En México, dos castas dirigen el destino del país
Al hablar sobre “la casta mexicana”, el historiador Lorenzo Meyer es categórico: “La casta mexicana está compuesta por dos alas, la del dinero y la de los políticos”.
En entrevista con Reporte Índigo, el académico sostuvo que ambas caminan juntas y ambas deciden sobre el destino del país y sobre el de los ciudadanos.
Imelda García
Al hablar sobre “la casta mexicana”, el historiador Lorenzo Meyer es categórico: “La casta mexicana está compuesta por dos alas, la del dinero y la de los políticos”.
En entrevista con Reporte Índigo, el académico sostuvo que ambas caminan juntas y ambas deciden sobre el destino del país y sobre el de los ciudadanos.
“En México ya se formó una nueva oligarquía. Ahí están los Slim, los Azcárraga, los Larrea, esa es la oligarquía del poder económico; junto a ellos está otro grupo que se fue generando en la historia del PRI como partido del Estado que creímos que se había cerrado ese capítulo en el año 2000, pero no, ya volvió.
“Sigue ahí la continuidad de la historia, y ahí entonces aparecen los Manlio Fabios y todo lo que significa ese viejo PRI de regreso al poder”, expuso Meyer.
Para el investigador de El Colegio de México, la idea de casta tiene mucho que ver con acusaciones de corrupción y su forma “natural” de actuar como portadores del poder.
“Podría vérseles, en teoría, como a las noblezas, de que están en un puesto superior para servir. No. La casta es que están ahí para servirse ellos. Y lo de servir a la sociedad o a otros, es casi por accidente”, afirmó.
Una casta, explicó, se va reproduciendo a lo largo del tiempo en un círculo muy pequeño, mientras que la sociedad se va desarrollando a su alrededor, a merced de ellos.
Quienes llegan a formar parte de este grupo selecto por herencia, tienen una idea de que “merecen estar ahí”, apuntó Meyer, sin tener una verdadera consciencia de lo que significa
“No reconocen que están ahí no por sus méritos, sino por las ligas familiares, por los años que viene esa cadena ‘de profesionales’ –entre comillas- de la administración pública, y algunos de ellos se comportan francamente de una manera inaceptable”, indicó.
Como ejemplo, el historiador mencionó al exdirigente del PRI en el Distrito Federal, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, quien proviene de la familia que controlaba los basureros de la capital mexicana y cuyos familiares y amigos se encuentran en puestos de poder en el tricolor.
Otro caso, ejemplificó el catedrático, es el de Jorge Emilio Martínez, el llamado “Niño Verde”, quien heredó el partido político de su padre.
Meyer comentó que, para quienes forman parte de esta casta por herencia, es más fácil pensar “que así es el mundo” para dejar de prepararse y ver su pertenencia a ese grupo como algo natural.
“Unos nacieron para ser mandados y otros nacieron para mandar y así ha sido siempre. Pensándolo así se quitan de culpa de que ellos nacieron en ese nicho (…) ‘Yo nací aquí y la prole, los proles, así nacieron, ¿qué le vamos a hacer’”, expuso.
Para terminar con una casta, Lorenzo Meyer afirmó que la sociedad mexicana ha tenido que pasar por episodios violentos, como ocurrió en la Revolución Mexicana, donde se terminó con la casta porfiriana.
Los ciudadanos del México moderno, lamentó, perdimos una oportunidad en el año 2000.
“(La casta porfiriana) se fueron haciendo más comodinos, no luchaban por nada, hasta que llega un rompimiento violento. Esa es una posibilidad que no se puede deseñar; ojalá venga un rompimiento no violento.
“En más de un sentido, el 2000 pudo haber sido ese rompimiento (…) y quienes estaban encargados de llevar adelante este gran y complejo y problemático proyecto, simplemente no estuvieron a la altura y todo se vino abajo, y reactivó las partes antiguas, y ahí estamos, en una continuidad más que en una ruptura”, señaló.
Para echar abajo “la casta”, apuntó, se trató ya con una forma pacífica “que no dio para mucho”, y lo que se requiere es una fuerza política organizada, como lo es Morena –apenas naciente- o movimientos ciudadanos mayores como el encabezado por Javier Sicilia o las marchas registradas a raíz de la desaparición de los estudiantes normalistas.
“Hay intentos, hay muestras de que en la sociedad mexicana hay inconformidad y se generan estas energías políticas que salen por un momento, pero se cae por falta de organización, porque no se puede mantener ese momentum”, sentenció Meyer.