El poder de las redes sociales para alzar la voz
El crecimiento exponencial que se ha dado en el uso de las plataformas digitales han hecho de estos espacios lugares desde donde la ciudadanía puede alzar la voz
Rubén ZermeñoEnrique Ortega, especialista en imagen y redes sociales, explica que el utilizar estas plataformas con el fin de colocar en la agenda pública algún tema, se conoce como ciberactivismo o activismo 2.0 y no es un fenómeno nuevo.
La ventaja de este tipo de activismo es que las redes sociales multiplican el mensaje y lo podemos hacer desde la comodidad de nuestra casa con una computadora o un teléfono.
“De este fenómeno ya se venía hablando desde el 2001, varios autores hablaban de que el internet se estaba convirtiendo en un lugar de organización para movimientos sociales, y eso que todavía no había redes sociales. Sin embargo, durante los primeros 15 años de este siglo, sí ha habido mucho ciberactivismo”, explica.
Solamente con la Primavera Árabe en 2010 se logró que la gente se organizara, se informara y derrocara un gobierno.
Sobre las características que debe de tener un tema para viralizarse, Ortega comenta que ni siquiera los expertos han podido dilucidar cuáles son.
“Hay cosas que tienen todo para volverse virales y la gente no las toma, y hay cosas que son solo algo que alguien publicó en Twitter, y pasa que la persona correcta las retoma, las comenta, las comparte y se vuelven virales.
“Aunque no se sabe a ciencia cierta, sí hay ciertas características sociales que hacen que un contenido le llegue a la gente, le duela a la gente y por lo tanto lo comparta y lo comente”, agrega.
Una de estas características es que la situación sea una con la que los ciudadanos se puedan identificar.
“Por ejemplo, yo creo que todos podemos identificarnos con el caso de Debanhi porque tenemos una hija, una hermana, una prima, una pariente o una amiga que tiene la edad de Debanhi y que fue a una fiesta el mismo día que Debanhi pero tuvimos la suerte de que regresara sana y Debanhi no regresó. Esa es la cercanía simbólica.
“Lo segundo es lo importante de la narrativa, es decir, cómo cuentas la historia. Si la narrativa no es clara no funciona. Debe de tener un principio, un desarrollo, un clímax y un desenlace”, concluye.