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En 1994 cuando, tras una pelea en una cantina de la ciudad de Monterrey, un hombre cometió un asesinato a mano armada. Fue capturado.
Después de ingresar al penal del Topo Chico y ser condenado a 34 años por homicidio calificado, este hombre, Juan Carlos Puente, vivió una historia de dedicación para fugarse de su cárcel. Y lo logró.
Desde marzo es integrante del Programa Institución Abierta y asesora uno de los nuevos Centros Comunitarios de Aprendizaje de Renace, donde es maestro y al mismo tiempo estudia una ingeniería en desarrollo de software.
Juan Carlos Puente ingresó al penal del Topo Chico a la edad de 33 años y el mismo año de su llegada se topó con una convocatoria para convertirse en asesor de otros reos y fomentar el estudio.
“Cuando uno ingresas al Penal, uno se dice: ‘¿Pos qué voy a hacer?’, verdad, digo, no soy bueno para hacer artesanías, no soy bueno para hacer cuadros, pero sí me gusta estudiar.
“A partir de ahí empecé a ir a la biblioteca y surgió un aviso donde se solicitaba gente que quisiera ser asesor, fui a hacer una evaluació e inmediatamente me llamaron para el puesto”, recuerda el profesor acerca de su llegada a la prisión.
La buena conducta, disposición, conocimientos, ganas de insertarse en la sociedad y ayudar a otras personas en su misma situación, le valieron al maestro Juan Carlos avanzar rápidamente en el programa de Institución Abierta.
El programa le permite a “El Profe” Juan Carlos regresar un día a la semana a dormir a la institución penitenciaria y eventualmente, mientras el continúe con su evolución de reintegración, dejará de acudir.
Institución Renace tiene el programa de psicología y reinserción para prisioneros y abrió tres centros comunitarios de aprendizaje.
Dos de ellos en penales para los reos y uno más en las oficinas de Barrio Antiguo para seguir con la reinserción después de la liberación.
Y es ahí precisamente donde el maestro impartirá cursos, desde primaria y secundaria, hasta asesorías para los exámenes de admisión a preparatoria.
“El Profe” Juan Carlos lleva 19 años cumplidos de condena y señala que en su experiencia como educador él es quien más aprende de la gente.
“Uno a veces cree que enseña, pero con las situaciones y las preguntas que me hace la gente, me doy cuenta que yo soy quien más aprendo de ellos”, reconoce.
En el Centro Comunitario que está ubicado en Renace en Barrio Antiguo, el maestro tendrá alumnos desde 15 hasta 65 años.
Juan Carlos se percibe a sí mismo como una persona que piensa mejor las cosas, más paciente, tolerante y comprensivo, aunque admite se volvió un poco desconfiado.
El maestro que cursa la ingeniería de desarrollo de softweare en línea, también tiene un taller de reparación de computadoras.
Sin duda, Juan Carlos, es un claro ejemplo de que las ganas de salir adelante, combinado con programas de reinserción, conduce a una reincorporación a la sociedad de manera satisfactoria.
Todo también, gracias a las ganas de salir adelante y un oficio.
Los cursos de Renace se imparten en alianza con el Tecnológico de Monterrey y la Secretaría de Seguridad Pública.
Son avalados por el Tec y la gente egresada del programa contará con un diploma que constatará que el alumno cuenta con los conocimientos y destrezas necesarias para desarrollarse en la materia.
Renace se encuentra en la primer etapa de implementación de estos Centros Comunitarios de Aprendizaje, que están abiertos a donativos, ya sea en especie con computadoras, o con apoyo económico para que el acceso de esta herramienta llegue a todos los beneficiarios.
El maestro Juan Carlos, quien tiene una especial habilidad para las matemáticas, se muestra hoy regenerado, es un hombre tranquilo, paciente y con una sensibilidad humana que lo insta a seguir apoyando a gente que está, o estuvo, en su misma situación.
“El Profe” explica que independientemente de su pequeño negocio de reparación de computadoras, su meta personal es seguir enseñando a través de Renace a personas que de otro modo habrían perdido una nueva oportunidad de vida.
El caso del profesor Juan Carlos, en particular, engloba y resalta todos los objetivos este programa en las cárceles de Nuevo León.
¿Qué dice la ley?
Artículo 9.- Sólo podrán ingresar a una Institución Abierta los sentenciados no reincidentes, cuyos estudios de personalidad arrojen un grado de peligrosidad mínima, con un trabajo donde podrán iniciar a laborar en cuanto sean trasladados a la Institución Abierta, con salud mental y física óptimas, sin problemas victimológicos, y sin adeudos en lo que se refiere a reparación del daño, así como arraigo familiar en la entidad, además que no se encuentren en los supuestos establecidos por el artículo 44 de la Ley que Regula la Ejecución de Sanciones Penales.