El Servicio Sismológico Nacional (SSN) emitió el reporte especial del sismo hipotético por el cual se realizó el megasimulacro 2019 en la Ciudad de México y otras regiones del país.
El SSN refirió que en hipótesis, el sismo tuvo su epicentro en la región del Pacífico mexicano, entre Oaxaca y Guerrero a las 10 de la mañana y tuvo una magnitud de 8.6.
Este sismo se habría sido sentido en gran parte de la zona sur y centro de la República Mexicana incluida la Ciudad de México. Fuertemente sentido en los estados de Oaxaca y Guerrero, y zonas aledañas a estos estados.
Este evento sería un sismo interplaca, originado en el contacto convergente entre la placa de Cocos y la placa de Norteamérica. En este contacto, la placa de Cocos se mete debajo de placa de Norteamérica en un proceso que se conoce como subducción.
El SSN especificó que Oaxaca y Guerrero son dos de los estados con mayor sismicidad en la República Mexicana, cada pues uno de ellos registra aproximadamente el 25% de los sismos del país.
El origen de esta sismicidad se debe al contacto convergente entre dos importantes placas tectónicas en donde la placa de Cocos subduce bajo la placa de Norteamérica.
La interacción entre estas dos placas tiene lugar en la costa del Pacífico desde Chiapas hasta Jalisco.
En la historia escrita de nuestro país, existen registros de un sismo interplaca ocurrido el 28 de marzo de 1787.
Éste tuvo lugar en las costas de Oaxaca y sur de Guerrero. Diferentes autores han asignados magnitudes que van entre 8.4 y 8.6, lo que lo ubica como el sismo más grande del que tengamos conocimiento en nuestro país.
El miércoles 28 de marzo de 1787, a las once de la mañana, tuvo lugar ese temblor llamado de San Sixto, en recuerdo al santo católico celebrado ese día.
Percibido en toda la Nueva España, las crónicas dicen que se percibió con una duración cercana a los 7 minutos.
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