El retroceso ambiental del autocinema

El autocinema resurgió como una forma de entretenimiento libre de COVID-19, pero podría incentivar el uso del automóvil y reforzar el clasismo al promover la idea de que tener uno eleva el estatus social, dicen especialistas
David Martínez David Martínez Publicado el
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La pandemia por COVID-19 revivió al autocinema como una opción de entretenimiento libre de contagios en la Ciudad de México.

No obstante, en lugar de representar un beneficio, especialistas aseguran que genera un esquema de exclusión social y motiva viajes innecesarios en automóvil.

El pasado 25 de junio, Open Air ACMX informó que iba a comenzar a brindar funciones de autocinema en la Arena Ciudad de México, con la intención de ofrecer entretenimiento a la ciudadanía sin contagios de COVID-19.

El pasado 4 de julio, este esquema de recreación en la Arena inició y 200 personas se dieron cita para la función inaugural.

Nicolás Spitznagel, vocero de Open Air ACMX, ha dicho en entrevistas que el autocinema es libre de COVID-19 porque al estar en el vehículo, los asistentes no tienen contacto directo y pueden guardar la sana distancia de un metro y medio de separación entre una persona y otra.

Los autocinemas, dicen expertos, eran un concepto popular de entretenimiento en la década de los 50 y 60 del siglo pasado, cuando aún no había una conciencia ambientalista generalizada, ni una política pública enfocada a disminuir la contaminación en el aire o los viajes en medios motorizados.

Exclusión social

Alejandra Lambarri, consultora en urbanismo y antropóloga social, afirma que uno de los problemas con el regreso de los autocinemas es la exclusión.

Los autocinemas, señala, refuerzan la idea de que tener un automóvil genera estatus y permite el acceso a lugares donde quienes no tienen coche no pueden ingresar

“Es una decisión íntimamente relacionada con la exclusión y la intención de los empresarios de no seguir perdiendo dinero ante la pandemia, hay que recordar que el sector del entretenimiento es de los más golpeados”, dice.

Apenas el 23 de junio, la Asociación de Permisionarios, Operadores, Proveedores de la Industria del Entretenimiento y Juego de Apuesta (AIEJA) estimó que las pérdidas durante los primeros tres meses de la pandemia por COVID-19 son de 30 por ciento respecto al 2019; y para el término de 2020 serán de 33 mil millones de pesos.

No obstante, dice Lambarri, se está buscando no tener pérdidas a costa de una forma de entretenimiento que fomenta el clasismo en torno al automóvil y una tendencia del siglo pasado.

“Hay más opciones que el autocinema, pero se está pensando en traer de regreso un entretenimiento que por si solo no es malo, pero sí lo que está alrededor de él como esta percepción social de que el auto da privilegios”, declara.

Incluso, hay investigaciones donde se ha analizado por qué en México tener coche está relacionado con el ascenso social.

El automóvil en México es un símbolo de estatus y de ascensión social, mientras que el transporte colectivo es considerado un medio inseguro, sucio, promiscuo, poco eficiente, mal conectado y peligroso
Automovilidad en la Zona Metropolitana del Valle de MéxicoInvestigación realizada en la UAM Azcapotzalco

Además, el coche es uno de los medios donde se transporta el menor número de capitalinos, según la Encuesta Origen-Destino en la ZMVM 2017 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

El estudio muestra del total de viajes diarios que se hacen en la capital, solo el 26 por ciento se hacen en transporte privado como el automóvil, los demás en transporte público, caminando o en bicicleta.

Autocinema Incentiva el uso del automóvil

Lambarri dice que además de que promueve el clasismo, el autocinema es un incentivo para el uso generalizado del coche como medio seguro de contagio de COVID-19.

“Hay personas que necesitan usar el automóvil, niños pequeños, familias de integrantes con discapacidad o adultos mayores, para cosas necesarias. Pero el autocinema podría hacer que una sola persona viaje en un automóvil para entretenerse”, afirma.

Esto es contradictorio a la política de movilidad que ha adoptado el Gobierno local al promover el uso de la bicicleta con dos ciclovías emergentes en Insurgentes y en Eje 2 Sur, indica.

La urbanista considera que es necesario emitir una regulación para que aspectos como el número de personas que deben ocupar un automóvil para ir al autocinema, quede establecido y no genere problemas en los eventos que se realicen.

Sin peligro para el aire

Ricardo Torres, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), asegura que aunque los automotores son los que más generan sustancias contaminantes para el aire, el autocinema no agravará la situación.

“Serán eventos de noche y la capacidad de espacios de automóvil no es muy alta, además durante la película el motor estará apagado. Aunque sí es un incentivo para usar más el automóvil”, dice.

A pesar de que los 5 millones 144 mil coches que circulan en la ciudad, de acuerdo con datos del Inegi, son responsables del 53 por ciento de las emisiones contaminantes locales, el especialista considera que los autocinemas no afectarán más a la calidad del aire.

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