El riesgo para los jóvenes de Jalisco

Jalisco tiene la mayor generación de jóvenes que se haya registrado en su historia, pero la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito asegura que existe una correlación entre este tipo de población y la tasa de homicidios: los países con esta demografía suelen tener más asesinatos
Luis Herrera Luis Herrera Publicado el
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El hecho de que Jalisco esté viviendo actualmente la mayor oleada de jóvenes de toda su historia podría tener un efecto negativo: el incremento de esta población en los países suele estar relacionado con un aumento de las tasas de homicidio, indica la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).

Se estima que cada incremento de 1 por ciento en la proporción de la población entre los 15 y los 29 años se traduce, en promedio, en un aumento del 4.6 por ciento en la tasa de homicidio (si los factores socioeconómicos de nivel macro, como el desarrollo económico, desigualdad y urbanización son tomados en consideración)
Estudio Mundial sobre el Homicidio 2019 de la UNODC

El dato de la UNODC resulta relevante para el estado de Jalisco, pues en el grupo poblacional en ese rango de edad es el que ha registrado un crecimiento extraordinario, señalan especialistas de la Universidad de Guadalajara (UdeG) en el estudio “Jalisco a Futuro 2018- 2030”.

“Jalisco tiene la mayor generación de jóvenes que jamás haya existido y marcarán la dinámica demográfica del estado en los próximos quince años, dado que las numerosas cohortes de niños (producto del crecimiento demográfico del siglo pasado) han transitado hacia la juventud y la adultez”.

La población de jaliscienses jóvenes entre los 15 y 29 años alcanzó su nivel máximo en el 2018 y así persistirá por más de una década.

“El volumen de jóvenes pasó de un millón 900 mil en el año 2000 (47.2 por ciento) a 2 (millones) en el año 2010 y se mantendrá alrededor de 2 millones cien mil entre el 2018 y el 2030 (35 por ciento)”.

La UNODC señala que “a un nivel individual, la edad es uno de los predictores más fuertes de comisión de delitos y victimización. La probabilidad de una persona de llegar a involucrarse en un crimen cambia considerablemente mientras él o ella va ganando años, creciendo pronunciadamente desde el final de la infancia y alcanzando un pico en la adultez temprana, que es la cohorte poblacional más propensa al crimen”.

Cita el caso específico de los Estados Unidos, en donde “los individuos entre las edades de 15 a 29 años son el 20 por ciento de la población, sin embargo, están involucrados en el 50 por ciento de todos los arrestos por delitos violentos”.

Tres países que muestran claramente la correlación entre el tamaño de la población joven de 15 a 29 años con las tendencias de homicidios son Austria, Canadá y Japón, al observar ambas variables en el periodo de 1950 a 2015.

“Estos países no necesariamente comparten el mismo abordaje en las políticas de justicia penal, sin embargo, con el paso del tiempo los tres experimentaron un fuerte descenso en su tasa de homicidio, que estuvo fuertemente correlacionado con la proporción de su población entre los 15 y 29 años”.

Envejecimiento y pacificación

Contrario a lo que sucede con las poblaciones con muchos jóvenes como la jalisciense, las que se encuentran en un proceso de envejecimiento suelen presentar una caída en las tendencias de asesinatos, aunque para ello se requiere que no surjan otros fenómenos sociales potenciadores de la violencia.

“El efecto de la edad, sin embargo, puede ser atemperado por la presencia de desestabilización social, dinámicas económicas y de gobernanza, que pueden, en ocasiones, tener una influencia mucho mayor en las tendencias de homicidio que las fuerzas demográficas”.

Por lo tanto, precisa que “en este contexto, una población que envejece puede actuar como un factor protector en contra del homicidio, aunque el malestar social, la inestabilidad y otros eventos de nivel macro pueden también nulificar este beneficio”.

Un ejemplo de este tipo de factores irruptores se dio en Estados Unidos en la década de los 80 del siglo pasado, con la epidemia del crack, a la que se atribuye que se disociara momentáneamente la tendencia de homicidios y el tamaño de la población joven, ocasionando que los jóvenes disminuyeran y los asesinatos aumentaran.

Esta anomalía se corrigió posteriormente y los homicidios cayeron a la par de la población joven, por lo que el estudio concluye que “para la mayor parte del periodo en cuestión existe una fuerte y positiva asociación entre la proporción de población joven entre los 15 y 29 años y la tasa de homicidios”.

La aseveración de que el efecto de la edad es solo observable en la ausencia de otros factores importantes que aumentan los niveles de homicidio aplica para México, donde esta correlación entre jóvenes y asesinatos no es tan clara como la de los casos anteriores, indica el estudio.

Violencia y ninis los e3stigmas de los jóvenes

En el documento de la UNODC también se aborda el caso de los jóvenes que no han tenido oportunidades para estudiar ni para trabajar, conocidos como ninis, y su relación con las tendencias de homicidios.

“Un estudio reciente sobre la población joven en México sin empleo y fuera del sistema educativo (…) encontró que un incremento en la población nini del 1 por ciento estaba acompañado de un aumento en la tasa de homicidio de 2.59 por ciento”, dice el estudio.

La UdeG ha enfatizado que la sociedad y los gobiernos deben de prestar atención a los jóvenes y a las oportunidades que se tienen que ofrecer para garantizar el acceso pleno a sus derechos

Agrega que “el factor clave parece ser la combinación entre una gran proporción de ninis, la falta de oportunidades de empleo y la presencia de estructuras del crimen organizado que buscan reclutar desde esta cohorte poblacional”.

Este hallazgo de la UNODC vuelve a ser vital para Jalisco, pues de acuerdo con el estudio citado de la UdeG, actualmente uno de cada cinco jaliscienses entre los 15 y 19 años enfrenta esa condición de no estar estudiando ni trabajando.

“Existe 19 por ciento de jóvenes sin acceso a la educación y al trabajo (en el 2015) que ha mostrado una tendencia creciente en los últimos cinco años”.

Por lo que la UdeG hace énfasis en la “necesidad de atención que la sociedad y los gobiernos deben prestar a los jóvenes y de las oportunidades que se tiene que ofrecer para garantizar el acceso pleno a sus derechos”.

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