El último desfile de Calderón
Minutos antes del tradicional desfile del 16 de septiembre, miles de habitantes de la Ciudad de México llegaban al Paseo de la Reforma, buscando un lugar cerca de donde pasaría el vasto contingente de las Fuerzas Armadas.
Predeterminado del sitio
Minutos antes del tradicional desfile del 16 de septiembre, miles de habitantes de la Ciudad de México llegaban al Paseo de la Reforma, buscando un lugar cerca de donde pasaría el vasto contingente de las Fuerzas Armadas.
Familias en bancos de plástico, sillas cerveceras y escaleras plegables, con gorras, paliacates, pelucas y sombreros adornados con motivos patrios, se resguardaban del sol mientras soldados rasos repartían botellas de agua. La etiqueta de los envases con líquido transparente llevaba impreso el logo de la Secretaría de la Defensa Nacional y la leyenda: “Plan DN-III-E”.
No era el único punto donde se hizo propaganda disfrazada de obsequio. Metros adelante, apostados a un costado de la glorieta del Ángel de la Independencia, policías federales entregaron un particular juguete a los niños que se les acercaron: unas patrullas de juguete.
Aplausos para militares
Cuando la gente tuvo enfrente a los 16 mil elementos castrenses y sus aparatosos vehículos militares, les aplaudieron emocionados.
Poco antes, al pie del Ángel, Felipe Calderón Hinojosa pronunció un discurso conmemorativo, con motivo del 202 Aniversario del Inicio de la Independencia de México.
Más allá de los yerros y aciertos, dijo el michoacano, siempre ha estado presente “en nuestra acción la apremiante consciencia de hacer y decidir lo que sea mejor para México”.
Así justificó la guerra contra el narcotráfico, aunque no la mencionó. Tampoco mencionó a los más de 70 mil muertos.
Ante representantes de los Poderes Legislativo y Judicial, miembros del gabinete legal y ampliado, e invitados especiales, el aún Presidente de la República destacó su obligación de honrar al legado de héroes nacionales:
“Es nuestro deber rendir cuentas a la Patria de lo que como generación hemos alcanzado”. Al final, serán las generaciones futuras las que sabrán “si estuvimos a la altura”.
Por lo pronto, algunos de esta generación se manifestaron en la Plaza de la Constitución.
Con mensajes en pancartas protestaron contra Calderón y los caídos de la guerra anticrimen: “Militares, defiendan al pueblo, no a un narcopresidente”; “No más sangre”, “¿Qué festejas, los miles de muertos de la guerra inútil de Calderón o la imposición de EPN?”; “¡Viva México! Pero sin monopolios, sin PRI, sin 80 mil muertos y sin políticos corruptos…”.
Este 16 de septiembre, el último que encabezó Felipe Calderón como presidente, mientras un sector repudiaba su campaña militar contra el narco y cientos de personas lanzaban loas a las Fuerzas Armadas, los portales de noticias informaban que 17 cadáveres habían sido encontrados en un tramo de la carretera Guadalajara-Morelia. Más muertos en pleno día de celebración patria.
El grito que no se vio en TV
A Felipe Calderón le llovió sobre mojado en su último Grito de Independencia la noche del sábado.
No tuvo que ver la torrencial lluvia que se precipitó sobre varios puntos de la capital.
Ocurrió que, pese al fuerte dispositivo de seguridad implementado para acceder a la Plaza de la Constitución y evitar manifestaciones sociales incómodas, éstas se materializaron.
El panista fue apuntado al rostro con rayos láser color verde cuando pronunciaba su escueto mensaje en el balcón del Palacio Nacional. Lo mismo les ocurrió a los invitados que lo acompañaron cuando salieron a observar los tradicionales fuegos artificiales.
“Lo están trolleando”, comentaron algunos televidentes que confirmaron que había prosperado la propuesta en redes de repudiar el grito calderonista.
En la transmisión de Televisa del evento, sin embargo, los gritos de repudio contra el Presidente no se escucharon. Un video que circula en internet muestra a un amplio grupo de jóvenes identificados con el #YoSoy132 que no pararon de gritarle “¡Asesino!, ¡asesino!” en el momento en que Calderón hacía honores a los héroes patrios.
La voz y el rostro de Calderón lo dijeron todo. Las rechiflas y mentadas de madre no cesaron.
Cuando se entonó el Himno Nacional, el grito de “¡Fraude, fraude!”, no se dejó de escuchar.
Al final del mismo otro grito lo reemplazó: “¡México, sin PRI!, ¡México, sin PRI!”
En el Canal de las Estrellas, sin embargo, nada de este grito alterno se vio ni se escuchó.