En el segundo debate presidencial los reflectores no estuvieron sobre las propuestas de los candidatos, la participación histórica de la ciudadanía o el novedoso formato tipo “Town Hall”, sino en los ataques e insultos que los abanderados de las tres coaliciones y el independiente se lanzaron entre ellos.
La agresiva actitud pareció un presagio de lo que sucedió en las calles afuera de la Universidad Autónoma de Baja California horas antes de que el ejercicio democrático iniciará.
En donde los seguidores de cada uno de los funcionarios públicos se enfrentaban unos a otros acusando a sus partidos rivales de corruptos, ladrones y mentirosos con canciones, consignas y pancartas.
Previo al inicio del debate, el consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, pidió de manera enfática a los participantes que dejaran de lado las agresiones y que se enfocaran en las propuestas, petición que poco tomaron en cuenta.
Tras la llegada de todos los candidatos a la Universidad Autónoma de Baja California las cosas se mantuvieron en calma, sólo para que a 10 minutos de que iniciara el evento, se disparara la alerta sísmica provocando que todos comenzaran el debate con incertidumbre y los nervios de punta.
El tema central del enfrentamiento entre José Antonio Meade, de la coalición Todos por México, Andrés Manuel López Obrador, representante de Morena, PES y PT; Ricardo Anaya de la alianza Por México al Frente y el candidato independiente Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco” fue México en el Mundo, el cual, a su vez, contó con tres subtemas: comercio exterior e inversión, seguridad fronteriza y combate al crimen transnacional; y derechos de los migrantes.
Cada uno de los bloques inició con una pregunta al azar de alguno de los 42 ciudadanos a quienes por primera vez se les incluyó en el debate para que éstos pudieran interactuar de forma directa con los candidatos.
Sin embargo, la intención fracasó, pues su participación se limitó a una pregunta sin réplica para que los moderadores se terminarán quedando con todo el protagonismo.
Los ataques no se hicieron esperar y el primero que aprovechó la ocasión fue Ricardo Anaya al cuestionar los niveles de inversión que AMLO dijo que consiguió cuando fue jefe de Gobierno, llamándolo mentiroso. Acusación a la que Obrador respondió de la misma manera.
Sin embargo, cuando Anaya se le acercó durante su participación, el fundador de Morena soltó: “Voy a cuidar mi cartera, porque se acercó mucho”.
Minutos después sacó uno de los libros de Anaya, y dijo que el libro en realidad se llama: “Las mentiras de Anaya”.
Después de eso el primer bloque continuó su curso. Pero la paz duró poco. Ahora fue el Bronco quien atacó acusando a Anaya de ser un cínico por tener a sus hijos y a su familia viviendo en Estados Unidos en lugar de en el país que quiere gobernar.
El resto de los ataques se decantaron entre tres adjetivos principalmente: demagogo, mentiroso y corrupto.
Incrementan ataques
Los ataques en la primera parte del debate escalaron hasta apodos, descalificaciones e insultos en el segundo y tercer tema.
El segundo bloque “seguridad fronteriza y combate al crimen trasnacional” tampoco estuvo libre de ataques ni agresiones entre los candidatos presidenciales, pese a que es uno de los temas principales por el contexto que se vive en el país y por el sitio donde se realizó el debate, a unos cuántos kilómetros de la frontera con Estados Unidos.
“La peor plaga es el ladrón de cuello blanco”, dijo el candidato morenista Andrés Manuel López Obrador al planteársele qué puede hacer con la inseguridad, luego de mencionar que la estrategia del gobierno y del PAN ha sido fallida y que la violencia no se puede resolver con violencia.
El aspirante de la coalición México al Frente, Ricardo Anaya, planteó combatir la corrupción y el limpiar la policía, atacar las causas y promover oportunidades para los jóvenes.
“Que Estados Unidos haga su parte, que evite el tráfico de armas como nosotros lo intentamos con las drogas”, dijo.
Mientras que el candidato independiente, Jaime Rodríguez “El Bronco”, insistió con su propuesta de amputación, pese a las críticas de ser una acción violatoria de los derechos humanos y ampliamente criticada.
“Hay que castigar a los que trabajan en las aduanas porque ahí está la corrupción y si es posible mocharles la mano”.
Por su parte, Meade acusó que pese a ser una secuestradora, Nestora Salgado fue nombrada por Morena como senadora plurinominal.
“AMLO, eso queda en tu conciencia”, sentenció.
Cuando se cuestionó el tema de la epidemia de adicción en Estados Unidos y en México por drogas, Meade replicó que la tendencia de López Obrador de señalar a los pobres como los causantes de la pobreza no tiene pies ni cabeza, mientras que Anaya fue más tajante y dijo “AMLO propone disparates”.
Otra de la acusaciones del candidato del tricolor hacia los candidatos de Morena y del PAN fue el lavado de dinero cuando dijo que ellos conocían bien el tema, también señaló que el único que tenía una vida limpia era él y le pidió al tres veces candidato a la presidencia que no lo metiera en la misma canasta que él.
El tema de los derechos de los migrantes fue aprovechado por los presidenciables, quienes aseguraron estar al tanto de las problemáticas e incluso contaron historias de las personas deportadas, pero las propuestas del apoyo a los migrantes, la cooperación con las iglesias, y darles educación y salud quedaron opacadas ante las descalificaciones e insultos entre ellos.
“El problema es que recibieron en Los Pinos a Trump”, recordó Ricardo Anaya. También acusó que Meade estudió en Estados Unidos pagado por el gobierno mexicano y dijo que el hijo de Andrés Manuel estudió en Europa. “Los dos son unos hipócritas”, declaró.
AMLO reviró y mostrando una imagen de la portada de la revista Proceso de este domingo.
“Hoy Proceso te anuncia por corrupto, Ricky Riquín Canallín”.
En su intervención, Jaime Rodríguez dijo que todos eran lo mismo y le pidió a Andrés Manuel darle un abrazo al abanderado del PRI y a que se comprometiera a donar los recursos que recibe su partido. Meade revivió el tema de que Andrés vive de su partido y que paga por un médico que no “lo tiene ni Obama”.
Por último, en sus intervenciones de cierre, los cuatro candidatos dijeron estar dispuestos a trabajar juntos para sacar al país adelante gane quien gane.
Algo que después de los constantes ataques y la falta de respeto entre ellos se ve difícil que los puedan cumplir.