Luisa recuerda el día que huyó de casa por la violencia. “O mataba a mis niñas o me mataba a mí. En una ocasión me dijo híncate, me puso la pistola en la cabeza pero se encasquilló y no salió la bala. Agarré a mis hijas y salí corriendo para ponernos a salvo”, relata la mujer, quien pidió modificar su nombre por temor.
El agresor de Luisa era su propio esposo.
Este es el escenario de violencia en el que ella y sus pequeñas hijas vivían de manera frecuente. Las menores, al igual que su madre, han tenido que recibir ayuda emocional y psiquiátrica.
“Fueron varios eventos de violencia los que viví”, expresa la mujer en entrevista.
Las cifras son alarmantes. El año pasado, tan solo en la organización civil Red Nacional de Refugios (RNR), fueron atendidas un promedio de 20 mil mujeres víctimas de maltrato físico y emocional junto con sus pequeños hijos, informó su titular Wendy Figueroa.
De acuerdo con datos del Sistema de Indicadores de Impacto en Línea para la Gestión de la RNR, 60 por ciento de los que ingresan a estos lugares son menores de edad. De ellos el 55 por ciento sufrieron violencia física, 67 por ciento psicológica, 15 por ciento sexual y el 68 por ciento económica.
Durante el 2019 se brindó atención médica a 31 mil 322 niñas que, junto con sus madres, fueron víctimas de violencia.
En ese mismo año, además se ofrecieron 22 mil 029 atenciones y capacitaciones educativas, que incluyen alfabetización, talleres infantiles, servicios educativos y atención pedagógica especializada, entre otras.
La RNR está conformada por 72 espacios distribuidos en 22 entidades del país, en los que se brinda acompañamiento integral y gratuito a mujeres víctimas de violencia
Pese al esfuerzo de redes como esta, la ayuda para contener los índices de violencia que las afectan son insuficientes.
Uno de los mayores desafíos que enfrentan asociaciones como la RNR es que el año pasado el Gobierno federal contempló retirarles 346 millones de pesos subsidiados para sus actividades mediante el Presupuesto de Egresos de la Federación como parte de un compromiso del presidente Andrés Manuel López Obrador de no entregar recursos a organizaciones de la sociedad civil.
Aunque a mediados de 2019 se distribuyeron recursos para estos refugios, la cantidad fue menor y no pudieron brindar el mismo número de atenciones.
Las otras manifestaciones de la violencia
Violentar el patrimonio de las mujeres es otra de las agresiones a las que se enfrentan constantemente.
Se presenta de manera más radical cuando el que agrede destruye bienes de la otra persona o de propiedad compartida, oculta documentos, retiene objetos o dispone de sus pertenencias sin consentimiento.
Este tipo de conductas se asocia a la violencia psicológica en la que la víctima recibe maltratos y humillaciones.
Verónica, quien pidió no se mencione su nombre real, es una mujer trabajadora de limpieza que narra la pesadilla que vivió con su esposo durante muchos años.
“Antes trabajaba en una lonchería y él me decía muchas groserías, insultos; que yo andaba de puta. Yo duré tres años ahí y me salí de ese trabajo, porque la verdad yo ya me sentía mal”, relata.
Al respecto, la psicóloga Nadia Serrano, afirma que estas conductas agresivas pueden llevar a las víctimas a un estado de depresión y ansiedad que derivan en circunstancias mucho más graves.
“Uno de los principios fundamentales del desarrollo de las personas es la autonomía económica, entonces una persona que no tiene libre acceso a su economía puede empezar a tener conflictos o puede caer en una depresión o en un estado de ansiedad”.
Al respecto, diputadas federales admiten que ante este tipo de violencia además de impulsar cambios en los valores familiares antimachistas, pueden crearse o modificarse leyes para atender este grave problema que sufren las mujeres en el ámbito laboral.
La legisladora Erika Sánchez señala que la brecha salarial es también una forma de violencia económica muy común en México, por lo que recientemente presentó ante el Pleno de la Cámara de Diputados una iniciativa para la creación de una Fiscalía Especializada para atender todo tipo de agresiones contra las mujeres.
“La violencia económica que más se vive en México es en el espacio laboral, de acuerdo con estudios recientes las mujeres perciben un 34 por ciento menos de salario que los hombres. En pleno 2020 seguimos viendo que existen obstáculos que impiden a las mujeres cerrar esa brecha salarial”, comenta la diputada del PRI.
Por su parte, Annia Gómez, legisladora del PAN, propuso crear a nivel federal un padrón de deudores de pensiones, una especie de buró de crédito para obligar a los hombres a brindar los recursos para manutención que les corresponde.
Las afectaciones al patrimonio de las mujeres se dan cuando el agresor destruye sus bienes, oculta documentos o retiene objetos sin consentimiento
“Hoy en México para que las mujeres puedan tener el mismo salario que los hombres tendrían que trabajar 35 días más al año. Te quito pensión, te quito la casa, aunque hayan estado casados por bienes mancomunados, no te doy pensión para los hijos y eso es violencia económica contra las mujeres y por ende contra los hijos si es que los hay”, explica.