En busca de las vacunas
México enfrenta el desabasto de diferentes vacunas, como la de influenza, necesaria en tiempos de frío; en medio de esta pandemia, el mayor reto será la distribución y almacenamiento de la anhelada inyección contra el COVID-19, dos rubros en los que ya trabaja la administración federal
José Pablo Espíndola y Fernanda MuñozLas vacunas son un desarrollo científico de los que más vidas han salvado en la historia de la humanidad, ya que no sólo previenen enfermedades, también son necesarias para evitar y controlar pandemias como la que se está viviendo actualmente.
Cuando las personas deciden no vacunarse, se da pie a la posibilidad de brotes de enfermedades graves que ya se habían controlado, pero que pueden volver a poner en riesgo a la población, como el sarampión o la poliomielitis.
Si bien el sistema de vacunación del país ha sido calificado como efectivo, porque cerca del 90 por ciento de las vacunas que se administran se proporcionan sin costo directo para quien la recibe, la actual crisis sanitaria por COVID-19 ha impedido que las personas accedan a ellas, ya sea porque no acuden o el centro de salud no las tiene disponibles.
Durante su conferencia matutina del día de ayer, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo el jueves que espera que la vacuna de la farmacéutica Pfizer contra el COVID-19 comience a ser distribuida en el país en la segunda quincena de diciembre, una vez de que reciba la aprobación sanitaria.
La próxima semana, el gobierno anunciará el plan de distribución de la vacuna, que será universal y gratuita; la cobertura y disponibilidad de las dosis será uno de los grandes retos para el sector salud.
La señora Mitzi cuenta, en entrevista con Reporte Índigo, que han sido varias las vacunas que le han costado trabajo conseguir para su hija Megan, incluso, durante la Semana de Vacunación. Este año se tardó meses en encontrar la que sirve contra el sarampión, la rubéola y parotiditis (paperas), todas enfermedades contagiosas.“Me decían que no había, que no habían llegado, por ejemplo, fuí un día ya en la tardecita y me dijeron que ya se habían acabado. Estuve en varios centros de salud, fuí a la Unidad Médica Familiar 223, en Lerma; también al ISSSTE y al Hospital General Regional 251, de Metepec”, cuenta la madre de Megan, en entrevista telefónica desde el Estado de México.
Carmen Espinosa, infectóloga pediatra y coordinadora del Internado Médico y Pregrado del Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga, comenta que es de vital importancia recuperar las coberturas de vacunación.
Rocío, mamá de Sofía, cuenta que a su hija le faltaba una vacuna y casi a principios de la pandemia fueron al centro de salud más cercano a su casa a ponérsela, era el refuerzo de la Pentavalente, dosis que tardaron más de cuatro meses en conseguir.
Ahora, poderle poner a Sofía, una niña de 4 años y 9 meses, la vacuna contra la influenza también se ha convertido en todo un reto, ya que hasta el momento no la han podido conseguir en los servicios de salud públicos.
“Ahora que la jefa de Gobierno estuvo anunciando que iba a estar disponible la vacuna contra la influenza fuimos tres veces al Centro de Salud Tlalpexco, en la alcaldía Gustavo A. Madero, y nos dijeron que no había. La primera vez que fuimos nos informaron que se les había acabado y después que no les habían legado”, dice Rocío.
Como Sofía es derechohabiente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), sus padres la llevaron a la Unidad de Medicina Familiar 44 para ver si ahí le ponían la vacuna, pero la respuesta fue la misma: “No hay”
“Es un hecho que las coberturas han disminuido. Sin embargo y a diferencia del virus que causa la COVID-19, hoy en día tenemos las herramientas y el conocimiento para prevenir enfermedades como la poliomielitis, el sarampión y otras.
No hay para cuándo tener vacunas
E n la Unidad de Medicina Familiar 93 del IMSS, ubicada en Cerro Gordo, Ecatepec de Morelos, el señor Eduardo Arenas, de 61 años, llegó antes de las 11:00 horas para aplicarse la vacuna contra la influenza; sin embargo, el centro de salud no contaba con ella.
El plan del señor Eduardo era que, tras aplicarse la dosis, llegaría a su casa para avisarle a su esposa y ella pudiera ir el día siguiente. Ahora sus planes cambiaron. Según cuenta, ante esta situación buscará en otros lados la vacuna, ya que conoce a gente que trabaja en distintos hospitales y tal vez puedan ayudarle.
Considera que las autoridades mienten acerca del abasto: “Si no hay (vacunas) porque no hay dinero, pues que lo digan, pero no estar mintiendo y estar viviendo en un mundo rosa que no existe, que solamente existe en su cabeza”.
De acuerdo con Betsabé González, enfermera auxiliar de salud pública de la Unidad de Medicina Familiar 93 del IMSS, aún no les han informado cuándo llegarán más dosis para que la gente se proteja y desconoce la fecha en que arriben más a su centro de salud.
“La de influenza es nada más en temporada invernal, las demás casi por lo general hay todo el año. Ahora la que está más escasa es la de tuberculosis y la de tétanos”, añade.
El trabajo de que las vacunas puedan llegar a todos los centros de salud del país, aunque es deber de las autoridades correspondientes, también es un reto que deben afrontar y cumplir las empresas farmacéuticas, encargadas de la fabricación y distribución.
La doctora Alejandrina Malacara, especialista en Medicina Interna y directora médica de Sanofi Pasteur, comparte que una de las vías para mejorar este rendimiento es que exista una mayor comunicación.
En entrevista, detalla que lo que ayudaría mucho sería una planeación adecuada entre todos, una comunicación más clara, sobre todo en lo que respecta al proceso que llevan las vacunas, pues mientras la de influenza tarda aproximadamente seis meses en realizarse, otras tardan hasta 36 meses.
“Las vacunas durante todo este proceso tienen varios puntos donde se checa la calidad. Si hay algún problema, si hay un tema de calidad y no está en un nivel adecuado se desecha todo el lote y eso afecta a la gente que iba a recibir la vacuna (…) Siempre hay que cuidar esa información”, resalta la especialista.
Por otra parte, Alejandrina Malacara hace hincapié en que toda la familia, sobre todo los niños, no interrumpan su esquema de vacunación, ya que puede pasar que, por estar cuidando a los de coronavirus, se podrían descuidar otras enfermedades que ya se tenían controladas “y sería una crisis de salud pública aún mayor de la que ya tenemos ahorita”.