El PAN dice adiós a la Presidencia, Jalisco, Morelos, ciudad de Guanajuato, León, delegaciones Cuajimalpa y Miguel Hidalgo. Tercer lugar en casi todo lo competido.
Sin embargo antes de comenzar a reconstruír, Acción Nacional tendrá que volver a ser oposición.
El calderonismo deja como herencia los estragos de una guerra contra el narcotráfico con 60 mil muertos, los principales capos de todos los cárteles libres y una Policía Federal cuyos elementos se asesinan entre ellos.
El PAN ha quedado en ruinas este domingo 1 de julio. Nunca desde sus inicios en 1939, tuvo tanto poder como en estos dos últimos sexenios de gobierno, como tampoco un desastre comparable al presente.
Según prominentes panistas consultados el responsable de esto no es Josefina Vázquez Mota, sino Felipe Calderón.
Argumentan que en todas las democracias los presidentes apoyan a los candidatos de sus partidos, menos en México.
Es por eso que la hipótesis de la “alternancia pactada” entre Calderón y Peña Nieto cobra más vigor que nunca.
Los gobernadores panistas fallaron con todas las letras. Los aliancistas, engañaron al josefinismo. Prometieron, pero en sus viñedos ganó el PRI o el PRD.
El propio PAN no pudo con el paquete. No supo ni qué hacer para enfrentar lo que venía. Fue desorganizado. A Gustavo Madero le quedó grande el puesto.
Sin embargo, en el reacomodo post electoral de grupos, hay dos perdedores que paradójicamente también resultan ganadores: el calderonismo y los llamados “ultras”.
Ambas corrientes perdieron en los comicios. No obstante las listas de legisladores plurinominales están dominadas por ambos.
Para muchos el “josefinismo”, si es que lo hubo alguna vez como tal, habrá de desaparecer. La candidata presidencial no pudo colocar o imponer a sus fieles en el Congreso.
Gustavo Madero podría resistir la presión calderonista de irse, apoyado por la “Ultra”, que a la postre querrá imponer como presidente del PAN al único operador que ganó en su estado: Juan Manuel Oliva, quien hoy es su más rentable ficha.
Además no se tomó la “foto de derrota” en la noche del pasado domingo.
Si las facciones se pusieran de acuerdo para “bajar” a Madero cuanto antes, Oliva sería la opción de los “ultras”, y muy posiblemente Cordero, del calderonismo.
Sin embargo, como se trata de dos piezas muy asociadas a un grupo o a otro, tal vez no avanzarían las negociaciones.
Una tercera opción para presidir Acción NAcional sería el senador José González Morfín.
Es quizá el más institucional de todas las opciones.
En Jalisco no hay presencia real de calderonistas. El estado se lo quedan los ultras. Con sus mil divisiones, las de siempre, entre los que fueron con Fernando Guzmán, y los de Herbert Taylor.
En el “Siempre fiel” Guanajuato el PAN local queda a las órdenes de Oliva y Miguel Márquez.
En Morelos los panistas liberales, encabezados en parte por Adrián Rivera, seguirían juntos. Los ultras de Marco Adame están divididos, pero vigentes.
En Nuevo León, todo indicaría que el calderonismo, vía Cordero, tiene una tenaza a través del grupo de Fernando Larrazábal, hermano de un extraño vendedor de quesos
Pese a todo, ahí sí ganó Josefina. Como en Tamaulipas, Coahuila y Veracruz.
Se puede afirmar que el PAN ganó sólo en estados priístas.
Qiizá Se trata de voto de castigo al PRI, a “gobernantes” locales. Y es que en México no se premia, se castiga. Nadie gana. Unos pierden.
En resumen, los restos de este banquete azul de 12 años, serán pepenados por calderonistas, ultras, y oportunistas locales, que se acomodarán a la coyuntura con quien más les convenga.
Pareciera el fin de la “doctrina humanista”.
Hoy sólo reina ese pragmatismo que es una mancha voraz.