El apagón analógico llegó a Nuevo León el pasado 24 de septiembre, y con ello, cerca de un millón de personas –incluso en la zona metropolitana– se quedaron sin acceso a la señal de televisión abierta al no contar con aparatos con señal digital.
La Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT) contrató a Nielsen-IBOPE, empresa que se dedica a la investigación de audiencias de medios, la cual realizó una encuesta que reveló que en el estado hay 252 mil hogares, donde viven unas 924 mil personas, sin señal digital.
Esto representa el 21 por ciento de la población de todo el estado. En 2009, Estados Unidos retrasó seis meses el apagón analógico, después de que un estudio de IBOPE demostró que cerca de 7 por ciento de los hogares no tenían señal digital.
Acá no sucedió, a pesar de que la programación abierta de televisión se considera un servicio público.
Incluso el presidente del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), Gabriel Contreras, una semana después del cese de transmisiones en la ciudad informó que una encuesta realizada por este instituto arrojó que solo el 10.3 por ciento de los hogares no recibía señales digitales, es decir, 120 mil 795 casas.
El análisis que difundió IBOPE enfatizó que en Monterrey, una de las ciudades más importantes del país, las personas destinaban alrededor de 9.48 horas diarias en ver la televisión pública.
Con la llegada del apagón analógico a esta entidad, el promedio de horas invertidas por los habitantes bajó a 8.45 horas.
A pesar de que el Gobierno Federal –por medio de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT)– entregó en la zona metropolitana de Nuevo León aproximadamente 113 mil 119 televisiones digitales a familias de escasos recursos estos no fueron suficientes para cubrir a la población que requería este servicio.
Los datos de IBOPE México detallan que lo más preocupante de esta situación es que Monterrey es una ciudad en la que el tamaño del nivel socioeconómico con más bajos ingresos tiene la participación porcentual más baja respecto al total de hogares, en comparación con el resto del país.
“Es decir, en nivel de población con más bajos ingresos representa el 10 por ciento de los hogares, mientras que el promedio en todo el país es de 30 por ciento. Estas cifras demostrarían que si en la ciudad más rica del país hay cerca de un millón de afectados, en el resto del territorio nacional la población afectada sería mucho mayor”.