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Más que un día para celebrar es una fecha para reflexionar el rol de la mujer, al menos eso es lo que opina Eugenia León, quien se cuestiona cómo es que ha cambiado el rol aun en la era moderna y siente que se le ha dejado de prestar la atención necesaria a la lucha de género.
La ganadora del Festival OTI de 1985 se sincera al hablar del Día Internacional de la Mujer, y expresa que hoy en día tiene un significado mayor ya que se ha buscado lograr un equilibrio en la sociedad y entre los géneros masculino y femenino.
Sin embargo, la intérprete apunta que se debe recordar que a la mujer se le ha subyugado y relegado a ser un objeto que debe cumplir en las tareas del hogar sin derecho a réplica.
“La mujer pasó de ser parte de un equipo a ser una empleada sin sueldo, a convertirse en un adorno, un trofeo para algunos o una sirvienta para otros, un personaje que empieza a perder su capacidad de aprecio en la sociedad mientras más mayor se hace”, aclara.
León aprovechó la oportunidad para recordar que en otras latitudes del globo a las mujeres no se les da un derecho propiamente de personas y se les sigue vejando de maneras infrahumanas.
“También es la conmemoración de las miles de víctimas que ha habido y siguen habiendo desgraciadamente en el mundo. Niñas que son mutiladas para que no tengan placer sexual, en la India mujeres deformadas por los ácidos en el rostro o violadas multitudinariamente, los feminicidios que no han sido ni serán resueltos tristemente en nuestro país y no me refiero solamente en Ciudad Juárez, el Estado de México y muchos lugares en donde la mujer está en constante peligro”, comenta.
Entre lágrimas y humillaciones
La artista se muestra honesta al declarar que para ella la discriminación femenina vino inclusive desde su nicho familiar, hecho que le marcó profundamente en su vida.
“Desde que yo nací, pues en mi casa como ya habían nacido un hombre y luego dos mujeres y yo fui la tercera, mi papá se enojó muchísimo y no quiso saber de mí en tres meses”, devela en entrevista para Reporte Indigo.
Fue hasta que la pequeña Eugenia sufrió un cuadro de tosferina que recibió el reconocimiento paterno, pero esa solo sería la primer traba en un México dominado por el machismo y la misoginia para poder avanzar en su carrera melódica.
“Incluso en una etapa con los propios músicos era de ‘la tontita es la que canta’, o sea la que no sabe, la ignorante, la que canta es como el coro de nuestro grupo, cuando tú eres la líder de tu grupo porque tú eres la cantante y tú convocas a un grupo de músicos que te acompañan y bueno ahora las cosas han cambiado”, recuerda.
Ganar el primer lugar de la OTI no le abrió las puertas a las anchas en México a León, eso solo sirvió para evidenciar su condición de mestiza y ser juzgada por su piel morena ante los reflectores del espectáculo.
“Cuando ganamos nos volvimos los enemigos sin saber de quién, de mucha gente que me aventaba periodicazos burlándose de mi color de piel, de mi falta de glamour, de recibir insultos en el aeropuerto por mi físico (…) en la televisión comercial en ese tiempo pues salí con muchas lágrimas por las humillaciones ya no de ser mujer sino por el color que yo tenía”, dice León.
Sí a una presidenta
México ya se tardó para tener a una mujer al mando del país, al menos eso es lo que piensa Eugenia León, pero para ella la opción no recae en las presidenciables de los partidos de siempre, ella apunta hacia otro tipo de mujeres para llegar al poder.
“No estoy pensando en quienes ustedes están pensando, en quien estamos pensando que ahorita se quiere lanzar como candidata a la presidencia, no. Una cosa es que seas agradable, buena persona, pero otra cosa son los intereses que están detrás de cada candidato. Aquí tenemos mujeres muy brillantes, inteligentes, que saben de leyes, que saben las necesidades cotidianas de la sociedad”, argumenta.
La mexicana reclama que ya basta con el “Yo no soy la señora de la casa”, se necesita a una o un ejecutivo nacional que no esté divorciado de la vida cotidiana del país.
“Si no queremos estar con ningún partido tenemos todo el derecho de actuar como ciudadanos de a pie y de incluso proponer a alguien, a un candidato de verdad con una calidad moral, ética y preparación, para que sea nuestro representante en el gobierno, no que nos gobierne y que si no nos parece lo quitemos”, declara.
El lado B de ser mamá
Al tener un hijo siempre se dice que es el milagro de la vida, las madres se desviven en halagos hacia los nacidos de su vientre, vanagloriando y anteponiendo el rol de mamá como lo mejor de ser mujer, pero al cuestionar a Eugenia León de cuál es ese lado oscuro de ser mamá, ella confiesa sin remordimientos.
“Son dos cosas, la paciencia. No solamente darles de comer a los hijos y tenerles la ropa limpia, la paciencia para entender a cada hijo que son distintos cada uno, son personalidades diferentes, darles su tiempo, escucharlos, ser amiga de ellos”, profundiza.
León argumenta que si solo se es mamá sin amistad, se recae en un totalitarismo.
“Ser amigas mientras mantengamos un respeto mutuo. Y el otro, el terrible, el desconocido, el miedo a perderlos. Yo siempre le he dicho a mi hijo, ‘el día que yo te perdiera, que te pasara algo horrible, yo no sé si pudiera sobrevivir sin ti’”, argumenta con palabras entre cortadas.
Sobreviviente a la vida
Padece de fibromialgia, su expareja sentimental Fernando Toussaint falleció recientemente y su hijo de 19 años está por partir del terruño hogareño. A sus 60 años de edad, Eugenia León considera que sobrevivir es su más grande logro personal.
“Y sobrevivirme primero a mí, porque yo también tengo lo mío y he sido una persona con muchas problemáticas emocionales, que de repente me costaba mucho trabajo entender, tanto el fracaso como el éxito. No sabía gestionar mi carrera con la mente fría”.
Eugenia la feminista
Fuera de cómo actualmente se ha desvirtuado la ideología del feminismo, León se considera parte del movimiento para defender el lugar de la mujer ante la sociedad patriarcal.
“El feminismo se fundó en base a pedir equidad, igualdad, el lugar que le corresponde a la mujer como parte también fundamental de la sociedad, de que las ideas de una mujer también valen la pena para crear macroproyectos, no es nada más para aconsejar al hombre o el poder detrás del hombre”.