Un expediente que acumula al menos cincuenta oficios dirigidos a diversas dependencias del Gobierno del Distrito Federal (GDF) no ha sido suficiente para que un grupo de vecinos de Santiago Tulyehualco, en la delegación Xochimilco, reciban solución al conflicto que mantienen con las rutas de microbuseros 20, 55 y 61.
En el legajo, se documenta la infinidad de veces que estos vecinos han solicitado a través de oficios y de manera personal que se ponga orden al funcionamiento ilegal, según denuncian, de las unidades de transporte público cuyos operadores se han enfrentado físicamente con los colonos.
Pero, desde 2011, no tienen respuesta de la Secretaría de Transporte y Vialidad (Setravi), encabezada entonces por Armando Quintero, cuya actitud se repite con el actual titular, Rufino H. León Tovar.
No sólo han recurrido a la Setravi, encargada de poner orden en el transporte público de la capital, también acudieron a la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF), a la que solicitaron aplicar operativos de vialidad para efectuar remisiones a los corralones de las unidades que se estacionan en doble y hasta triple fila en esa zona de Tulyehualco, propiciando el caos de vehículos.
Pero a los microbuseros de dichas rutas, no hay quien los frene. Al menos, no en este caso cuyas quejas exhiben el desinterés de las autoridades.
A los responsables del Instituto de Verificación Administrativa (Invea) les han solicitado, por ejemplo, que supervisen la zona en la que dichos microbuseros hacen base, sin ningún permiso aparente por parte de Setravi.
Y como las autoridades no intervienen, los enfrentamientos entre chóferes y vecinos han pasado de los insultos a los golpes, en más de una ocasión.
Al declararse las autoridades de la delegación Xochimilco incompetentes para resolver este problema entre los vecinos y quienes explotan las rutas 20, 55 y 61 se han sumado a la tarea infructuosa de enviar oficios a las dependencias ya mencionadas con la esperanza de que alguna resuelva. Tampoco han tenido éxito.
Una vez que se produjo el cambio de gobierno en diciembre pasado, los vecinos enviaron nuevos oficios a Miguel Ángel Mancera Espinosa a fin de exponer la problemática y solicitar su intervención.
Pero la transición y el nombramiento de nuevos titulares en cada área de gobierno han impedido atender el problema con las rutas de micros.
Mientras tanto, el fantasma del llamado “pulpo camionero”, que se caracterizó por la anarquía en el servicio y la prepotencia de los conductores y propietarios de las unidades de transporte, volvió a aparecer en Tulyehuaco, Xochimilco.
Este fenómeno se detectó en la Ciudad de México a principios de los ochenta cuando se proporcionaba a los capitalinos un servicio de pasajeros deficiente, con una lógica de operación regida por la lucha por el pasaje, sin un adecuado control por parte de la autoridad.
Sin ir más lejos, los más recientes diagnósticos de los especialistas de la UNAM, entregados al GDF, detallan que, en algunas zonas del DF, principalmente en la periferia, los habitantes padecen este fenómeno, debido a que el servicio es deficiente y hay un nivel muy alto de irregularidades en trámites y operación de paraderos, al que hay que agregar las irregularidades en rutas y ramales. Todavía es común observar como el transporte concesionado compite por el pasaje, lo que provoca accidentes y que el tránsito en la urbe sea caótico.
Campaña negra contra el PAN
Ante el caos en dichas rutas que denuncian los vecinos de Tulyehualco, Xochimilco y la respuesta nula obtenida de oficina en oficina gubernamental, el caso ya está en manos de algunos diputados del PAN, en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), partido que en los últimos meses ha retomado la bandera de “escuchar la queja ciudadana”.
La panista, Laura Ballesteros que, desde el PAN, dirige el Gabinete de Movilidad, entre cuyos objetivos está poner fin a la era del microbús, tiene en su poder una copia con el expediente que los vecinos de Tulyehualco armaron a partir de más de cincuenta oficios, sin respuesta.
El caso podría ser retomado por el presidente del PAN en el Distrito Federal, Mauricio Tabe Echartea, quien actualmente mantiene un franco enfrentamiento con el titular de la Seduvi, Rufino H. León Tovar, a quien responsabiliza de permitir la campaña negra que se difunde en algunos microbuses y camiones de la capital, donde se responsabiliza al partido azul de los recientes incrementos en las tarifas del transporte público.
Por esta razón, el pasado 13 de mayo, Tabe presentó una denuncia administrativa en contra de la Setravi ante la Contraloría General del Distrito Federal, por permitir que dicha publicidad se difunda en las unidades de transporte público.
“Que la negligente y omisa actuación de los diversos funcionarios de la Setravi ha permitido que concesionarios del transporte público de pasajeros en diversas rutas de la ciudad, hayan colocado en sus unidades desde el pasado mes de abril publicidad que no solo difama al PAN, sino que no cumple con las disposiciones legales y reglamentarias de la materia”, detalla en el documento.
En este escenario de confrontación entre el PAN-DF y específicamente la Setravi, acusada de permitir la llamada “campaña negra”, la problemática que los vecinos de Tulyehualco han intentado por todos los medios que sea atendida, podría ser retomada como una causa panista para presionar a las autoridades del transporte.
Sin duda, un arma de doble filo que podría dejar aún más tiempo a los vecinos de aquella zona en Xochimilco, en medio de una disputa que se politice cada vez más y que no les lleve a ninguna solución.
Mientras la Setravi, la SSPDF, el Invea o el mismo PAN no se decidan a tomar con seriedad el caso y ayudar a los vecinos, el “pulpo camionero” que se apodera de las calles sigue actuando en completa impunidad.