En un hotel ubicado en pleno corazón de la ciudad de México, un grupo de petroleros se organiza y confabula sobre cómo asestar el golpe definitivo que derroque a Carlos Romero Deschamps y logre su expulsión del sindicato de Pemex.
Al estilo de los movimientos libertarios, los sindicalizados, guiados por el líder que buscan sea reconocido, Jorge Hernández Lira, hacen de una pequeña habitación su cuarto de guerra.
Conscientes del poder económico y político de Romero Deschamps, protegen la seguridad de su líder y guardan su identidad con recelo, por miedo a que se atente contra su seguridad.
Por esta razón, mantienen en secreto el nombre del hotel que usan como guarida en pleno centro de la capital mexicana.
“La respuesta al movimiento puede venir de cualquier lado, de quien menos te lo esperes, aquí estamos seguros, las calles son populosas, la policía pasa a menudo, nos sentimos más o menos protegidos”, comenta uno de ellos.
Atesoran cada uno de los papeles que dan legalidad a la Asamblea del 19 de octubre de 2012, celebrada en las instalaciones de la Cámara Nacional de Comercio (CANACO) de la ciudad de México.
Al servicio de México
La mayoría es gente que trabajó y dejó su juventud en algunos pozos petroleros al servicio de Pemex, “al servicio de México”.
Así, en medio de la clandestinidad realizan reuniones en espera de que Jorge Hernández Lira, a quien reconocen como el nuevo secretario general de Pemex, les marque el rumbo a seguir para demostrar que los petroleros ya no quieren que Deschamps les represente.
A menudo, Hernández Lira tiene que calmar los ánimos que hablan de hacer valer su derecho a toda costa, incluso mediante la violencia.
La Coalición Petrolera Independiente (CPI), que encabeza Hernández Lira, tiene como fuerza motriz el apoyo de 142 mil 136 agremiados, trabajadores de Pemex de todos los estados de la República Mexicana, cuyos nombres, apellidos y afiliación muestran a través de una base extensa de datos.
Ahí, en medio de la clandestinidad, entre cajas de agua y refrescos apilados por el piso, saturando la ya de por sí pequeña habitación, los petroleros disidentes esperan la resolución del amparo interpuesto ante el juzgado tercero de distrito en materia de Trabajo.
Ira antigua
Pero también exploran otros caminos, en caso de que el fallo no resulte favorable y no logren que la Dirección General de Registro de Asociaciones de la Secretaría del Trabajo, les entregue la toma de nota, que se ha prolongado desde 2012.
El movimiento no surgió de entre las cenizas, tampoco es algo que se haya gestado a raíz de la tragedia que conmocionó a los trabajadores que perdieron a 37 compañeros en el estallido en el edificio B2 de la Torre Ejecutiva de Marina.
Viene de mucho antes y muestran documentación que así lo acredita:
Desde el 6 de abril de 2009, en el oficio 211/25/03/09-155 enviado por la Subsecretaría del Trabajo, Seguridad y Previsión Social, específicamente Dirección General de Registro de Asociaciones, se les notificó que desde esa fecha estaban enterados de que la Coalición Petrolera Independiente designó desde ese momento a Jorge Hernández Lira como candidato único para ocupar la Secretaría General del Sindicato petrolero.
“Acusamos recibo de su escrito de fecha 24 de marzo de 2009, mediante el cual comunica al Lic. Javier Lozano Alarcón, Secretario del Trabajo y Previsión Social”, reconoció el entonces director general de Registro de Asociaciones, Pablo Muñoz y Rojas.
De ahí se desprende que, desde hace cuatro años, los petroleros opuestos al cacicazgo de Deschamps planeaban elecciones para renovar la dirigencia del poderoso sindicato petrolero que, desde 1996, tiene a la cabeza al ahora también poderoso senador.
De acuerdo con ese documento, el secretario de Trabajo durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, Javier Lozano, fue notificado de que un grupo numeroso y poderoso en el interior de Pemex pretendía convocar una asamblea para elegir al nuevo líder que sustituiría a Deschamps.
Y así fue en la reunión del 19 de octubre de 2012 en la que participaron los delegados elegidos.
“Todos tienen conocimiento, que nadie se haga el sorprendido, saben con papel en mano que hubo una convocatoria, que se registraron conforme a derecho unas elecciones y que Jorge fue el ganador con un 71 por ciento de la votación”, detalla uno de los reunidos en ese pequeño bunker.
Su versión está basada en decenas de documentos y exhibe uno que detalla el objeto de dicha reunión: “Llevar a la práctica una elección del Comité Ejecutivo General del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana e integrar el grupo encabezado por un secretario general”.
El secretario general estaba acompañado por un secretario interior de actas y acuerdos, otro del exterior y propaganda, otro del trabajo, otro de organización y estadística y un tesorero, que en suma, integraban el “Cuerpo de Gobierno del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana”.
Y así quedó desde aquel día: Jorge Hernández Lira, al frente, como Secretario General en sustitución de quien todos conocemos, Romero Deschamps; Mauricio Hernández Meza, suplente; Fernando Palomino Ramírez, secretario del Interior y de Acuerdos; Juan Garrido Santiago, secretario del Exterior y Propaganda; Ascención Bautista Cerecero, secretario del Trabajo; Guillermina Eleonora Lechuga Chávez, secretario tesorero y Antonio Rentería Hernández como secretario de Organización y Estadísticas.
Según los estatutos que dan vida y sentido a un sindicato, además se conformó el Consejo General de Vigilancia con seis integrantes; el Cuerpo de Educación y Previsión Social, con siete; los secretarios de Educación y Previsión Social por Jubilados, fundamentalmente.
Viejos petroleros
Son genuinos trabajadores, con auténtico liderazgo y conocen bien las entrañas de Pemex. Su vestimenta y perfil dista mucho del oropel que envuelve al cuestionado Carlos Romero Deschamps quien desde su llegada al sindicato en 1996 ha sido reelegido en tres ocasiones (si se cuenta la última que lo mantendría hasta el 2018 en el cargo).
Nada más vejatorio de los estatutos del Sindicato que solo permiten una reelección en el cargo. Pero a quién le importa las leyes que, en la práctica y bajo el cobijo de los partidos, se vuelven letra muerta. Hoy Romero Deschamps se presenta como el único y auténtico líder de los petroleros hasta 2018.
Deschamps sabe de este movimiento que hoy se le enfrenta y que le ha ganado legítimamente, al pie de la letra según los estatutos, la secretaría general del Sindicato a la que intenta aferrarse por seis años más.
Ellos, los petroleros, también lo siguen de cerca y hablan de él y de su entonces cercanía con Joaquín Hernández Galicia, “La Quina” y sus relaciones con el poder que lo han encumbrado como diputado federal en las legislaturas LI; LV y LVIII, así como también dos veces ha sido senador de la República.
Sin contar los escándalos de enriquecimiento ilícito y presuntos fraudes por millonarias desviaciones del sindicato que dice representar en beneficio de la clase trabajadora.
Tampoco se atreven a especular respecto a si el movimiento que encabezan, que se gestó desde la sección Metropolitana número 34, del que tiene conocimiento la Dirección General de Pemex, provocó o desencadenó el estallido del 31 de enero que dejó 37 muertos.
Se niegan a abordar el tema con esa idea. Aunque lamentan que en medio de la lucha se hayan perdido tantas vidas y otros cientos de trabajadores hayan resultados heridos.
Pero no quieren perder la ruta que trazaron para llegar hasta donde están con papeles en mano.
Este fin de semana el grupo viajó al Estado de Veracruz, de donde Jorge Hernández Lira es originario, para analizar el plan a seguir.
Unos hablan de manifestarse, otros de buscar el acercamiento con el presidente Enrique Peña Nieto. Pero la lucha sigue.