‘Es urgente protegerlos’

La Iglesia apoyará siempre las políticas que van en dirección del respeto de la dignidad de la persona humana y de sus derechos fundamentales”.

Ese fue uno de los mensajes principales que ayer el secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, subrayó en el marco de su visita a Palacio Nacional.

El cardenal destacó los “principios inspiradores” de la reforma legislativa de 2011 porque, dijo, entre otros puntos, vela por los derechos del migrante.

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"La política es el arte de lo posible. Hagamos posible lo que parece imposible. Seamos ambiciosos al plantearnos los retos. No nos desanimemos por aquello que no son sino aparentes fracasos"
Pietro ParolinSecretario de Estado de la Santa Sede
Migración y Mundial

La Iglesia apoyará siempre las políticas que van en dirección del respeto de la dignidad de la persona humana y de sus derechos fundamentales”.

Ese fue uno de los mensajes principales que ayer el secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, subrayó en el marco de su visita a Palacio Nacional.

El cardenal destacó los “principios inspiradores” de la reforma legislativa de 2011 porque, dijo, entre otros puntos, vela por los derechos del migrante.

Reconociendo los esfuerzos que México realiza en la materia tanto en la política nacional como en la internacional, horas antes a su encuentro con el presidente Enrique Peña Nieto pronunció un enérgico discurso sobre el actual conflicto migratorio que se vive tanto en las fronteras de México como de Estados Unidos.

“La discriminación, el racismo, el trato vejatorio, las injusticias laborales, no son un buen negocio. Aquellas sociedades en las que los emigrantes legales no son acogidos abiertamente, sino que son tratados con prejuicios, como sujetos peligrosos o dañinos, demuestran ser muy débiles y poco preparadas para los retos de los decenios venideros”.

En la inauguración del Coloquio México-Santa Sede sobre Movilidad Humana y Desarrollo, el cardenal también destacó que el fenómeno de la migración no puede resolverse solo con medidas legislativas o adoptando políticas públicas por muy buenas que sean.

“Y mucho menos con las fuerzas de seguridad y del orden. La solución del problema migratorio pasa por una conversión cultural y social en profundidad que permita pasar de la cultura de la cerrazón a una cultura de la acogida y el encuentro”, subrayó.

En su discurso el cardenal se refirió a los 52 mil niños que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos que en fechas recientes reconoció están albergados en instalaciones del Departamento de Defensa.

“Su número crece cada día de modo exponencial. Tanto si viajan a causa de la pobreza, de la violencia o con la esperanza de unirse a los familiares que están al otro lado de la frontera, es urgente protegerlos y asistirlos”, exigió tras afirmar que al estar indefensos pueden ser víctimas de cualquier abuso o desgracia.

En tanto, Christophe Pierre, Nuncio Apostólico en México, consideró que al fenómeno migratorio se le sigue catalogando como una emergencia cuando en realidad se trata de un hecho que caracteriza y desafía a la sociedad actual.

“Es necesario que todos cambiemos la perspectiva hacia los inmigrantes y los refugiados, que pasemos de una perspectiva defensiva y de miedo, de desinterés y de marginación que en el fondo se corresponden con la cultura del descarte a una perspectiva basada en la cultura del encuentro; esta es la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno, un mundo mejor”, declaró Pierre en el evento organizado por la Cancillería.

La vocación del buen samaritano

Al filo de las dos de la tarde el secretario de Estado de la Santa Sede arribó al patio central de Palacio Nacional. Tras una breve ceremonia protocolaria ingresó al despacho presidencial, donde el Ejecutivo federal lo condecoró con la orden del Águila Azteca.

Posteriormente sostuvo un encuentro de trabajo en el Salón de Acuerdos en donde estuvieron presentes por parte de la delegación de la Santa Sede el nuncio Apostólico en México, Christophe Pierre y el cardenal Francisco Robles Ortega.

Representando la delegación mexicana asistieron el secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade, el embajador de México en la Santa Sede, Mariano Palacios Alcocer, y el jefe de la Oficina de la Presidencia, Aurelio Nuño Mayer.

En la comida de honor que ofreció la Presidencia al cardenal y su comitiva, Parolin extendió un agradecimiento del Papa Francisco a la Iglesia mexicana por todas las acciones que lleva a cabo por medio de sus diversos centros de ayuda y refugio en favor de los migrantes.

“El servicio que la Iglesia hace para responder a las necesidades de los migrantes es la continuación de la vocación del buen samaritano”

El presidente Peña Nieto agradeció a Parolin su participación en el coloquio sobre migración organizado por la Cancillería mexicana.

Se pronunció porque “rinda los frutos deseados y permita definir acciones políticas para… generar condiciones de bienestar para los migrantes”.

En este espacio de reflexión, indicó, se han puesto de relieve las responsabilidades que tienen los distintos gobiernos y la sociedad civil organizada “en este fenómeno cada vez más lastimoso para muchas familias de distintos países”.

Reconoció además la disposición de dialogar del Papa Francisco con su gobierno para abordar distintos temas “de lo que México viene haciendo para impulsar su desarrollo”. 

El Ejecutivo federal aprovechó para enviar, a través del cardenal Parolin, un saludo a Jorge Bergoglio: “que sepa que en México se le quiere, se le respeta y que ansía tener la visita de Su Santidad en la fecha que él determine”.

Y al secretario de Estado de la Santa Sede ofreció disposición para colaborar en temas comunes en aras de bienestar de la sociedad mexicana.

Migración y Mundial

Durante el coloquio México-Santa Sede sobre Movilidad Humana y Desarrollo el canciller José Antonio Meade se puso de ánimo mundialista.

Primero destacó que el Programa Frontera Sur que dio inicio la semana pasada en nuestro país busca lograr un equilibrio en el ordenamiento de los flujos migratorios y el reconocimiento a la movilidad natural de las comunidades fronterizas.

Y luego aseguró que el Mundial que concluyó el pasado domingo otorga una “oportunidad patente de reflexionar sobre la aportación de la migración”.

Echando mano de la estadística informó que más de 80 jugadores naturalizados participaron en el Mundial; más de 110 tenían más de una nacionalidad; por lo menos 65 jugadores de equipos europeos son parte de una alianza económica; solamente 7 de las 32 selecciones nacionales no tenían jugadores naturalizados; 1 de cada 10 jugadores defendió los colores de un país diferente al que nació.

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