El timón perdido del PAN
De cara a seis años más de gobierno de izquierda en la capital y de la popularidad en auge de Miguel Ángel Mancera como jefe de gobierno electo, el Partido Acción Nacional (PAN) no tiene un escenario alentador en el Distrito Federal.
Si a esto le sumamos la demoledora derrota en las pasadas elecciones que lo dejaron solamente con la delegación Benito Juárez, el panista está obligado a reinventarse para no morir.
Pese a todo y enfrascado en las pugnas de los grupos internos, el PANDF debe enfrentar la renovación de su dirigencia en el Distrito Federal.
Icela Lagunas
De cara a seis años más de gobierno de izquierda en la capital y de la popularidad en auge de Miguel Ángel Mancera como jefe de gobierno electo, el Partido Acción Nacional (PAN) no tiene un escenario alentador en el Distrito Federal.
Si a esto le sumamos la demoledora derrota en las pasadas elecciones que lo dejaron solamente con la delegación Benito Juárez, el panista está obligado a reinventarse para no morir.
Pese a todo y enfrascado en las pugnas de los grupos internos, el PANDF debe enfrentar la renovación de su dirigencia en el Distrito Federal.
Los albiazules no acaban de salir de la crisis. Ante la inminente renovación de la dirigencia, algunas expresiones se oponen al proceso al considerar que el Consejo General está dominado por los afines a la senadora Mariana Gómez del Campo y el único delegado en la capital, Jorge Romero Herrera, lo que inclinaría a favor el fiel de la balanza.
Dos grupos, dos corrientes al interior del PAN se disputan el poder: por un lado la polémica sobrina presidencial, Mariana Gómez del Campo; de la mano del delegado en Benito Juárez, Jorge Romero y por el otro, el ex dirigente capitalino, Obdulio Ávila, hoy subsecretario de Gobernación, y Carlos Gelista.
De este último grupo ha surgido el movimiento disidente “Panistas en Causa”, que abiertamente denuncia la alteración del padrón con falsos militantes a fin de manipular los procesos internos.
En medio de esta pugna, Mauricio Tabe Echartea, ex diputado en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), levanta la mano para dirigir el partido en la capital e iniciar la operación cicatriz dentro y fuera del PAN.
El ex legislador Tabe es claramente afín al delegado en Benito Juárez, Jorge Romero, y compite la dirigencia del PAN DF con el también ex diputado Rafael Medina Pederzini y Bernardo Lartigue Contreras, quien se desempeñó como asesor de Demetrio Sodi en la delegación Miguel Hidalgo.
El todavía dirigente del PANDF, Juan Dueñas, será el responsable de lanzar la convocatoria en medio las pugnas y ratificará en su momento a este triada.
Dicho proceso establece que 60 días a partir de que concluye el proceso electoral, la convocatoria deberá ser pública, plazo que estaría por cumplirse a partir del próximo lunes.
Con el estigma de “la peor elección de su historia”, los dos bloques panistas no logran ponerse de acuerdo respecto a cómo sacar adelante este proceso.
Mientras el nudo se desenreda, Mauricio Tabe habla de reactivar al PAN-DF y a toda su estructura de militantes tras el embate del pasado julio, donde el PRD ganó casi todo en la capital.
“Nos fue mal, el partido sufrió una derrota electoral importante, pero el PAN subsiste en la ciudad y más allá de prácticas clientelares. Una derrota no es el acabose del partido”, apunta.
El hasta ahora aspirante habla de apoyarse en los poderes reales del PAN en la capital: sus consejeros, los senadores, los diputados de la ALDF y el jefe delegacional en Benito Juárez para usarlos de motor del partido.
Destaca que el PAN debe abanderar los temas ciudadanos que no tienen voz y que el gobierno del Distrito Federal no está escuchando ni atendiendo de la ciudadanía.
Conciente del nivel de aceptación de Miguel Ángel Mancera Espinosa, el ex diputado habla de “darle el beneficio de la duda, pero no hay que perdonar errores”.
Y ya con miras a futuro, el ex legislador habla de darle vuelo a los candidatos futuros que aspiren a cargos públicos en la capital, a fin de llegar con hombres y mujeres fuertes, con posibilidades de hacerle frente a un PRD cada vez más voraz.
Como regla uno, puntualiza, el PAN y sus militantes deberán olvidar esa práctica antropófaga de comerse unos a otros.
Para muestra de que eso no funciona, basta recordar los resultados obtenidos en las elecciones. Hay que tener memoria.