Demian nació siendo mujer.
Desde los tres años supo que dentro de él se bullía un hombre. La ropa, los juegos, los niños le empujaron al mundo de los varones.
Nunca a nadie le dijo nada… hasta los 17 años que entendió que estaba en un cuerpo al que no le pertenecía su preferencia sexual.
Fue entonces que decidió dejar de ser Ruth Angélica y convertirse en Demian sin saber el infierno burocrático en el que se estaba zambullendo.
A la fecha mantiene un litigio para que se le reconozca legalmente su derecho a la personalidad, pero ni siquiera la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Puebla ha querido atender la queja que presentó por su caso.
Él está seguro que no nació en un cuerpo equivocado.
“Solo es un cuerpo distinto al que desea tener”, asegura el chico.
Por eso lucha por matar toda huella de femineidad en su persona. Se oprime los pechos para verse masculino, el pelo lo tiene casi a rape, y no ha descartado la posibilidad de hacerse algunas cirugías, entre ellas la que le dotaría de un pene.
Pero más que luchar por cambiar su cuerpo, Demian aspira a cambiar a la sociedad. Está luchando contra el sistema patriarcal, binario, hombre-mujer, donde no se reconoce a la homosexualidad, el transgénero y el bisexualismo, como un tercer sexo. Lo que busca Demian es sentar un precedente.
Como Demian, de acuerdo a la agrupación Sociedad Transgénero México, existen en el país al menos 2 mil 170 personas que han iniciado un proceso legal para reclamar el cambio de identidad. De ellos, por lo menos 783 son personas que nacieron hombres y quieren que se les reconozca como mujeres. En tanto que otros 883 son personas que nacieron mujeres y buscan su identidad oficial como hombres.
Sin embargo, el marco jurídico en la mayoría de los estados es ambiguo.
Más allá del Distrito Federal, en ninguna entidad del país existen mecanismos oficiales para atender la demanda de la comunidad transgénero.
Por eso Demian ha tenido que acudir al amparo en una instancia federal para reclamar a un juez su derecho a ser la persona que desea.
Es cierto que a la fecha ha logrado que el Registro Civil de Puebla le otorgue un acta de nacimiento con su nueva identidad y que el Instituto Nacional Electoral (INE) también le haya expedido una credencial para votar, pero el gobierno federal, a través del Registro Nacional de Población, no ha aceptado dotarle de una CURP con su nuevo estatus, lo que le deja en estado de indefensión ante una serie de trámites que requiere realizar con los tres documentos alineados.
Demian Fernández Hernández acudió hace seis meses a la CEDH de Puebla, a fin de levantar una queja por la violación de sus garantías individuales, pero ni en esa dependencia han querido darle el debido seguimiento a su caso.
“Es un infierno el que estoy viviendo”, cuenta Demian con algo de tristeza.
“Es una cosa tan simple lo que estoy pidiendo, que no entiendo porque se me está negando. A nadie le afecta mi petición. Es cosa de una sola persona. Solo quiero que la autoridad reconozca que no soy mujer, sino un hombre que quiere ser feliz”.
Una niña infeliz
Demian no siempre ha sido Demian. Cuando nació le pusieron por nombre Ruth Angélica. La alegría que sus padres sintieron con su nacimiento poco a poco se fue desvaneciendo. Con apenas cinco años de edad, ya prefería vestir de pantalón y le gustaban los juegos rudos.
Creció siendo infeliz.
En el cuerpo de la niña de 10 años no cabía la razón de su gusto por las de su mismo sexo. Siempre buscó la compañía de los niños con quien se sentía identificada. Su propio padre alimentó el anhelo de ser niño: le regalaba pistolitas, carritos, helicópteros y eso le hacía soñar. Hasta que le llegó el amor. Allí comenzó el sufrimiento. Su segunda relación fue con una compañera de salón. Se enamoraron y las dos sufrieron.
Antes de esa relación Demian quiso retomar su papel de Ruth Angélica. Intentó enamorarse de un hombre, pero no le dio resultado. De hecho, su primera experiencia sexual fue con un hombre, pero fue tan desagradable, que a la fecha no recuerda ningún detalle. Su primera relación la destinó a una tumba en su memoria. Prefiere agarrarse del recuerdo del amor que vivió con su compañera de clases, que hoy está casada y tiene un hijo.
A la fecha, el amor no ha vuelto a tocar a su puerta. Ha tenido algunas relaciones, pero nada formal. Demian quiere tener la posibilidad de ofrecer algo a su pareja. Y el primer ofrecimiento serio que considera es su personalidad como hombre, lo que sería un paso importante para lograr el éxito.
Las puertas cerradas
Demian Fernández Hernández es periodista. Desde los 17 años de edad trabaja para diversos medios de comunicación. Pero su condición de transgénero le ha ocasionado algunas dificultades en las empresas editoriales para las que ha laborado, en donde nunca se quejaron de su trabajo reporteril, pero pudo más la transfobia.
Recientemente fundó la revista Reversible.MX, donde se cuentan historias de la diversidad sexual y es autor de la columna Azul y Buenas Noches.
Pese a su experiencia, Demian no ha podido colocarse en medios desde hace varios años. Tiene talento para escribir, así se lo han dicho, pero no lo aceptan en ningún medio. Las últimas contrataciones que tuvo fue cuando todavía no declaraba abiertamente su decisión de transitar de género.
Hoy se gana la vida trabajando como publirelacionista de un bar gay de Cholula.
El calvario burocrático
Demian espera que pronto se resuelva el amparo que presentó para que la autoridad le expida su CURP reconociéndole su condición de hombre.
La oficina central del Registro Civil de Puebla, lejos de intentar solucionar el reclamo, mejor declaró su caso como una “incidencia”, con lo que se ha bloqueado el sistema automáticamente provocando que su reclamo sea tomado como un intento de suplantación de identidad.
“El registro civil me ha criminalizado”, cuenta Demian, “porque lejos de ayudar a reconocer mi derecho a la libre personalidad, me ha dicho por escrito que estoy incurriendo en un delito federal, porque para ellos yo tengo dos personalidades, cosa que no es cierto. Yo estoy pidiendo dejar mi personalidad de mujer para ser legalmente un hombre”.
Con todo y eso, Demian espera pronto ser un hombre feliz. Quiere remontar rápidamente este año que ha sido de pérdidas para él. Recién acaba de perder a su perro Igor que vivió con él por 12 años y se ha enterado que Jorge, quien fue su última pareja, acaba de formar una familia y tiene un bebe de seis meses. Demian quiere que le reconozcan su derecho a ser hombre, porque simplemente quiere ser un hombre y nada más.