinador del PRI, Miguel Castro Reynoso, a quien su bancada le hace severas críticas sobre su incapacidad de “llegar a acuerdos” para aplicar la aplanadora priista en el Congreso.
Hay quien recrimina la decisión de dejarle al PAN y Movimiento Ciudadano la primera mesa directiva del Legislativo.
En ese sentido, existen dos argumentos para creer que el PRD está vendiendo caro su papel de “partido comodín”.
Algunas fuentes consultadas refieren que el PRD –en específico el grupo Universidad- no está conforme con el trato que la fracción del PRI le dio al ex diputado Raúl Vargas, ex presidente de la Comisión de Administración.
Por otro lado está la versión del propio coordinador de la fracción del PRD, Enrique Velázquez González, quien asegura que su participación en el Congreso no está condicionada a nada:
“En automático el PRD no está amarrado con nadie y puede hacer las alianzas que crea conveniente o que beneficien al Congreso”, refiere el perredista.
Insiste que en su fracción no existen “fobias” sobre temas en los que sus intereses de grupo intervengan.
PRD, dispuesto a todo
“El tema de la campaña es un tema ya muy viejo, superado, la ciudadanía puso a cada uno en su lugar”, manifestó Enrique Velázquez en referencia a la alianza con Movimiento Ciudadano.
Velázquez no fijó plazos ni términos de la alianza con el PAN y MC.
De hecho dejó más dudas, pues aseguró que su fracción “no le tiene cerrada la puerta al PRI”.
“Nos van a ver votando con responsabilidad. También habrá temas en los que este partido irá con el PRI, también lo vamos a votar y tendremos una justificación”.
El perredista asegura que no hubo quiebre con el tricolor.
“No es un rompimiento con el PRI, no tiene que ver con que no nos tomaran en cuenta o no platicáramos, yo tengo una excelente relación con Miguel Castro (…) tiene que ver con una coincidencia que tuvimos con los otros partidos en este tema en particular”.
Pero de fondo, más allá del control del Congreso existen otros dos argumentos que sostienen de otra forma la decisión de irse con la oposición.
Por un lado, Enrique Velázquez refiere que la relación con el gobernador electo debe ser cordial, pero también de respeto, no de subordinación como se presume que quiere el PRI.
Sin ahondar en detalles el perredista destaca que el Legislativo debe encontrar su propia identidad “que él (Jorge Aristóteles Sandoval) proponga, pero que el Congreso disponga”.
En su decisión por jugar diferente a lo esperado, existe la consigna de cambiar la percepción ciudadana tan negativa que se tiene de los diputados y con ello buscar legitimarse como partido.
“Tiene que ver con decisiones que nos permitan fortalecer el partido”, apunta el entrevistado, quien reconoce que la decisión es “arriesgada” pero se espera generar confianza en sus militantes.
Secretaría General
Desde la Secretaría General se han operado en las últimas dos legislaturas gran parte de las compras, firmas de convenios y contratos que hoy tienen sumergido al Congreso en una crisis.
En la 58 Legislatura se señaló a Alfredo Argüelles, entonces secretario general, y a Jorge Salinas, presidente del Congreso, como responsables de basificaciones masivas y deudas a proveedores.
En la 59 Legislatura, Carlos Corona, el primer secretario general, protagonizó una serie de escándalos de corrupción con la compra de vehículos suntuosos.
Luego llegó José Manuel Correa Ceseña, impuesto por el PRI con el aval de la Universidad de Guadalajara, y el desastre del Congreso, en materia de deuda y nómina, continuó.
De hecho hasta el momento aún no es posible destrabar algunos recursos en tanto no se defina en qué condición laboral se encuentra Correa Ceseña. Y es que a pesar del cambio de legislatura, el priista tiene el poder de las cuentas del Congreso.
Él es el único que puede firmar, por eso los priistas señalaron que lo mantendrían en el cargo.
Pero con el nacimiento de este inesperado bloque, eso está por definirse.
Porque por esta ocasión la decisión de quién quedará en la Secretaria General se abre a la posibilidad de nuevas formas de elegir al titular de este cargo.
Un reclamo sensible ante el descontento ciudadano por el pésimo desempeño de la Legislatura saliente.
No defraudar a los jaliscienses en el perfil de este secretario es quizá el primer reto de esta oposición renovada.
Enrique Velázquez asegura que en una decisión como esta “ganan todos, estamos buscando que no se comentan los mismo errores que se venían cometiendo”.
Aunque reconoce que un perfil académico, técnico y libre de filiaciones, como anunció el bloque anti PRI, no garantiza la mejora del Congreso, por lo que se deberá llevar puntual seguimiento de su trabajo.
“De eso se trata este Congreso, la imagen del diputado debe cambiar, la imagen debe ser mejor y eso va a ser en la medida que el Congreso cumpla con sus funciones sustantivas, la más importante es legislar y fiscalizar”, sostiene Velázquez.
Sin comisiones, sin direcciones
A una semana de iniciada la nueva Legislatura, la rebatinga de las comisiones de trabajo, direcciones y comités ha generado un clima de encono entre los diputados locales, que parece difícil de destrabar.
Aún no existen acuerdos.
El bloque creado por PAN, MC y PRD para la designación del secretario general abre la pauta también para presionar en la repartición de otros cotos de poder.
De nueva cuenta los partidos pequeños se revelan frente al bloque mayoritario y esperan que las comisiones se repartan conforme a la Ley, esto es mediante rondas.
Son 37 las comisiones que serán repartidas entre las fracciones.
El PRI podría acceder hasta a 18 espacios.
Mientras el PAN podría conseguir solamente 12, Movimiento Ciudadano 5 y el PRD 2 y el Partido Verde solo pueden aspirar a una.
Las comisiones de Hacienda, Vigilancia, Gobernación, Puntos Constitucionales, Justicia, Responsabilidades y Asuntos Metropolitanos son las más peleadas.
Con la designación de presidentes de comisión se activarán las labores en el Congreso, pues también se nombrarán a los secretarios técnicos de la comisiones que hasta hoy se mantienen en pausa.