Escocia 29, el edificio desaparecido

Minutos antes de que se comenzara a escuchar el simulacro en la Ciudad de México, sólo una señora fue la que acudió al que antes era el edificio 29, en Parque San Andrés

En Escocia 29, Parque San Andrés, Coyoacán, las personas dejaron parte de su vida. Este miércoles, sólo un ramo de flores y una veladora llenaron de color las tablas amarillas que servían como protección al terreno ahora vacío.

Tres torres eran las que conformaban el edificio. El 19 de septiembre pasado, la torre 2 fue la que más consecuencias tuvo, pues gracias a imágenes compartidas en internet se pudo ver que cayó arriba de un automóvil, el cual quedó destruido.

A partir de febrero, cada torre fue desalojada del lugar con ayuda de maquinaria pesada. La evacuación de cada tardó aproximadamente un mes.

Antes del 19S, Graciela Eugenia Alvadeño, originaria de Veracruz, acudió diariamente al edificio por 36 años. Graciela, conocida por todos los vecinos como “Maru”, atendía un salón de belleza ubicado en la plata baja del edificio. Cuando el sismo de 7.1 sacudió la Ciudad, “Maru” se quedó sin el lugar que había cuidado por tantos años.

Comenta que justo un día antes de que se cumpliera un año del 19S, un grupo de topógrafos acudieron al lugar para terminar la mecánica del suelo, una de las actividades que han sido informadas a través de las juntas que, asegura la señora “Maru” acude el 80 por ciento de los vecinos, y la cuales se dan tres veces al mes.

“Maru” admite que los vecinos decidieron no acudir al que antes era su hogar, a un año del sismo, porque trabajan, viven lejos, o simplemente decidieron no hacerlo.

Simulacro: con puño en alto

Minutos antes de que se comenzara a escuchar el simulacro en la Ciudad de México, sólo una señora fue la que acudió al que antes era el edificio 29, en Parque San Andrés.

Antes de dejar el pequeño ramo de flores color vino, la mujer le cuestionó a la dueña de la estética el por qué no decidieron hacer una misa. “No, no se hará nada”, le respondió.

A las 13:14 horas, la alerta sonó. La mujer de las flores, parada frente al que antes era el condominio de 48 departamentos, no pudo disimular su llanto entre el audio de “alerta sísmica”, y sólo mantuvo su brazo derecho levantado hacia el cielo.

Sólo un par de vecinos fueron los que salieron de sus casas tras la alerta, y sólo la mitad decidió alzar su puño, para acompañar a la mujer frente suyo.

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